Ayer, casi 400 alumnos volvieron a empilcharse con el cárdigan azul marino, la pollera tableada, la camisa más inmaculada que atesoran y ese pantalón que tiene casi tatuada la raya media del planchado. Algunos lo hicieron para ratificar, frente a las puertas de la Municipalidad, la lealtad que ya le habían asegurado a la Bandera, el jueves en su escuela, pero para la mayoría fue la primera promesa a la insignia patria.
El acto fue frente al edificio de la Municipalidad de Villa Mercedes.
Desde mucho antes de que empezara el acto, o sea a las 16, en la Mitre, entre calles La Rioja y Remedios de Escalada, se pudo ver a los chicos de punta en blanco.
Según detalló Stella Maris Curtis, la supervisora del Ministerio de Educación, invitaron a las 82 escuelas que hay en la ciudad pero, como siempre sucede, muchas asisten pero sólo unas pocas lo hacen para prometerle lealtad a la celeste y blanca. "Como la mayoría ya hizo el acto en sus respectivos establecimientos, sólo algunas, las que no han cumplido con eso, vienen a prometer", explicó.
Las escuelas que cumplieron con esa materia pendiente ayer fueron: la N° 150 Provincia Santa Fe, N° 148 Provincia de Chubut, N° 176 Nélida Pérez de Ferrer, EPED N° 2 Vicente Escultor Lucero y el Instituto San Marcos.
Bajo los generosos rayos del sol y la tímida ventisca, la Banda de Música y Guerra de la V Brigada Aérea inició el acto con el Himno Nacional.
Las primeras palabras del acto fueron un aliento, una invitación a los estudiantes para que, con las pequeñas cosas de todos los días, puedan cumplir con su promesa. Ese mensaje estuvo a cargo de Sandra Zabala, del Tribunal de Contralor. "Tenemos que reflexionar sobre el significado que tiene ser leal a la Bandera; pensar en cómo rescatar este sentimiento patriótico de amor y respeto por lo nuestro. Los invito a ser como Manuel Belgrano, su creador, asumiendo las responsabilidades, no importa si son chicas. Son las que nos tocan, siendo un buen estudiante, un buen hijo, vecino, compañero y ciudadano", enfatizó segura de sí misma.
Tras el discurso y con la entonación de Aurora, los estudiantes de 4° grado comenzaron a prepararse. Los portadores colocaron la bandera en la cuja y el resto del alumnado se plantó bien parado, con las piernas juntas y la mirada al frente.
Con el "¿Prometen trabajar todos los días en el estudio para que con él puedan aprender todos los conocimientos que les imparten nuestros docentes, amar a sus familias, respetar a sus maestros y, como testimonio de este momento, frente a las banderas de cada una de sus escuelas, prometerle lealtad durante todos los días de sus vidas?", del ministro de Educación, Marcelo Sosa, los pequeños de nueve años lanzaron a coro un rotundo: "¡Sí, prometo!".
"Me siento muy bien. Nos dieron un diploma y una medalla", comentó feliz Agustín Fernández, del Instituto San Marcos. "Creo que lo vamos a poner en un cuadrito, de recuerdo", especuló, con una pícara sonrisa, su cómplice y compañero, Lucas Legria.
Pero no a todos los unía un lazo de compañerismo y/o amistad, a algunos los vinculaba la misma sangre. Como a Gonzalo, Valentín y Tatiana, los tres son primos y, al mismo tiempo, estudiantes de diferentes escuelas, que ayer fueron convocados por la misma misión. "No teníamos idea de cómo podría llegar a ser, nadie nos había dicho cómo era. Tanta gente, por lo menos a mí, me puso un poco nervioso", dijo Valentín, que fiel a su nombre fue el más corajudo del grupo de primitos, al menos, ante la pregunta de El Diario.
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