Matilda, el musical que llenó el Cine Teatro San Luis
La ambiciosa producción de "Laboratorio de sueños" llenó la sala puntana con una historia repleta de esperanzas.
Por redacción
| 22 de junio de 2024
Fotos: Milena Velarde
La larguísima fila que se armó en la explanada del Cine Teatro San Luis anticipaba el éxito del público que tendría "Matilda, el musical", la propuesta que "El laboratorio de sueños" presentó el viernes como espectáculo de mitad de año.
Los espectadores llenaron la coqueta sala y dieron una merecida ovación final que sirvió como recompensa a los más de 50 artistas que por casi dos horas estuvieron en el escenario para contar una historia tierna, amigable y con un mensaje explícito y, sobre todo, esperanzador.
En ese aspecto, la adaptación puntana respetó la idea que el gran Roald Dahl tuvo cuando publicó a finales de los 80 la novela sobre una niña tan valiente como inteligente que se enfrentó a un sistema educativo opresor del cual sus padres eran cómplices.
Sin embargo, Gracián Quiroga y Ricardo "Ricky" Álvarez -los dos responsables de la del espectáculo- incluyeron con algunos términos atildadamente ubicados en el texto algunas referencias a la actualidad (la eliminación de Furia de "Gran hermano") y a la provincia, como la utilización de las palabras "choco" y "pedorra" en boca de sus personajes.
Canciones, bailes, diálogos ocurrentes, humor y una historia que que atrapa de por sí fueron los elementos aplaudidos por unas 400 personas que quedaron atrapadas por la trabajada producción. El ejemplo del interés con el que grandes y chicos siguieron el relato fue una dulce vocecita surgida de la platea que gritó "Bien Matilda..." en una escena en que la nena protagonista inicia una pequeña venganza hacia su padre.
"Matilda, el musical" reconoce dos ambientes bien diferenciados en su puesta en escenar. Uno es la casa de la nena, donde la protagonista se la pasa leyendo y soportando a sus padres preocupados por los negocios, la televisión y el tener un buen cuerpo (en la adaptación no aparece el hermano de Matilda un personaje con peso en la novela de Dahl); y el otro es la escuela, donde la chica interactúa de buena manera con sus compañeras y su maestra y mantiene una tirante relación con la directora, la señora Tronchatoro, interpretado con gracia por Joaquín Facini.
El trabajo de los niños, niñas y adolescentes que participaron de la pieza demostró horas de ensayo y dedicación en coreografías bien resueltas y, sobre todo, en el trabajo vocal evidenciado en las canciones.
La participación de esa gran cantidad de pequeños artistas estuvo sostenida por los cuatro actores adultos convocados para la ocasión. Facini, como está dicho, consigue el tono justo para la malvada Tronchatoro, Pablo Gatica se luce como comediante en el papel del padre de Matilda -con algunos monólogos que le dieron un aire necesario a la pieza-, Miryam Soledad Álvarez encarna con dulzura a la maestra Miel y suma puntos al momento de cantar, su especialidad; y María José Pérez Rossi consigue posiblemente el mejor papel de su carrera como la madre de Matilda, una mujer sumamente narcisista y adicta a la televisión que hace reír y reflexionar sobre lo que no se debe hacer en partes iguales.


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