Quejas en dos barrios de la ciudad por la falta de agua

Alrededor de las 9:30 de la mañana Eduardo Baca se prepara para ir a trabajar al centro. Vive en una de las casas del bulevar Granadero Manuel Rosales, a la altura de Luis Becerra, en el barrio 544 Viviendas junto a Bruno, su hijo de 9 meses y su pareja Abril. El padre agradece que por suerte tuvo agua y pudo arreglarse para ir a cumplir su turno en un lavadero del centro. Pero la norma en el barrio en el que vive es que cuando llega el frío o el calor, el servicio escasea y las maniobras para mantenerlo son costumbre y se replican entre los vecinos. Varios kilómetros hacia el oeste, los habitantes del barrio La República se valen de conexiones clandestinas, y la solidaridad de los residentes del 1º de Mayo, para un suministro que para ellos es inexistente. Ambas poblaciones se encuentran en la periferia de la ciudad de San Luis.

Baca indicó cómo hace para arreglárselas los días de calor. Los tanques de agua de cada hogar quedan en una torre de no más de 3 metros en el patio trasero. Muchos conectan bombas para aumentar la presión que escasea en la zona. El vecino marcó a El Diario de la República que de todas maneras, la electricidad que gasta el aparato, hace que deba encenderlo por periodos. Los tanques tienen las llaves de paso la mayoría del tiempo cerradas. Cuando llegan las altas temperaturas, los padres y madres se levantan lo más temprano posible, abren las llaves, prenden las bombas y esperan llenar, antes que la casa contigua, su suministro para un par de días. En invierno, aquellos que no han podido aislar las cañerías, ven sus canillas sin siquiera gotas por la escarcha.

“Los vecinos ya no quieren quejarse, porque es normal que nadie venga. Hubo un fin de semana en noviembre que no tuve el servicio. Si no tenés bomba es un problema y si tenés te viene una boleta de luz tremenda. Hay que depender de muchas cosas: de la presión, de que ande bien la bomba, de que no pase las revoluciones porque sino se rebalse”, describió Baca.

Un comerciante, que vive en la misma calle y prefirió no dar su nombre, indicó que los problemas son constantes y que pasan las gestiones municipales y no se resuelven. La última administración, de Enrique Ponce, les aseguró que las nuevas obras del barrio Mirador del Portezuelo ayudarían a la presión en donde vivían. Esto finalmente no ocurrió, apuntó su mujer. En situaciones graves, debieron buscar con baldes en casas de familiares de otros barrios. Anteayer no tuvieron agua, aseguró la pareja.

Carlos, que vive en la manzana 4 del barrio, se las arregla con un tanque secundario que llena por emergencias. Y compra bidones de agua mineral para beber. Ya no se le congelan las cañerías en invierno porque las aisló. Y varios con quienes comparte cuadra aplicaron las mismas soluciones, aclaró. Cada vez que llega el verano, los tres consultados padecen la falta de agua.

A pesar de los reclamos, César Cabrera director de Servicios Básicos (SerBa) de la municipalidad aseguró que en los últimos días no recibieron ningún tipo de denuncia ni a su dirección ni al servicio de 0800 de la comuna. “Lo vamos a chequear. Estamos tratando de establecer de que la zona esté regulada como corresponde, para que en el verano y los días de calor, no tengamos inconvenientes”, agregó.

Mientras, un grupo de vecinos del barrio La República, se manifestaron ayer en las puertas de la Municipalidad. Fueron recibidos por el secretario de Servicios Públicos Ramón Zarrabeitia y demás funcionarios de la comuna como Cabrera. Alberto Barroso uno de los vecinos, al salir de la reunión, explicó que La República no tiene ninguno de los servicios básicos legalmente. Para valerse del suministro líquido, “pinchan” conexiones del 1º de Mayo o piden ayuda a los vecinos para sacar baldes y bidones. Se acercaron al edificio de San Martín y Belgrano para pedir que se agilice una obra de conexión que se inició hace poco. Los últimos días de esta semana realmente sintieron el impacto de no tener el servicio. El ingeniero Zarrabeitia estimó un plazo de 30 días para finalizar la obra.

“Hace 15 días comenzamos con la red del barrio La República. Se han hecho 1.200 metros, una cuadra por vía. Por efecto del calor y de la rotura de la cañería maestra en dos ocasiones,  mientras se hacían los trabajos de cloacas del 1º de Mayo, se cortó el agua y se hizo la reparación. Estaban asustados y pensaban que no iban a realizar las tareas. Le confirmamos que la obra no se va a parar y en 30 días van a tener la red conectada al sistema público”, detalló el secretario, quien afirmó que se trataría de cerca de 700 familias las que recibirán el servicio. Consultado sobre si enviarán durante estos 30 días camiones municipales para asistir a la población, Zarrabeitia dijo que sólo atenderán casos puntuales. “El tema de los camiones es un paliativo ante una emergencia concreta. Se generan  problemas entre los vecinos por quien carga primero y último. Cuando tengan un caso puntual, vamos a ir. Hoy no están pasando esa situación”, aseguró. “Ellos se comprometen y esperamos que cumplan”, contestó Barroso.

Una contradicción se cierne sobre el bulevar del 544 Viviendas que visitó El Diario. El agua escasea en días de calor. Sin embargo en la templada mañana de ayer, el líquido se escurría por las grietas de hormigón de la descuidada intersección. Enero se acerca y la gente espera que el agua salga por las canillas y no por la calle.