Canciones tristes para sentirse mejor
Deudor del rock nacional de los 80, Mateo Sujatovich encara con simpatía y poder musical un proyecto solista que se parece mucho a una banda; que suena impecable.
Una de las formas de medir el crecimiento de “Conociendo Rusia” es comparar los dos últimos recitales que dio la provincia. Durante los últimos coletazos de la pandemia, la banda porteña estuvo en San Luis y tocó ante unas 300 personas que sabían la mayoría de sus temas. El martes a la noche, en su regreso a la ciudad, estuvo muy cerca de llenar el Cine Teatro y la gente sabía los temas de dos discos más, uno de ellos de reciente lanzamiento.
No es menor el dato -Mateo Sujatovich, líder de la banda, lo expresó sobre el escenario- que el recital haya sido en el segundo día de la semana, absolutamente inusual para los encuentros artísticos, pero que la productora Diego Sosa Manager group tomó como un desafío. El público puntano respondió al llamado empujado por una serie de circunstancias.
Posiblemente el primero sea la seguidilla de hits que “Conociendo…” hilvanó en sus cuatro discos, muchos de una melancolía inusual para el pop que desarrolla, con orgullo. Otro, podría ser el poder hipnótico de Mateo, dueño de un carisma excepcional, demostrado en la devolución permanente con el público de un piropo, de un halago, de un pedido de una canción, de lo que sea.
La relación entre la banda y el público es uno de los fuertes en los que se basa el éxito. Tal vez por eso fue raro que tuvieran que pasar casi 40 minutos para que la gente se despegará de la silla del Cine Teatro. Fue con “Otra oportunidad”, que no es precisamente uno de los temas más bailables del grupo. Como era de esperar, el recital puntano se basó en “Jet love”, su disco más reciente.
“Conociendo Rusia” es una de esas bandas que, aún sin quererlo, deposita toda su razón de ser en la figura del líder. A esta altura, y por más que Mateo se esfuerce en demostrar lo contrario, es más dable pensar que el proyecto es el de un solista acompañado por una banda -por otro lado- de impecable trabajo.
De hecho, un momento del recital encontró a Sujatovich solo arriba del escenario y lo aprovechó para hablar con su público y demostrar una vez más su innegable simpatía. Sin lista de temas confeccionada para la ocasión, en ese set Mateo hizo una una canción con guitarra (“Montaña infinita”) y otra en el piano (“Se me hizo tarde”).
Clásico hasta para vestirse, el líder tiene una relación reconocible y consabida con la segunda camada del rock nacional. Aunque Mateo demuestre sobre el escenario (y también en su su faceta compositiva) más tips de Fito Páez que de Leo Sujatovich, su padre, histórico miembro de las bandas de Luis Alberto Spinetta.
En el recital de San Luis, por primera vez según dijo Mateo, se coló otra influencia para la banda, en este caso de poder generacional. Casi sobre el final del show, hicieron una celebrada versión de “Adiós”, el emotivo tema de Gustavo Cerati.


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