SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

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Abandono y desidia: en la capital abundan los contenedores rotos

Un relevamiento estableció que solo en diez cuadras se contabilizaron veinte en pésimo estado. Las quejas de los vecinos no tienen escucha. La situación extiende el drama de la suciedad en la ciudad. 

Por redacción
| 01 de junio de 2024
En Balcarce y Falucho. Se advierte la desidia. La gente está cansada de hacer reclamos. El silencio es absoluto. Fotos: El Diario.

La imagen de la ciudad es apocalíptica. No es exageración ni una mirada subjetiva. Es una afirmación concreta y objetiva. Cada vez se deterioran más los contenedores de residuos que se encuentran dentro de las avenidas Juan Gilberto Funes, Presidente Perón, España y Lafinur. La gestión de Gastón Hissa se muestra abatida frente a las obligaciones más elementales; no puede con la higiene y la limpieza. Prácticamente, no queda rincón en el que las unidades para descartar los desechos no estén averiadas.

 

Para tener un paneo más amplio y específico, El Diario de la República concretó un sondeo de alrededor de un kilómetro, con un recorrido que pasó por calles como Rivadavia, Balcarce, Buenos Aires, San Martín, Pringles, 25 de Mayo, Ayacucho, Chacabuco, Junín, Caseros, Mitre, entre otras. En el recorrido se advirtieron 20 contenedores rotos. 

 

Hay todo tipo de complicaciones: abollones, problemas en los sistemas para abrir las tapas, tapas totalmente destruidas, descuido absoluto de la salubridad de los elementos. No son pocos los reclamos que recibe la Comuna, con vecinos que repiten hasta el hartazgo sus quejas. “Buenas tardes, reiteramos su reclamo nuevamente”, es la escasa respuesta que reciben puntanas y puntanos que tramitan sus planteos para tener una solución definitiva. Pero el silencio, lamentablemente, es la regla.

 

“Es una falta de respeto para el ciudadano”, responden con bronca y dolor frente a la impotencia de no poder hacer nada.

 

Pringles, entre Chacabuco y Mitre. La tapa destruida es el reflejo de la inoperancia; una triste postal puntana. 

 

 

El gran problema con los contenedores rotos, más allá del plano visual, es que motiva a una propagación más rápida y extensa de los focos infecciosos. Ratas y moscas son comunes en algunos sectores. Y más allá de que muchas veces las autoridades atribuyen la culpa al vecino, la realidad es que el Municipio no se hace cargo de su obligación: mantener a la ciudad en el mayor orden posible.

 

La postal se repite en diferentes rincones del microcentro. Y mientras el ojo se aleja más hacia las periferias, más crecen los inconvenientes. ¿Desidia, impericia, incapacidad para resolver problemas? No se sabe cuáles son las razones para tener una ciudad sucia y destrozada. Los depósitos de basura están rotos y no los limpian ni los reemplazan con la asiduidad correspondiente.

 

El Diario consultó con una fuente que conoce de la materia desde adentro. Según explicitó, hasta el año 2021 había unos 244 contenedores de 3 metros cúbicos ubicados en la zona de las cuatro avenidas (que sumado a otras zonas, daba un total de 289 contenedores). Mientras que se contabilizaban unos 50 para reparar (en funcionamiento) y apenas unos 23 en planta en muy mal estado (además de otros 10 de fibra de vidrio).

 

Los números son irrefutables, las comparaciones lamentables. En los pocos meses que Hissa lleva de gestión, ya llegó al menos a 20 contenedores averiados.

 

Abundan los sectores de la ciudad donde crece el olor nauseabundo generado por la descomposición de los residuos. Como varios contenedores están sin tapa, los problemas se multiplican. 

 

Claro que del número actual hay algunos utilizables todavía, pero de alguna u otra manera sus roturas implican complicaciones para el servicio y para el bienestar de los vecinos.

 

Para 2021, las recolecciones se hacían en dos turnos. Por la mañana, una por las calles más alejadas del centro, y por la noche, dentro de ese espacio. En la gestión de Enrique Ponce, el Municipio había adquirido un camión equipado para la desinfección de los contenedores. El uso constante del rodado generó su avería, pero como no volvió a las calles, en la época de Sergio Tamayo se creó una cuadrilla con personal e insumos para la higienización de las unidades. Gracias al aseo diario, la suciedad no se acumulaba y no se propagaban los malos olores.

 

Y nuevamente, con datos irrefutables, más allá de algún inconveniente alejado, la ciudad se mantenía limpia y en orden, con sus unidades impecables.

 

El servicio de recolección se había normalizado a tal punto que se evitaba la acumulación de basura fuera de los contenedores. Hoy por hoy, abundan las bolsas rotas o escombros. Y si bien es cierto que en parte depende de la conciencia ciudadana, no por eso la Comuna está habilitada para la inacción. Tiene la obligación de ordenar la circunstancia.

 

En 2021, el promedio mensual de residuos recolectados comprendía una cifra de 3.691.940 kilogramos (y un total anual de 44.303.285 kilogramos). Si con semejantes cantidades la Municipalidad tenía a la ciudad limpia, ¿qué puede hacer suponer que ahora esté justificado que ocurra lo contrario? Probablemente, el brutal ajuste de Hissa tenga mucho que ver en la variable.

 

Por lo pronto, los contenedores claman reparaciones y limpieza. Habrá que ver si Hissa puede.

 

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