Hace un tiempo

Fue el Día Mundial de la Fotografía y no puedo dejar de agradecer a Joseph Nicéphore Niépce, el científico francés que creó el primer proceso fotográfico exitoso que se conoce, por haberme permitido ver el mundo con ojos de retratista, que captura un rincón del universo y desde su particularidad lo expone.

Cuándo él nació era otro mundo. Piensen en la cantidad de horas que le dedicaba el artista plástico a retratar a una persona. Cuando la fotografía llegó, no solo modificó la forma de ver, sino que también aportó en distintas disciplinas una sola:

-En Matemáticas, con la distancia focal.

-En Lengua, en el poder de la observación y en la hermosa capacidad de transmitir en imágenes.

-En Química, a la hora de revelar.

-En Física, a la hora de mover el cuerpo para obtener la misma.

La imagen plasmada en un tipo de papel fue sin lugar a dudas una de las formas de observarse; la fotografía nos da eso elemental de congelar el tiempo en una imagen. Por demás, es una de las disciplinas más completas. A la misma le costó mucho que la consideren parte del ámbito artístico. Los más reconocidos fueron los fotoreporteros, quienes le permitían al mundo ver los conflictos bélicos cuando ni se pensaba en un teléfono como medio de comunicación masiva. Como galardones también recibían críticas y el poder de transmitir la verdad en una imagen fue progresando.

La existencia de la misma fue un gran cambio para la sociedad entera. En épocas de grandes migraciones, familias enteras se conocían a través de la fotografía.

Nacieron las fotopostales, las y los fotógrafos iban puerta por puerta y ofrecían sus servicios al niño recién nacido; muchos de nosotros podemos tener esta composición hecha cuadro en la casa de algún familiar.

Como en cada festival o en vacaciones familiares eran infaltables las imágenes posadas en la rambla de Mar del Plata, o posando con algún niño arriba de un burro o un caballo de raza. Todo se transmitía a través de la fotografía, todo estaba plasmado en una imagen, era una de las formas infalibles de comunicar y lo sigue siendo.

Hechos históricos, momentos inolvidables o para olvidar, la disciplina nos brindó, a lo largo de la historia, una sensación llamada lealtad, la verdad reflejada, el arte manifestado y la magia de lo vivido.