Le dieron 18 años a un acusado de abusar de su hijastra y una hija

Esperaba otra resolución. En la cabeza de G.A.R. la idea de que el tribunal que lo juzgó por abusar de dos hijas lo condenara a casi 20 años de prisión casi no tenía cabida. Pero este martes recibió un duro revés. Los jueces de Villa Mercedes lo sentenciaron a 18 años de prisión porque entendieron que efectivamente violó en varias oportunidades a su hija biológica y ultrajó una vez a la hija de su expareja, a quien le había dado su apellido y criado desde que era pequeña.

Apenas escuchó el número dieciocho el acusado se vino abajo anímicamente. Bajó la cabeza y, sin emitir ni el más mínimo sonido, comenzó a llorar. Para los defensores, Silvana Alejandra Zunini y el procurador Adolfo Cafieri, el veredicto también fue una sorpresa. "No esperamos esta pena, esperábamos una menor, porque hubo hechos que no fueron acreditados. Lo acusaban de pornografía y eso no se probó", señaló Zunini.

Los jueces Virna Eguinoa, Sebastián Cadelago Filippi y Mauro Germán D'Agata Henriquez lo declararon culpable de "Abuso sexual simple agravado por ser cometido por un ascendiente en perjuicio de una menor de edad aprovechando la situación de convivencia preexistente" y "Abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido por un ascendiente en perjuicio de una menor de edad con aprovechamiento de la situación de convivencia preexistente en concurso ideal con corrupción de menores agravada".

G.A.R. llegó al debate oral con un pedido de pena de parte de la fiscal instructora, Daniela Torres, de 30 años de cárcel. Pero este martes, en los alegatos de cesura, el fiscal de juicio, Ernesto Lutens, bajó esa solicitud a 19 años de prisión.

El ahora condenado fue denunciado el último 27 de diciembre. Hacía cuatro meses que tenía prohibido acercarse a sus hijos y a su pareja. La mujer lo había denunciado el 18 de agosto de 2022 por violencia de género no solo contra ella, sino también contra sus hijas.

La prueba fundamental que sostuvo la acusación fue lo que las víctimas, quienes ahora tienen 11 y 16 años, relataron en las audiencias de Cámara Gesell. Narraron que los abusos siempre sucedían cuando su madre no estaba en la casa, sino en su trabajo. En el caso de la víctima más chica empezó a ser ultrajada cuando tenía apenas ocho años. Y en el caso de la mayor, sucedió cuando tenía 13 años.

Otro punto esencial que respaldó los relatos de las adolescentes fue la conclusión de la psicóloga del Poder Judicial, Analía Ávalos. La especialista determinó que lo que narraron las niñas era creíble.

Para los defensores, en cambio, la Cámara Gesell no constituye un elemento suficiente y determinante por sí solo para condenar a una persona. "Es solo un indicio en un conjunto de pruebas", recalcó Zunini. Además expresó que tanto ella como Cafieri sienten que el papel de la defensa quedó "desdibujado" e "invisible" en este juicio porque los jueces no tuvieron en cuenta que entre los testigos que presentaron estuvo el hijo del acusado, quien además es hermano de las víctimas. "El chico dijo: 'Mi papá nunca cometió esos hechos'. Es un testigo ocular que negó todo", recordó.

Por eso la abogada anticipó que apelarán el fallo para lograr la absolución de su cliente o, al menos, atenuar la pena.