Llegó a San Luis la tecnología para recuperar suelos con guano bovino

El uso de guano bovino proveniente de feedlot para recuperar suelos agrícolas es una tendencia que crece a buen ritmo, aunque San Luis tiene aún lejos la tecnología adecuada para aplicarlo.

Pero en un equipo de profesionales del grupo Huayra Muyoj le encontró la vuelta para traer desde Entre Ríos a San Luis la esparcidora de fabricación alemana de esa enmienda orgánica con la que iniciaron el proceso de recuperación de 200 hectáreas degradadas.

Una generosa lluvia dejó las condiciones ideales para seguir aplicando guano molido en las 200 hectáreas que rodean al feedlot La Nelly, en Donovan, donde el ingeniero agrónomo Juan Cruz Domínguez explicó a suplemento El Campo los pasos que siguen a la recolección de la bosta de los corrales hasta convertirse en un valioso fertilizante orgánico puesto en suelo.

El profesional tiene claro que con esta aplicación se da cumplimiento a las demandas de cuidado del ambiente, de las personas y de los animales que pide la sociedad.

Recordó que el boleo de enmienda orgánica, en este caso proveniente del feedlot, con el objetivo de aportar fertilidad física y química al suelo, es una actividad que se viene realizando no tanto aquí en San Luis, pero sí en Argentina y en muchas partes del mundo, con resultados “supersatisfactorios y es lo que se viene y lo que vamos a tener que empezar a trabajar a futuro”.

El equipo de asesores tomó la decisión de aplicar esta enmienda con base en análisis de suelo y en su evaluación durante varios años de cultivos, de cómo han ido variando, los resultados que han obtenido, a veces no tan satisfactorios.

“Hay varias razones por las que esos resultados no fueron los esperados, pero uno de ellos es la fertilidad física y química del suelo. Con base en estos análisis comenzamos a evaluar posibilidades y la más adecuada, teniendo además el recurso disponible, era el boleo de enmienda orgánica”, agregó. Hace 20 años se viene haciendo maíz para picar en estos lotes: “Sabemos que cuando uno pica el cultivo, la cantidad de biomasa que queda después disponible para cobertura y para descomposición es menor, por lo tanto, eso también ha ido afectando un poco la fertilidad física y química del suelo”.

La alternativa a este cultivo que encontraron es el sorgo, sobre todo porque se trata de una zona de 380 a 400 milímetros promedio de lluvias al año, muy acotados para un maíz de alta producción. El sorgo que sembrarán en pocas semanas será doble propósito, para picar y para cosecha en los lugares donde, por evaluación a través de mapas de rendimiento, tuvieron los menores rindes del campo.

Con este cultivo esperan aumentar la cantidad de biomasa disponible como cobertura y para descomposición del suelo.

Entre los aportes importantes que hace este fertilizante natural se destaca el fósforo, un componente muy escaso en la mayoría de los suelos de San Luis: “A partir de la aplicación, lo que primero tenemos disponible es la mitad de la cantidad de nitrógeno que por análisis también obtuvimos del material, la otra mitad estará el año que viene, y el fósforo, hay estudios que establecen que a partir del año ya empezamos a ver disponibilidad, pero con seguridad, casi toda la disponibilidad estará al tercer año”.

Domínguez explicó que el primer o segundo año se encargan los microorganismos de descomponer el fósforo para que pase fósforo de modo orgánico, como está ahora, a inorgánico, que es de la manera en que la planta lo puede tomar; es un proceso que lleva unos dos años, según las condiciones, aunque tres años es considerado lo ideal.

Destacó que todo este proceso significa para el feedlot un círculo virtuoso desde lo ambiental, pero también desde lo económico.

"Desde lo ambiental es muy importante, porque estamos haciendo un ciclo en la utilización de los recursos. El alimento que la vaca consume después es excretado, queda en forma de heces, entonces la utilización de ese guano para volver a fertilizar cierra el ciclo, con lo cual somos mucho más eficientes a niveles ambientales porque estamos reutilizando ese recurso tan valioso que muchas veces se desprecia", insistió.

Y a nivel económico también, porque hay una ventaja muy grande: "El costo de bolear guano en un campo ronda entre los 200 y 250 mil pesos por hectárea, pero agregamos, según nuestro análisis, 400 mil pesos en fertilizantes, el doble de lo que nos cuesta esparcirlo".

La empresa que realiza el servicio de boleo de guano en La Nelly se llama Brelis, viene desde Entre Ríos y lleva varios años de experiencia con este sistema.

El dueño de la empresa se llama Norbert, es de Alemania y la máquina, considerada una de las mejores, es importada desde Bélgica, marca Yoskin, de las primeras que comenzaron con este trabajo. "El resultado después de usar esta máquina es muy claro: el desarme de los bloques del material es mucho mejor, por lo tanto la siembra se simplifica; si hay bloques muy grandes, se traba la sembradora y además, la distribución del guano, al ser más homogénea, acelera mucho la descomposición", describió.

Virtudes

El guano bovino como enmienda orgánica en lotes agrícolas ofrece varios beneficios. Mejora la salud del suelo: incorpora materia orgánica directamente al suelo, activa la microflora y microfauna, y aumenta la salud general del suelo.

Aportes nutricionales: proporciona nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas. Además, optimiza la estructura del suelo: mejora su capacidad de retención de agua y aire, lo que beneficia la absorción de nutrientes por parte de las raíces.

Valor fertilizante: el guano bovino tiene un alto contenido de materia orgánica y nutrientes, lo que lo convierte en un fertilizante natural eficaz.

Impacto ambiental: al utilizar guano bovino como enmienda orgánica, se reduce la necesidad de fertilizantes químicos sintéticos, lo que puede ayudar a minimizar la contaminación del suelo y el agua.

En resumen, el guano bovino es una enmienda orgánica valiosa para la agricultura sostenible, ya que promueve la salud del suelo, aporta nutrientes esenciales y reduce el impacto ambiental negativo.

El uso de estiércol o los residuos que deja la limpieza de los corrales como abono agrícola recién está dando sus primeros pasos en el feedlot. A diferencia de lo que sucede en cerdos y tambos, donde se viene trabajando en este sentido desde hace más tiempo, en el engorde a corral se ha empezado a extender recién en los últimos años.

Los precursores buscaron una alternativa para transformar un problema en un insumo valioso, a raíz de los inconvenientes e ineficiencia que provoca la acumulación de barro y bosta en los corrales. Al no evaluarse en un principio los beneficios que genera, tanto en el suelo agrícola como en propio corral, solo se medía el impacto del costo del proceso de extracción y traslado de los residuos.

El estiércol que se extrae junto con el barro es muy heterogéneo, depende de la cantidad de años que no se ha limpiado el corral, de la dieta de los animales y del peso del animal. Por eso es importante tomar una muestra para determinar la calidad de materia orgánica, fósforo, nitratos y demás microelementos.

Más allá de la heterogeneidad del material extraído, en general se distribuyen entre 10 y 20 toneladas de materia orgánica por hectárea. Se utiliza un palón que pasa en los primeros diez centímetros del corral y acumula el material en montículos, aproximadamente cada dos meses.

Una vez al año se lleva hasta el lote agrícola y se aplica en un momento en que no haya cultivos sembrados. Se apunta a levantar los techos de rendimiento en los cultivos más eficientes para capturar esta materia, como pueden ser maíz, trigo y cebada.

Los beneficios del uso de esta técnica en el corral son inmediatos y notorios. El animal en el feedlot para que sea eficiente convirtiendo comida en carne debe tener confort. Si está en un corral con 30, 40 o 50 centímetros de barro y tiene que ir luchando, sobre todo cuando llueve, para buscar el alimento al comedero, se desestimula el consumo de materia seca. Al brindar un lugar seco y limpio para comer, tomar agua y echarse, se facilita la conversión del alimento en kilos de alimentación.

Al ser una técnica nueva, sin contar con el respaldo que puede brindar la bibliografía hoy casi inexistente en el tema, es muy importante tener medido el proceso.

En primer lugar, tomar muestras de los residuos y llevarlas a analizar al laboratorio. Y en el suelo agrícola, georreferenciar varios puntos para comparar en un par de años el impacto y no quedarse solo con el costo que genera el proceso.

La extracción del estiércol, el acarreo y la incorporación al suelo agrícola, sea de manera propia o tercerizada con un contratista, representa una inversión significativa.

En el caso del feedlot Estancias Don Pedro y La Rosa de Bolívar, que posee 3 mil cabezas, se lleva desparramado estiércol en más de 1.200 hectáreas. Francisco Berisso, uno de los propietarios del feedlot, recomienda: "Lo ideal, antes de desparramar, es tomar muestras y mandar al laboratorio a analizar que estamos aplicando. Lo mismo en el suelo: tomar muestras antes y después".

El uso de guano bovino proveniente de feedlot para recuperar suelos agrícolas es una tendencia que crece a buen ritmo, aunque San Luis tiene aún lejos la tecnología adecuada para aplicarlo.