Murió Sergio Muriel, un pianista de excepción que vivió la música hasta el final
Vivió y trabajó en España, Qatar, India y Brasil, entre otros lugares. Fue un músico muy respetado y requerido por sus colegas. Horas antes de morir, recibió un reconocimiento del Senado de la Nación.
A las cuatro de la mañana, en una clínica privada de Villa Mercedes, murió Sergio "El Hueso" Muriel, un excepcional pianista que eligió la provincia para vivir desde su infancia y que si bien su carrera lo llevó a recorrer el mundo siempre estuvo preparado para regresar. De hecho, hace una década aproximadamente decidió establecerse definitivamente en San Luis.
La partida del músico, que tenía 82 años, llenó de congoja al ambiente artístico de la provincia que tenía en Muriel a un verdadero referente, talentoso, luchador, posiblemente de carácter fuerte, pero con alma bohemia que marcó muchos caminos.
Apenas horas antes de su muerte, Muriel fue reconocido por el Senado de la Nación como una personalidad destacada de la cultura nacional. Un video que le enviaron al teléfono de un amigo que lo acompañaba lo notificó de la mención, a la que apenas pudo reaccionar, debilitado como estaba ante la tremenda enfermedad.
Sergio contrajo un cáncer maligno hace varios años y convivió con él hasta el irremediable final. El clima que se respiraba entre sus amigos, únicos laderos en su etapa última, era de tranquilidad, de resignación ante la metástasis que ya había alcanzado gran parte de su organismo. "Hacía dos días que estaba agonizando, pero hacía ya varias semanas que tenía ganas de irse", dijo "Pato" Rodríguez, el saxofonista que lo acompañó durante los últimos años y que le había conseguido un departamento para que viviera cerca de su casa.
Hace sesenta años que Pato y Hueso se conocían. "Era como un hermano para mi", dijo el sábado a la mañana Rodríguez, el gran saxofonista puntano que tocó con Hueso desde los 14 años. Gricelda Guerrero, otra cantante de la provincia, también lo cuidó durante su enfermedad.
La vitalidad que siempre tuvo "El Hueso" quedó reducida en los últimos meses a un deterioro muy marcado. Los músicos de San Luis hicieron varios homenajes tanto en la capital como en Villa Mercedes en las últimas semanas para ayudarlo económicamente y también para recordarlo arriba del escenario, un lugar que lo hacía feliz.
Es que Muriel no tenía más familia cercana que un par de primos en Villa Mercedes y cinco hijos desperdigados por el mundo y con quien tenía escaso contacto telefónico. Una hija que vive en las Islas Canarias le anunció a los amigos puntanos de su padre que viajaría a San Luis para despedirlo.
España fue durante 20 años uno de los destinos más perdurables del pianista. También vivió en Dubai, India, Brasil y Buenos Aires, pero siempre regresaba a San Luis, donde comenzó en su última etapa una vida naturista, lejos del cigarrillo y cerca de sus amigos. "Venía todas las tardes a mi casa a ensayar y nos divertíamos mucho", recordó Rodríguez, quien con "Los maestros del jazz", fue testigo directo de la última etapa de Muriel en la provincia.
Es que en la última etapa, Sergio tocó con todos los que les pedían que su piano elegante sea parte de un proyecto. Muy querido y respetado por sus colegas, el músico se fue rodeado de ellos, y de música y de reconocimientos. Casi como pasó toda su vida.
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