Año nuevo, casa propia: vecinos del 527 Viviendas brindaron con alegría

"Recibimos la casa como una bendición de Dios porque vivíamos en un lugar precario. Fue una sorpresa para nosotros, así que pasamos la Navidad y el Año Nuevo acá. Estamos muy contentos, lloramos mucho, pero con una alegría tremenda. Vivo con mi familia, mi esposo Eduardo y mi hijo Nahuel, y somos muy felices. Es como un baldazo, una sorpresa grande. Hemos festejado muy lindo, la hemos pasado hermoso”, contó María Bordoy, vecina de la casa 9, manzana 413, quien, además, espera que este año la llene de bendiciones y pueda, por fin, tener su propio negocio.

El barrio 527 Viviendas (Paseo de los Jacarandaes) es un proyecto que comenzó la provincia —durante la gestión de Alberto Rodríguez Saá— junto a Nación y que muchas familias aguardaban con gran expectativa. En julio de 2023 entregaron una primera tanda de unidades habitacionales (187 en total) y hace poco más de un mes (el 30 de noviembre), otras 340 familias recibieron las llaves de sus nuevos hogares.

Tener un hogar propio es un anhelo que para muchos es algo prácticamente inalcanzable. Para esta barriada fue lo contrario, como dice la canción de Nonpalidece, “y ya te han dicho que es imposible y lo imposible solo tarda un poco más”. Para estos vecinos ya es una realidad. El Diario de la República recorrió la zona para conversar con la gente y saber cómo pasaron las Fiestas.

“No hay palabras para explicar lo que se siente porque para nosotros fue todo más que perfecto, terminamos un año más que bendecidos. Oramos mucho para tener esta casa y Dios lo hizo. Acá recibimos la Navidad y Año Nuevo muy felices, viendo a nuestros hijos cómo jugaban en la calle hasta las 3 de la mañana. Ver a las familias felices no tiene precio”, expresó Cecilia Zuleta, vecina de la casa 18, manzana 414.

Tener un techo es un cambio rotundo. Muchas familias pudieron dejar de alquilar y formar un hogar con sus seres queridos. Compartir las celebraciones de fin de año en estos lugares, rodeados del amor y el cariño de los seres queridos en sus propias casas, fue el regalo más grande.

“Para mí fue algo que esperé durante 23 años. Ya mis hijos están grandes, pero esto fue una alegría; ya las ilusiones de tener mi casa habían desaparecido de a poco. Es una felicidad inmensa, hoy puedo decir ‘tengo mi casa’ y me la dio la persona que yo quería, el señor gobernador, Alberto Rodríguez Saá”, dijo con lágrimas y voz entrecortada, Nancy Ochoa, vecina de la casa 9, manzana 414.

Algunos ya están remodelando o ampliando sus viviendas y otros están colocando sus negocios para tener un ingreso que les permita crecer en su lugar, como es el caso de Mabel Astudillo.

Mabel, al segundo día de mudarse, comenzó a vender bebidas porque vio que a las vecinas y vecinos les hacía falta un kiosquito cerca. “Recibir el Año Nuevo y la Navidad en casa no se puede explicar, es increíble. Cuando la recibí yo estaba trabajando y me llamaron, ahí deje de atender a la gente y estaba saltando de alegría, quería llorar, estaba feliz. Este Año Nuevo lo pasamos con toda la familia, gracias a Dios; Navidad también acá, todos juntos. Estoy feliz, feliz. Ya con la casa para mí es un montonazo, con esto ya estoy hecha”, remarcó.

“Cuando llegamos no había nada, la gente se estaba mudando, hacía muchísimo calor, empezamos con la venta de bebidas y de a poco sumamos cosas. Anoche (por el 31 de diciembre) atendimos hasta las 5 de la mañana de hoy (por el 1° de enero)”, agregó.

De aquí en más, la historia del barrio se sigue escribiendo.

Redacción/MGE