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La siembra, en carrera contra la sequía y el reloj

La falta de humedad en el suelo hizo que muchos productores se inclinaran por sojas de segunda y maíces tardíos. Si se demoran más, aparece el riesgo de las heladas tempranas.

Por Juan Luna
| 25 de noviembre de 2018
Tierra mojada. Para empezar con los cultivos, recomiendan tener entre un metro y un metro y medio de agua en el perfil del suelo.

En el comienzo de cada temporada agrícola, la tierra les presenta nuevos desafíos a los productores. Pero no se trata solo de una constante búsqueda de la mayor rentabilidad posible. La siembra es también una oportunidad para mejorar, vencer los obstáculos que se presenten en el camino a la tan ansiada cosecha.

 

Para muchos agricultores del Departamento Pedernera, la llegada de la primavera era el momento ideal para tomarse una pequeña revancha de la campaña pasada, que no fue la mejor tras un combo dañino de pocas lluvias y altas temperaturas. Sin embargo, el panorama volvió a presentarse complicado para los cultivos.

 

La feroz sequía que tuvo a maltraer a muchas regiones del país, dejó secuelas que todavía se sienten en los campos. Y así, ante la falta de la humedad suficiente en el perfil del suelo, muchos tuvieron que retrasar el inicio de sus siembras.

 

Ahora, con el alivio de algunas precipitaciones recientes, la mayoría de los agricultores se han inclinado por hacer sojas de segunda (llamados así por la fecha y no por su calidad), otros están a punto de empezar con los maíces tardíos, y algunos saben que hacer un cultivo en estas condiciones es una lotería y no están dispuestos a tomar el riesgo.

 

“Hay algunos campos que conservan algo de humedad en el perfil, que tienen la napa cerca, o que venían con barbechos bien hechos y han podido hacer algo de primera, pero la mayoría se retrasó", explicó Roberto Luna, un ingeniero agrónomo que realiza siembras en sociedad, y que este año arrendó un campo ubicado en las afueras de Villa Mercedes, en dirección a Río Cuarto.

 

En esas tierras pudieron plantar unas 200 hectáreas de maíz en las primeras semanas de octubre. "Cuando pulverizamos había muchísimas máquinas disponibles para contratar, pero ahora ya no se consiguen, porque todo el mundo las está contratando", agregó.

 

La urgencia por completar los lotes obedece a una carrera contrarreloj. Con una ventana de siembra demasiado estrecha en la región, por cada día que se demoren para comenzar el cultivo aumentan las posibilidades de que los afecten las heladas tempranas. Sobre todo si se tiene en cuenta que este año, algunos fríos extremos sorprendieron desde febrero.

 

Luna opinó que el pronóstico de lluvias es una herramienta clave para decidir qué cantidad de cultivos hacer en cada campaña agrícola. Y aunque en su caso mantuvieron la misma superficie que en años anteriores, admite que siempre hay cierto nivel de incertidumbre. "Sabemos que es una zona marginal para la agricultura, no solo por los promedios de precipitaciones, sino también por la forma en que se distribuyen, además de otras características propias del suelo, como su profundidad y fertilidad. Son cosas que se pueden ir corrigiendo con productos químicos, pero tiene un costo elevado", aclaró.

 

Ramiro Goncálvez, quien asesora a diferentes establecimientos desparramados en lugares como Justo Daract, Juan Llerena y Fraga, sostuvo que en un escenario como el actual es donde se notan más los beneficios para aquellos productores que han hecho un buen manejo de sus terrenos.

 

"Todos los campos que han cosechado su soja en abril, vienen barbechando y han hecho verdeos de cobertura y de invierno, tienen alrededor de un metro o un metro y medio de perfil. Entonces, con las pocas lluvias de octubre han podido sembrar su oleaginosa; y con las que lleva noviembre, van a poder empezar la semana que viene con su maíz tardío", describió.

 

Son pocos los productores que contaban con barbechos y humedad en el perfil para anticipar sus siembras a los primeros días de octubre. La mayoría tuvo que esperar.

 

Por eso, afirmó el asesor, los que han planificado sus cultivos están en mejores condiciones para afrontar las condiciones climáticas que se presentan. En el caso contrario, "el que hizo doble cultivo en una zona en la que el agua no alcanza a veces para cubrir las necesidades de uno solo, está complicado. Tenemos que tener en cuenta que estamos en el semiárido, que todos los años vamos a tener déficit hídrico, en mayor o menor medida. Por eso quizá sea tomar mucho riesgo, jugarse a que en lo que queda de noviembre y diciembre se pueda llenar el suelo", afirmó.

 

El agrónomo explicó que la franja de campos que van desde Villa Mercedes hacia Granville son los que tienen un panorama más difícil, puesto que muchos cuentan apenas con entre un 5% y un 10% de humedad. En esas condiciones, "si te largás a sembrar es como tirarse a una pileta sin agua", comparó.

 

Los registros de las precipitaciones han sido muy variables en la provincia y en el propio Departamento Pedernera. Según los datos de la Red de Estaciones Meteorológicas (REM), en todo octubre cayeron apenas 24,2 milímetros en Villa Mercedes, cuando los promedios históricos del mes oscilan entre los 60 y los 80. En Justo Daract, solo se registraron 23,4 milímetros, muy por debajo de los valores de entre 80 y 100 que se tienen documentados.

 

Gustavo Del Bosco es otro agrónomo que tiene una doble mirada: hace su propia producción y asesora a otros agricultores de la región. Sostuvo que muchos tenían la intención de empezar antes con los cultivos este año, y poder tomarse una especie de revancha de algunos sinsabores que les dejó la campaña anterior.

 

Sin embargo, informó, en muchas localidades comenzó a llover después del 10 de noviembre. Recién a partir de esa fecha la siembra de soja llegó a su plenitud. "El maíz no ha empezado en muchos lugares, porque se le dio prioridad a la oleaginosa. Muchos van a estar empezando a fin de mes, entre del 25 de noviembre y el 10 de diciembre, que es la fecha óptima para hacer el maíz tardío", dijo.

 

En su campo, emplazado unos ocho kilómetros al sur del predio de Ser Beef, Del Bosco está enfocado en terminar de pulverizar unas 200 hectáreas de soja y unas 250 de maíz. En su caso, el cereal siempre se lleva un poco más de superficie porque además de cosecharlo le dan utilidad en la pata ganadera de la empresa. "Largamos la siembra con la preocupación de que veníamos de una sequía muy grande y de que no teníamos agua almacenada. Entonces, ahora dependemos de lo que llueva para adelante", expresó.

 

La buena noticia para la agricultura es que los pronósticos climáticos son alentadores. "Todo indica que va a ser un año normal en los niveles de precipitaciones. Entonces las expectativas son buenas", afirmó Del Bosco.

 

La contracara de esas predicciones meteorológicas es que las lluvias pueden llegar acompañadas de episodios de granizo, el enemigo más temido por los hombres que ponen sus fichas, su dinero y sus esperanzas en cultivar la tierra. "Hace unos quince días cayeron unas piedras muy chiquitas, que no hicieron mucho daño. Cuando la planta es chica y el granizo no es significativo, se recupera muy bien y no hay inconvenientes. El problema es cuando el cultivo está en pleno crecimiento, por eso el daño está en función del ciclo", explicó el ingeniero Luna.

 

El riesgo de las heladas es otro de los peligros latentes. Aunque los pronósticos indiquen que este año habrá menos probabilidades de episodios tempranos. "Al tener mayores precipitaciones es más difícil que se asiente una helada, pero el maíz va a ser tardío en una gran proporción, entonces también esperamos tener un otoño libre de estas temperaturas", expresó Del Bosco.

 

Entre tantos problemas, la sequía tiene un aspecto que es relativamente positivo. Al faltar agua en los suelos, las malezas tampoco tienen los nutrientes necesarios para emerger.

 

Por eso, el especialista del INTA, Jorge Garay, informó que el yuyo colorado, (en sus dos variantes amaranthus palmeri y amaranthus quitensis) "todavía no ha tenido una gran emergencia, ha nacido muy poca cantidad por suerte".

 

Lo mismo vienen observando con otras especies problemáticas en la región, como las gramíneas, la pata de gallina o la roseta.

 

Sin embargo, aclaró, lo que ahora puede presentarse como un escenario de tranquilidad, puede convertirse en perjudicial más adelante. "Los pulsos de nacimiento de los cultivos se van a prolongar en el tiempo y pueden empezar a aparecer las malezas", afirmó.

 

Luna contó que uno de los problemas con los que lidian en su zona, es el llamado "Mal de Río Cuarto", un virus que afecta principalmente al maíz. Es transmitido por una especie de chicharrita, cuyo nombre científico es Delphacodes kuscheli. "Si el ataque es temprano, directamente la planta no  desarrolla la espiga y termina muriendo sin producir nada. Si la ataca al medio del ciclo, le produce un enanismo y el cultivo no alcanza todo su tamaño. En cambio si la pica cuando es grande, el daño no es tan importante pero provoca mermas en el rendimiento", detalló.

 

Las malezas tampoco han tenido los nutrientes necesarios para emerger. Igual aconsejan estar atentos con los monitoreos.

 

Garay aconsejó que el mejor remedio para evitar inconvenientes con el virus es sembrar cultivares que sean tolerantes a esta enfermedad. Sin embargo, uno de los fenómenos que tiene atentos a los productores y los investigadores es la aparición de malezas resistentes al glifosato. Por lo que "antes de la siembra, siempre es conveniente aplicar productos que controlen la maleza en la superficie y mezclar con otros residuales que actúen a medida que la planta va apareciendo", dijo el especialista.

 

De todas formas, el riesgo de la aparición de especies no deseadas está latente hasta que el cultivo cierra el ciclo. De modo que un constante monitoreo y un manejo integral son más que necesarios para evitar mermas en los rendimientos y, por lo tanto, en la rentabilidad de las cosechas.

 

Aunque es un aspecto cambiante, la situación del mercado en estos momentos es positiva para la agricultura.

 

Más allá de que la disparada del dólar trajo aparejado el incremento de los costos, y encima volvieron las retenciones, todavía resulta un negocio redituable apostar a la agricultura.

 

"Los insumos los adquirimos en dólar y hoy por hoy están súper caros. De todos modos, este valor del dólar es beneficioso para la producción, que por lo general no tiene limitantes para las ventas. Son commodities que se venden bien, con mercados muy conocidos", analizó Luna.

 

Del Bosco, por su parte, opinó que "los precios no son malos, pero tampoco son espectaculares". "Hay un problema entre China y Estados Unidos, que influye sobre el mercado de Chicago, que es el que nos marca los precios. Por eso esperamos que se resuelva y, para la cosecha, tener mejor precios que ahora", pidió casi en forma de ruego.

 

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