Merenderos en la encrucijada: va más gente, pero faltan recursos

La crisis económica golpea a todos en la provincia, pero se ensaña con los que menos tienen. Los comedores solidarios y los merenderos son testigos de primera mano de este drama y atraviesan una “tormenta perfecta”, con un notable incremento en el número de personas que van a buscar un mate cocido con tortitas o un plato de comida (en algunos casos, la demanda ha llegado a duplicarse), pero con una concomitante caída en las donaciones de mercadería. Los encargados de estos centros aseguran que se verifica un empeoramiento socioeconómico notable en relación al año pasado y no son optimistas de que se produzca una mejoría. 

 

“Es impresionante la cantidad de gente que viene y cómo ha crecido la demanda. De cuarenta niños, pasamos a ochenta; el doble. La gente viene a pedir pan, fideos, puré”, señaló Marcela Jerez, encargada del comedor solidario “Donalo con Amor”, ubicado en el 200 Viviendas de la ciudad de San Luis. Este espacio brinda la merienda para quienes lo necesiten tres veces por semana. El sábado, si cuentan con mercadería, ofrecen una comida. 

 

Cecilia Betervide, dirigente social de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), señaló que cuentan en total con cinco centros de asistencia en la provincia: cuatro de ellos están en la capital puntana y uno en Villa Mercedes. Tres funcionan como comedores y merenderos, mientras que dos solo otorgan la merienda. En San Luis, están emplazados en La Vecindad, 1º de Mayo y barrio República. 

 

“Estos comedores el año pasado funcionaban tres veces por semana, igual que los merenderos. Entre lo que mandaba Nación más lo que aportaba la Provincia y las donaciones de particulares, los teníamos funcionando. Pero cuando asume Javier Milei se corta toda asistencia. Ahí tuvimos que reducir la frecuencia de las comidas a dos veces por semana y en algunos casos, una sola vez por semana, porque ya no tenemos de dónde sacar”, afirmó. 

 

Betervide advirtió que la coyuntura es “explosiva” y señaló que muchos puntanos la están pasando muy mal ante la profundización de la crisis económica. “Vienen personas de todas las edades, pero hay mucha gente mayor que no está acostumbrada a asistir a comedores y merenderos, y les da mucha vergüenza, incluso a veces no van y le piden a otro vecino o vecina que les traigan el tupper con la comida. Es gente que no se imaginó nunca que podía atravesar esta situación”, aseguró.

 

El comedor solidario “Estrellita de Belén” está ubicado en la Casa 2, Manzana 1003, del Anexo 5 del barrio Eva Perón, en la ciudad de San Luis. Se abastece únicamente de donaciones de privados y tiene 17 años de funcionamiento. Natalia Buss, la encargada de este centro, confirmó el empeoramiento de las variables socioeconómicas y dijo que registran un incremento de las personas que requieren ayuda alimentaria.

 

“La situación está peor que antes. El año pasado estaba jodido, pero no tanto como ahora. Cada vez viene más gente a preguntar y a pedir. Hay mucha demanda y la verdad es que cuesta juntar la mercadería”, señaló. El comedor da los miércoles la merienda y los sábados, el almuerzo. “Aunque hay veces que para el sábado no puedo juntar las cosas y no doy el almuerzo”, explicó.

 

El factor que más complica a los comedores y merenderos es que por la persistencia de la crisis económica, la gente tiene menor poder adquisitivo y, en consecuencia, realiza menos donaciones. A eso se suma que tanto el gobierno nacional como el provincial exhiben una marcada insensibilidad social y ofrecen una colaboración mínima, en el mejor de los casos.

 

“Los particulares que siguen donando lo hacen cada vez con menos frecuencia, porque es menos lo que pueden aportar. De Nación no envían nada y de Provincia están mandando muy poco. Tenemos menos alimentos cuando la gente necesita más. Además, hay menos personas que puedan ayudar a cocinar”, destacó Betervide.

 

Subrayó que este deterioro general para conseguir mercadería se traduce también en la disminución de la calidad de los alimentos que pueden ofrecer. “A las facturas que entregábamos con la merienda antes les poníamos membrillo, dulce de leche; ahora no. Tampoco podemos agregarle carne a la comida”, dijo.

 

“El miércoles se entregan 50 litros de leche y 32 kilos de pan. Cuando tengo arroz hago arroz con leche. En la pandemia cocinaba una olla de 100 litros, ahora estoy cocinando una olla de 50 litros”, afirmó Buss, quien dijo que otro problema es el gasto que deben afrontar para adquirir el gas: “Nos están cobrando una garrafa de quince kilos a 19.500 pesos”.

 

“Disminuyó mucho lo que se recolecta para el merendero. Había gente humilde que colaboraba con mercadería, pero ahora esa gente ni siquiera puede sostener a su familia”, sumó Jerez.

 

La realidad socioeconómica es muy dura, pero en los merenderos y comedores no ven que la tendencia se pueda modificar en el corto y mediano plazo. “La verdad es que no veo mejoras, yo veo que los políticos se suben los sueldos y que solo ellos están bien. Pero hay muchos chicos que solo se toman un mate cocido con una rodaja de pan duro porque esa es la realidad”, señaló Buss, quien además advirtió por un notable avance del consumo de drogas.

 

“San Luis está poblada de droga. Acá, en este barrio, ves a todos los chicos consumidos por el paco. Yo junto cucharas en la calle y las lavo. Las utilizan para fumar. Están consumiendo droga tanto los chicos como los grandes, y para poder comprarla salen a robar”, aseguró.

 

“No creo que mejore la situación, para nada. En realidad, se ve cada vez más difícil y más dura. Cada vez es más difícil encontrar un trabajo”, dijo Betervide y agregó: “Hay mucha necesidad e inseguridad”.