23°SAN LUIS - Domingo 28 de Abril de 2024

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Caen la faena, la producción y el consumo; pero los precios no

En enero hubo una marcada reducción de los envíos de ganado con destino a la faena. De acuerdo con la información publicada en las estadísticas del Senasa las ventas de hacienda de los productores a frigoríficos se redujeron a 1,1 millón de animales contra los 1,22 del año pasado lo que significa una caída de 10%.

 

El año pasado estuvo marcado por la sequía que elevó la faena nacional a 14,5 millones de animales, para este año se espera que ese número caiga en 1,3/1,5 millones de cabezas ya que de la liquidación se está pasando a un proceso de retención para recríra llegar a eso la vaquillona debería valer cerca de 1 millón de pesos.

 

En volumen enviado a la faena en enero es similar al de diciembre, aunque hay que resaltar que ese mes tuvo 19 días hábiles y enero 22. En consecuencia el promedio diario de faena en el cierre de 2023 fue de 54.000 vacunos y en el arranque de este año de 49.600 lo que indica una clara caída en la actividad industrial.

 

Esa tendencia a la baja en la faena continuará en los próximos meses debido a que se van vaciando los feedlots y la hacienda que irá a engorde o al proceso de recría y terminación a grano no estará disponible en cantidad antes de mediados de año.

 

La zafra de terneros arrancará fuerte en marzo a menos que la seca vuelva a apretar en campos de cría, en esas condiciones el que primero comprará será el recriador que saldrá con hacienda rumbo a los corrales en la primavera en el mejor de los casos.

 

A los feedlots, que tendrán menos poder de compra, les tocaría este año esperar a que salga el cuerpo y la cola de la zafra para no tener que pagar los valores más altos y de esa manera competirán por lotes de machos y hembras, o de terneras que es una de las categorías preferidas por los que hacen engordes cortos.

 

Volviendo a la faena vacuna de enero, esa menor oferta y de trabajo en los frigoríficos significó también menos producción de carne en especial para el consumo que se viene debilitando y que en esas condiciones deberá lidiar con una exportación fortalecida gracias al nuevo tipo de cambio que combina la liquidación de una parte al tipo de cambio oficial, otra en el contado con liquidación, pero partiendo de una base más alta gracias a la devaluación que viene haciendo el Gobierno.

 

El poder de compra de los exportadores es mayor y eso probablemente ayude a sostener el nivel de ventas del año pasado a pesar de la caída en la oferta.

 

Se espera que el consumo siga bajando por la menor oferta y también por el poder de compra del salario, cada vez más chico. De eso dio cuenta esta semana la demanda en el Mercado Agroganadero de Cañuelas. El miércoles y con tan solo 7.500 animales para ser comercializados, los precios de los novillitos y vaquillonas cayeron entre $50 y $70 por kilo vivo, mientras que los de los novillos livianos se mantuvieron solo porque su oferta es muy chica y eso tiene que ver con que no se hicieron las recrías el año pasado.

 

Si la faena de enero cayó un 10%, en igual proporción lo hizo la producción, cuyo peso promedio es de 228/230 kilos, el mismo que hubo en enero del año pasado. En estas condiciones la oferta total de carne vacuna habría llegado a las 248 mil toneladas res con hueso, si se le restan 75 mil de exportaciones (suponiendo que se repitiera el volumen de enero del año pasado), al consumo le habrían quedado 173 mil toneladas de carne vacuna.

 

Ese volumen de oferta para el mercado interno significa un promedio por habitante al año de 45 kilos, lo que está en línea con lo que los analistas esperan que suceda en 2024, siempre que no se tomen medidas restrictivas para la exportación.

 

La caída en el consumo de enero fue entonces del 10% respecto de enero del año pasado y del 12%, con relación al promedio de 2023.

 

Cabe recordar que el Gobierno en su primer DNU dijo que estaba “prohibido prohibir” exportaciones, lo que no significa que no se puedan tomar otras medidas como aumentos de retenciones u otras iniciativas que hagan inviables las ventas al extranjero de este o cualquier otro producto.

 

Con respecto a la caída en la faena, según las diferentes categorías vacunas, se dio una baja del 7% en vaquillonas y novillitos. Esta caída implica que los engordes a corral siguen perdiendo stock.

 

En diciembre sus ingresos fueron de 396.700 vacunos contra las 422.500 de igual mes del año pasado. En definitiva, el ingreso de vacunos cayó un 6%, y al mismo tiempo se aceleró la salida que creció un 12%. Ese proceso se está dando también en enero y la reposición de estos establecimientos se dará recién en la zafra de terneros en la que deberán competir con los recriadores que tienen pasto y mayor poder de compra.

 

Los envíos a faena de vacas se redujeron un 10% debido a que se frenó la liquidación y en muchos campos hay pasto que favorece la retención. Esa baja se va a repetir en los próximos meses ya que se frenó el proceso de liquidación y se estaría ingresando en uno de retenciones y recomposición de rodeos de cría.

 

En tanto, los envíos de novillos cayeron un 16% consecuencia de la menor producción por la sequía, proceso que se recuperaría este año, recrías mediante.

 

 

Perspectivas para 2024

 

Los consultores Teo Zorraquín y Alejandro Meneses difundieron un informe con datos respecto de lo que se puede esperar de la ganadería este año: “Siempre es difícil pronosticar, pero a grandes rasgos para el 2024 se espera una menor oferta de terneros y de novillos, una intención de los ganaderos de retener hembras para recomponer stock de vientres, un intento de meter más kilos por cabeza en la recría o el engorde de todas las categorías y, dependiendo de la relación de precios, volver a llenar los corrales de terminación”.

 

Esta proyección tiene su base en que se espera un año con más lluvias y que seguiría mejorando la producción de forrajes tan castigada en 2023.

 

Por eso creen que las exportaciones tendrán un piso de “al menos 900 mil toneladas y un consumo interno en el orden de los 45 a 48 kilos por habitante. Habrá tensiones. La “pelea” entre el consumo interno y la exportación será fuerte. Dada la orientación de este gobierno, asignamos pocas probabilidades a que intervenga con un discurso del tipo de “cuidar la mesa de los argentinos” y deje que el mercado encuentre su equilibrio. Es posible que las demás carnes, llamadas usualmente sustitutas, reemplacen parte del consumo de carne vacuna”.

 

Según un trabajo publicado por CREA, para el segundo semestre de 2024 los precios, expresados en dólares por kilo vivo, se ubicarían en el orden de los U$S 2,50 para el ternero, de los U$S 2 para el novillo y de U$S 1,50 dólares para la vaca.

 

“Si el dólar no se atrasa respecto a otras variables (inflación de costos), con estos precios puede existir una rentabilidad aceptable. Una vez más, los ganaderos parecen dispuestos a aceptar el desafío”, expresaron los analistas.

 

 

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