"Don Osvaldo", la esperanza baleada a la luz del día
La historia secreta del recital frustrado de Callejeros en Villa Mercedes, que tenía todo para ser la primera ciudad del país en recibir a la banda tras Cromañón. La revancha es el 27 de junio.
Hay un aroma a dulce revancha en la llegada de “Don Osvaldo” a Villa Mercedes el próximo 27 de junio. La banda liderada por Patricio Santos Fontanet tocará por primera vez en la ciudad luego de una amarga experiencia ocurrida hace casi 20 años, cuando el grupo estaba en el centro de una polémica que todavía tiene sus coletazos.
Posiblemente no sean muchos los que recuerden aquella vez en que, en septiembre de 2006, lo que quedaba de “Callejeros” tras la devastación de “Cromañón” pasó una noche en la casa de un allegado al productor del show, Diego Sosa, a la espera de un recital que nunca se hizo. Dos horas antes de que la banda subiera al escenario, la municipalidad mercedina, en ese entonces a cargo de Mario Raúl Merlo, decidió suspender la presentación. Iba a ser la primera vez de la banda en vivo tras la fatídica noche en la que el rock argentino cambió para siempre.
La sucesión de hechos está relatada por José Palazzo, histórico productor del Cosquín rock que por aquel entonces era también el manager de Callejeros, en el libro “Voces, tiempo, verdad”. Y tiene como protagonista puntano al encargado de Diego Sosa manager group, la productora que ahora, dos décadas después, vuelve la carga con la presencia de la banda en Mercedes.
De buena relación con el promotor villamercedino, Palazzo llamó a su colega de San Luis para que organice la fecha que marcaría el regreso de “Callejeros” tras la tragedia. No era una empresa fácil porque la opinión pública todavía estaba en ebullición por la responsabilidad que, entendía, había tenido el grupo en Cromañón. Pero Sosa, empresario que apuesta y de firmes convicciones, estaba decidido a hacerlo.
“Como lo tengo ahora y como lo tuve siempre, por entonces tenía el convencimiento de que los chicos tenían que tocar, tenían que tener la oportunidad de trabajar”, dice Diego en las oficinas de su productora, mientras trata de apuntalar la venta de entradas para el concierto del 27 en el anfiteatro Calle Angosta. Cuestan 57.800 pesos y se encuentran en Aloha, de Tucumán 76 en Villa Mercedes; La cueva rock, en las galerías Sananes en San Luis, y Vinilo Group, de Dean Funes 50 en San Rafael.
La jugada de Diego Sosa en el show de hace 20 años tuvo algo de voluntad artística y otro poco de viveza empresarial. “Callejeros” buscaba por el interior del país un lugar donde tocar y a bordo de dos autos llegaron a Mercedes el 12 de septiembre para ser los invitados de “Vieja arpía”, una ahora desaparecida banda villamercedina que tenía programada una fecha en un local de calle Betbeder.
El show comenzó como estaba previsto con los mercedinos en el escenario mientras Fontanet y sus amigos aguardaban en una casa de familia, donde habían hecho noche y almorzado con la alegría de volver a los escenarios. No hubo publicidad del show, solo el rumor difundido entre el mundillo rockero en una época sin redes sociales.
La historia contada por Palazzo indica que un policía descubrió a Fontanet en una de las pocas salidas que tuvo en Villa Mercedes y alertó a sus superiores. Un grupo de padres todavía afectados por lo que había pasado dos años antes y que por alguna razón nunca aclarada no querían que Villa Mercedes se convirtiera en la ciudad del regreso de “Callejeros” hizo el resto del trabajo. Lo que demoró el intendente Merlo en dar la orden de suspender la fecha fue lo que demoró en firmar un papel y movilizar las fuerzas municipales para que lleven a cabo su orden.
A Sosa le tocó la peor parte: no solo ver frustrada la realización de una fecha que podría marcarlo como productor de espectáculos sino tener la ingrata tarea de avisarle a los integrantes de la banda que el concierto estaba suspendido. “Pasé horas de mucha tensión, como pocas veces antes y después en 30 años que llevo en la producción de espectáculos”, recordó Diego.
Como era de esperar, la banda no se tomó nada bien la suspensión. “Pato” y sus compañeros lloraron abrazados, insultaron al aire y uno, en un rapto de violencia, rompió la puerta de la casa de una patada. La sensación que tuvieron en ese momento –recuerda el productor- era que no iban a poder tocar nunca más. Apenas una semana después, tras una negociación que incluyó al entonces gobernador de Córdoba, Juan Manuel De La Sota, y al intendente de la ciudad, Luis Juez, “Callejeros” tocó para 21 mil personas en el entonces Chateau Carreras, actualmente estadio Mario Alberto Kempes.
Quedaba, en medio de la vorágine por la suspensión de la noche mercedina, una acción más por hacer: una conferencia de prensa en donde el productor y “Callejeros” denunciaron censura por parte de la Municipalidad, que por su parte informó que cuando el empresario pidió la autorización para el recital no había indicado que el grupo de Fontanet estaría en la grilla. Al encuentro con los medios, al que llegaron algunos canales de televisión nacionales, en un bar del centro mercedino, asistieron unos 1500 fanáticos que esperaron en la puerta a que los músicos salieran. Adentro, la banda dio un minirecital con guitarras acústicas y se sacó el gusto de tocar en Villa Mercedes.
En el Ave Fénix
Dos años más tarde de aquella suspendida fiesta, “Callejeros” pudo tocar por fin en la provincia, aunque lejos de Villa Mercedes. En abril del 2008, la banda de Fontanet que mantenía su nombre inicial (luego pasó a “Casi Justicia Social” y más tarde al actual “Don Osvaldo”) tocó en Juana Koslay, en un recital que también tuvo sus vericuetos.
Previsto para que se hiciera en San Luis capital, la municipalidad no autorizó el show y Diego Sosa, productor también de esa visita, movió rápido sus reflejos y pidió permiso para organizar el encuentro en el anfiteatro Ave Fénix, al aire libre, jurisdicción de la intendencia de Juana Koslay. El jefe comunal de entonces era Eduardo Gargiulo, quien pese a las presiones que recibió por parte de un grupo de padres consideró que las medidas de seguridad eran las adecuadas y que la justicia –por entonces los integrantes de “Callejeros” estaban procesados sin condena- no había expedido impedimento alguno para el recital.
Sin embargo, la banda se escondió en la previa más que en Villa Mercedes. Se alojaron en el hotel Sierras de Cruz de Piedra pero casi no salieron más que al hall para charlar con algún fanático o para tomar un poco de aire. El recital fue una fiesta de liberación, como casi todos los shows del grupo tras la tragedia. Como el que se espera que será, varios muertos y varios años de cárcel después, el del 27 en la Calle Angosta.


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