Persecuciones y maltrato institucional: el cuestionado presente de un organismo clave

La escena institucional en la ciudad está embebida -tristemente- de problemáticas inadmisibles. El Tribunal de Cuentas de la Municipalidad arroja persecuciones, omisiones legales serias y maltrato. Nada está escrito en el aire, hay denuncias formalizadas en Recursos Humanos (a nivel interno) y en Relaciones Laborales. Todo apunta a María Paz Pagano, titular del organismo en cuestión, quien estaría "empecinada" contra algunos empleados. ¿Las razones? Meros caprichos, "ínfulas de poder". En este contexto, también resaltaría la figura de Walter Ariel Fernández, vocal, que en vez de tomar cartas en el asunto "mira para otro lado". 

Varias trabajadoras del Tribunal han remarcado el destrato, los gritos, las humillaciones y el verticalismo exacerbado. Sobre un grupo celosamente selecto, Pagano aplicaría una fórmula absurda: exigencias exorbitantes, un seguimiento exhaustivo de las tareas laborales (buscando constantemente el error para tomar represalias), una mirada implacable ante la mínima falta o llegada tarde -por más justificada que esté- y una sobreactuada necesidad de desprestigiar y denigrar a cualquiera que "se le cruzó". 

Un racconto "incómodo"

Diferentes fuentes consultadas, apuntaron que los problemas nacieron en 2024. En medio de viajes extensos al exterior y a jurisdicciones del país -donde habría utilizado dinero de fondos públicos- sus pasos empezaban a marcar el arranque de una etapa "infernal". Aseguran que, literalmente, "hacía lo que quería".

Al asumir la presidencia del cuerpo, arrojaba cierto desmanejo de las cuestiones alusivas a expedientes y diferentes trámites. Convocó a una reunión y, en vez de reconocer sus falencias, habría increpado al personal indicando que ellos le "frenaban" el Tribunal, que lo "manejaban" a su antojo. Una trabajadora estaba de vacaciones y Pagano habría apuntado que la iba a echar o suspender, que le iba a generar un sumario. Allí, hubo quienes tuvieron el valor de contradecir la cuestión, especificando que la trabajadora tenía derecho a defenderse. Ello valió la rabia inextinguible. ¿Cómo alguien va a ir de lleno, con la verdad, ante la máxima autoridad? Valga el sarcasmo.

Desde entonces, Pagano arremetió de lleno contra una de las empleadas y hasta le habría quitado el usuario; no le asignaba tareas. A partir de entonces, tuvo la primera denuncia. Pero ello derivó en una sanción y para que la situación se revirtiera, la clave estaba en desistir de la presentación. 

Luego se registró otra denuncia interna, en Recursos Humanos, lo que significó también persecución. "Se habla mucho en los pasillos de que la mujer le daba tareas a través de otra persona a las empleadas con las que estaba empecinada. Las trataba de pusilánimes, prácticamente eran la peor porquería del lugar", repudió una de las fuentes consultadas. 

En estas instancias, una de las trabajadoras pidió asesoramiento con un sindicato. Y luego de que se afiliara al mismo, sufrió en carne propia el drama del hostigamiento. 

"Por reglamento interno, el presidente maneja en lo cotidiano al personal. Si alguien no va, tiene que avisarle directamente. Pero lo que hace al nombramiento o la remoción de empleados, se hace por decisión del cuerpo. Sin embargo, cuando nombraron delegada a una de las trabajadoras, la pusieron a disposición de la Municipalidad. Se sabe que, pasando por encima de todas las normativas del Tribunal que preside y de las leyes sindicales, le pidieron desde la Comuna que se fuera a otra repartición, todo bajo la más absoluta informalidad", apuntó otra fuente. 

En definitiva, todo se resume en una complicada situación de violencia laboral y maltrato institucional.

La absurda realidad 

Bajo este escenario, todo indica que la "solución" para la mesa directiva es echar a la trabajadora o al menos moverla hacia un lugar menos incómodo, donde no pueda manifestar verdades. Y así con todos aquellos que le quiten el humor a la titular del Tribunal. De este modo, un organismo que debería caracterizarse por su rol contralor, pasa a apañar los caprichos que sobrepasan todo lo que está escrito en la ley.