Béisbol y Sóftbol Femenino: sangre nueva en un deporte que volvió
Verónica Yevenes jugó en los 90 y volvió este año, y hace pocos meses Camila Herrera se unió a "Águilas".
Con el auge del béisbol y el sóftbol en la provincia, dos generaciones brillan en el diamante. En los '90, Verónica Yevenes jugó en “Los Halcones” hasta que cesaron las actividades, y este año retornó a la disciplina. Por su parte, Camila Herrera se unió a “Águilas”, el equipo de béisbol y sóftbol femenino de San Luis, que el 7 y 8 de setiembre competirá en Mendoza.
Son más de 25 integrantes que “guantean” y entrenan a las 17 los lunes, miércoles y viernes en el Parque de las Naciones, y sábados a las 11 en el “Nido de las Águilas”, en el estadio “Juan Gilberto Funes” de La Punta.
A mediados de los '80 y principios del 2000, hubo un auge con el béisbol local, pero se apagó. Sin embargo, aquellas deportistas volvieron y hoy algunas comparten con sus hijos y sus ex compañeras.
No es un dato menor que Verónica está empadronada junto a su marido Leonardo Pieroni, quien juega en la primera de Internacionales, y es primera base (y también presidente de la Liga puntana) y con el catcher Guido Pieroni, el hijo de ambos. Guido, de 10 años, acompañaba a sus padres en los partidos y se quedó.
Otro nexo filial lo tiene el adolescente Federico Gatica, que es hijo de Hugo Gatica, el coach de “Águilas”.
Yevenes fue primera base de “Los Halcones” en GEPU y del seleccionado provincial; jugó de los 14 a los 21, y a pesar que había varios equipos en San Luis “a mediados de los '90 se cortó porque no estaban bien hechas las cosas y en el '95 desapareció” comentó Vero.
A su lado, Herrera contó que jugaba en la escuela “Lucio Lucero” en 2009, era catcher “porque nadie quería hacerlo”, remató con una sonrisa. “Los conocí porque me enteré que iban a guantear. Me gusta y, ahora que surgió, nos juntamos todos los apasionados de este deporte”, describió la joven de 26 años, que juega de fielder 7 y combina sus horarios para estudiar gastronomía.
Para incentivar a nuevos valores juegan partidos de exhibición en escuelas y comedores barriales. “Les gustó a los directivos. Estas disciplinas, que no son de contacto, renovaron las actividades entre ambos sexos”, dijo Camila.


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