Actuó con alevosía: abrió una garrafa y disparó cinco veces
Marina Silva, la suboficial que se autoincriminó por la muerte de sus hijos, habría planificado los actos del 1° de octubre a la madrugada, pero no se animó a quitarse la vida.
Pasaron ya más de 24 horas y lo que surgía como trascendido finalmente se confirmó. Marina Abigail Silva tenía la clara intención de matar a Bautista Funes y Sofía Ojeda, sus hijos. Es que, además de darle a cada uno dos balazos, antes había abierto una garrafa y dejado que el gas del envase inundara la casa. La garrafa estaba en un pasillo que comunica el comedor con la habitación matrimonial, donde los menores estaban acostados en una cama de dos plazas.
Según la teoría del caso expuesta por la fiscal adjunta Antonella Romagnoli, Silva realizó cincos disparos con su arma reglamentaria, una Bersa 9 milímetros. “Aprovechó la somnolencia de sus hijos. Disparó sobre el colchón, a la altura de los pies, para probar que el arma funcionaba. Luego tomó una almohada y una toalla, y les habría propinado dos disparos a cada uno”.
Los tiros fueron certeros: en la cabeza y en el pecho. Bautista murió por lesiones cerebropulmonares y Sofía por lesiones cerebrocardiopulmonares. Silva tenía todo planeado, pero no se animó a suicidarse.


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