Mientras la familia y el entorno de Mario Molina insiste en que él no fue quien maltrató a su hija Nazarena, la beba de cinco meses que murió tras ser sometida a torturas sistemáticas, para la Agente Fiscal N° 3, Elizabeth Giménez, la madre de la pequeña, Esperanza Alejandra Barzola (también imputada por el crimen) nunca denunció el maltrato que recibía la niña porque Molina también la golpeaba a ella.
Al tomar el caso esa línea de investigación, Giménez no dudó en solicitar al menos cuatro importantes medidas a la jueza Virginia Palacios. Una de ellas, son los estudios de “carácter urgente” psiquiátricos y psicológicos a la madre y al padre de Nazarena, para constatar si en realidad existía maltrato familiar en la vivienda del barrio San Martín, algo que no eximiría de responsabilidad a Barzola, pero sí serviría conocer las agresiones a las que estaba sometida.
“La defensa de Molina intenta echar todas las culpas contra la imputada Barzola, pero las pruebas indican que sufría un grave maltrato, es decir que es una mujer golpeada”, afirmó Giménez, quien además pidió los antecedentes policiales de Molina, el expediente en el Juzgado de Familia por un caso anterior de quita de tenencia a la madre de Nazarena, como así también solicitar los informes médicos y de la libreta de salud de la beba asesinada y una hermanita, Valentina.
“Hay pruebas que indican que la familia Molina acostumbra a amedrentar a los vecinos, inclusive de que el propio imputado (Mario Molina) es una persona muy agresiva a la que todos le tienen miedo”, señaló Giménez.
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