El maestro mayor del acordeón
El notable músico correntino toca el sábado en el Boliche Don Miranda y vuelve a una ciudad con la que tiene un vínculo especial.
Músico notable, prócer indiscutido del chamamé, embajador plenipotenciario de la música de su pueblo por el mundo, Raúl Barboza tiene una conexión especial y eterna con Villa Mercedes. Además de haber tocado con Los Quilla Huasi, de haber compartido largas serenatas con guitarristas de la localidad, la relación más estrecha del correntino con la ciudad de la Calle Angosta tiene nombre y apellido: Olga Bustamante, su esposa desde hace 50 años.
Cada vez que habla de su vida en el último medio siglo, Barboza lo hace en plural, con la inclusión de Olga, su eterna compañera, nacida en medio de una tradicional familia de Villa Mercedes. “Vivimos la mitad del año en Buenos Aires y la otra mitad en París”, dijo Raúl, quien a sus impecables 86 años sigue tan activo como siempre.
Una demostración más del vínculo del estupendo acordeonista con Villa Mercedes se vivirá el sábado, cuando Barboza regrese a tocar a la ciudad, en el Boliche Don Miranda, “un lugar muy lindo, que le hace mucho bien a la música”.
“Hemos compartido momentos hermosos con artistas de Villa Mercedes cada vez que fui para allá. Los guitarristas son muy reconocidos a nivel nacional y escucharlos siempre es un placer”, agregó Barboza, quien dijo estar ansioso por volver a tocar en el espacio de la Calle Angosta.
Raúl está convencido de que la manera más directa y efectiva de hacer conocida la música de un pueblo es llevarla hacia otros sitios, extenderla. Él lo hizo hace varios años con destino europeo y luego mundial y en las temporadas nacionales lo hace en su país, como este fin de semana en Villa Mercedes.
Y como la semana pasada, cuando en el Torcuato Tasso de Buenos Aires tuvo un memorable encuentro con Rodolfo Mederos, otro maestro del acordeón. “Alguien del lugar, en un momento nos dijo que podríamos tocar juntos, algo que los dos aceptamos gustosamente”, recordó el músico, quien luego del concierto conversó con espectadores de Brasil y de Francia, en portugués y francés.
“Uno de los primeros pasos que hay que dar para viajar es aprender otros idiomas. Si no se habla el idioma del país donde se está, uno, en vez de sentir la sensación de estar en otro lado, tiene la idea de estar en una prisión”, dijo Barboza con conocimiento de causa.
Hablar de música cuyana para Raúl es hablar, fundamentalmente, de “Los Quilla Huasi”, pero también de Antonio Tormo y de Félix Dardo Palorma, a quienes consideró pioneros, pese a no haberlos conocido personalmente.
Es raro en estos veranos de festivales folclóricos no ver en la grilla de los grandes encuentros a un músico de la calidad y la trayectoria de Barboza. Consultado por su ausencia, el acordeonista promete responder “con mucha elegancia”, pero con una pregunta.
“Yo empecé a hacer giras a mediados de la década del 50, junto a músicos como Ramona Galarza, Los Chalchaleros, Jaime Torres, Jorge Cafrune, Los Quilla Huasi…de los que están vivos ¿cuántos son parte de esos festivales?”. Antes de esperar la respuesta, Barboza concluyó: “Entonces sucede que hay un cambio de mentalidad en los organizadores de esos festivales”.


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