SAN LUIS - Miércoles 15 de Mayo de 2024

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Primer empleo: Katerinne empezó su práctica laboral en una veterinaria

La joven con discapacidad trabajará seis meses en el local. Pronto ayudará en los baños de mascotas.

Por redacción
| 25 de septiembre de 2023
Sueño cumplido. Katerinne contó que deseaba trabajar con los animales. Foto: Fer Miranda.

Desde hace dos semanas, una joven con discapacidad se mueve entre los pasillos y las estanterías de una veterinaria del centro de Villa Mercedes, les saca brillo a los productos y recibe con amabilidad y una sonrisa a los clientes que llegan. Katerinne Álvarez, una de las concurrentes de la fundación Valduvieco, comenzó una práctica en el negocio para hacer por primera vez algo que siempre soñó, pero que hasta el momento no había podido lograr: trabajar para ganar su propio dinero.

 

La chica de 28 años se incorporó a la sucursal que El Guadal tiene sobre la calle Balcarce para adquirir experiencia en diferentes tareas, de forma paulatina. "Desde que entré, empecé a acomodar las cosas, a embolsar los alimentos, también a limpiar la vidriera y sacar tierra", contó y dijo que ya está preparada para el siguiente paso: contribuir con el baño y los cortes de pelo de mascotas. "A lo único que le tengo miedo es a los perros grandes", reconoció.

 

Su llegada fue posible gracias a un trabajo silencioso, muchas veces agotador y muy burocrático, pero constante, que hace la dirección de la fundación, que se encarga de promover diferentes normativas que están vigentes en el país y que muchas veces no se conocen. En este caso fue a través de programas del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, que posibilitan entrenamientos laborales para personas con discapacidad. "Tiene un período máximo de seis meses y está estipulado que sean veinte horas semanales. El beneficiario cobra un ingreso y el comercio hace o no un aporte de acuerdo a su tamaño y su cantidad de empleados", explicó Alina Arrascaeta, la directora de la institución.

 

Su rol, por lo tanto, es clave para conocer las inquietudes de los chicos y las chicas que asisten a Valduvieco y sus deseos de acceder al derecho a tener un empleo. "Nosotros realizamos una planificación centrada en la persona, por eso vamos viendo sus intereses, sus capacidades y potencialidades. Y a la vez, tratamos de encontrar lugares en la ciudad que estén dispuestos a recibirlos", detalló.

 

Además de haber logrado hacer la conexión con la veterinaria y con un supermercado, donde el año pasado otro joven hizo su práctica, cuentan con un registro de comercios e instituciones interesadas en abrir las puertas a un integrante con discapacidad.

 

"Fuimos incentivados por la fundación y por Alina, quien nos presentó esta posibilidad. Y aunque en cualquier lugar se puede incluir, creemos que acá, donde es tan importante el contacto con los animales, es un espacio ideal para Kati", describió Victoria González, una de las propietarias de El Guadal.

 

La profesional contó que su idea es concretar esta primera experiencia en el local del centro y después, incorporar a una persona también en la clínica que tienen en la avenida Mitre, donde requieren alguien que los ayude a cuidar y acompañar a las mascotas en recuperación. "Siempre son bienvenidas más manos, pero además no es solo por lo que ella pueda aprender acá, sino por lo que nosotros podemos mejorar al tenerla con nosotros", agregó.

 

Johana Antuña, quien trabaja en el comercio, es quien tuvo la misión de recibir a Álvarez y guiarla en sus primeros días. "Cuando me dijeron que venía una compañera nueva, me daba un poco de nervios. Pero nos fue mucho mejor de lo que pensaba. No hace falta mucho apoyo, porque sola se desempeña muy bien: lo que le pedís lo hace y lo que le enseñás lo aprende rapidísimo. Charlamos, saluda a la gente, acomoda y limpia; para mí, es de mucha ayuda", valoró.

 

Katerinne dijo que siempre sintió “en su corazón” el deseo de contar con un empleo, sobre todo que implique estar cerca de animales. “Yo tengo tres perros en mi casa, un loro, un gallo y también tengo otra perra de mi vecina que va a mi casa. A mí me gusta trabajar y quiero tener mi plata, para comprarme ropa y mis cosas”, expresó.

 

Su experiencia es una demostración más de que las personas no solo son definidas por sus discapacidades, sino también por todo aquello que pueden lograr cuando se los permiten y las acompañan.

 

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