Aunque ganes o pierdas

Hace 92 años se disputaba el primer Superclásico de la era profesional. Boca y River empataban 1-1. Un hecho que se repitió, hasta el momento, 259 veces y donde Boca ganó 91 encuentros, River 85 e igualaron 83 veces.

Ese encuentro fue por la primera ronda del Campeonato Argentino de Football y los enfrentaba ya como profesionales luego de 15 choques en el amateurismo.

La primera vez fue para el “Millonario”. Corría el año 1913. Ese cotejo fue significativo porque se trataba de la máxima rivalidad en la Primera División Argentina. River Plate ganó ese partido por 2 a 1 grabando la primera victoria en el primer Boca-River en la máxima categoría.

Sin ser ancho, Carlos Peucelle adelantó a los de Núñez. Pero a los 27 minutos, el árbitro Enrique Escola señaló hacia el punto penal en una historia que luego se repetiría incontablemente para los rivales. Hubo quejas de los jugadores de River, pero el fallo para Boca era definitorio. Y no había VAR. Sin embargo, el arquero Jorge Irribarren contuvo el remate, el público se empezaba a levantar para celebrar el atajadón, pero Francisco Varallo aprovechó el rebote. Sellaba el empate.

Pero la cosa siguió.

Enojados por la igualdad transitoria de los "auriazules", y lo que creían un fallo injusto, los jugadores de blanco y rojo siguieron discutiendo. Esta vez consideraron que el delantero “xeneize” le hizo falta al portero en el momento del gol. Y seguía.

Camilo Bonelli, Pedro Lago y José Belvidares vieron la roja por sus enérgicos reclamos. El horno no estaba para bollos dentro del césped. En un acto de rebeldía, los tres deportistas se negaron a abandonar el campo de juego. El árbitro se retiró al vestuario y suspendió el partido. Sostuvo que había sido golpeado por estos jugadores.

El Superclásico tendrá una nueva edición en la fecha 7 de la Copa de la Liga. Ayer se conoció que será el domingo 1° de octubre a las 14. Bien temprano. La fecha se modificó por las elecciones generales en Argentina. Todo bien organizado…

El fútbol mueve pasiones, pero los hinchas tampoco son los que corren detrás de la pelota, deseando que el balón se cole detrás del arquero y bese la red. Por más que sea ante el clásico rival.

Aunque ganes o pierdas, no me importa…