Pese a la amenaza de lluvia, los puntanos coparon Potrero

Los nubarrones de la siesta de ayer no impidieron a los puntanos y las puntanas disfrutar del domingo en familia y refrescarse a orillas del dique de Potrero de los Funes. Si bien, con la caída de unas pocas gotas, muchos precavidos huyeron de la zona para refugiarse, otros decidieron esperar. Y el clima les dio la razón. La gran atracción de la tarde fueron las playas de arena traída de Jarilla que tiene la particularidad de ser muy fina y casi blanca. Este espacio fue un trabajo mancomunado entre varios ministerios del Gobierno de la Provincia.

La zona ubicada detrás de boxes fue uno de los espacios donde más concentración de gente hubo. Nadie se privó de darse un chapuzón en el dique y de tomar sol.

Iván Isaguirre llegó desde La Calera en auto, junto a sus amigos Franco y Yanela, para pasar el día en Potrero. "Es un lugar al que solemos venir y esta vez fue decisión de las mujeres. Llegamos hace unos veinte minutos y vinimos a disfrutar el día y tomar unos 'verdolagas'", bromeó Iván.

En otro sector de la playita estaba Mabel González, una asidua visitante de San Luis que viene desde Avellaneda, Buenos Aires, dos veces al año para encontrarse con sus seres queridos. "Tengo a mis parientes, mi compadre y mis dos ahijadas", dijo. La familia, que vive en el barrio Alto Verde, en la zona de la segunda rotonda, comentó que notaron un gran cambio en la zona del peridique que está atrás de boxes.

"Me encanta cómo quedó, está bueno porque nos podemos meter al agua y es seguro para los niños y es un lugar tranquilo. Siempre venimos acá y se nota mucho la diferencia con el año pasado. La verdad es que vamos a volver", expresó Norma, quien estaba junto  a Mabel y su hija Vanesa.

Sobre el horario de regreso, exclamaron que hasta que la lluvia no las echara no se irían de allí. Sin embargo, el tope propuesto fue hasta las 18.

Mabel, visiblemente entusiasmada con el día campestre, confesó que pronto arreglará todo para instalarse de manera permanente en San Luis: "Voy a vender mi departamento en Buenos Aires y me voy a comprar una casa acá. Eso es lo mejor que puedo hacer".

En la zona lindera al río, las familias coparon los asadores y sus mesas. Las fogatas ardieron para  las carnes del mediodía y, mientras todos hacían la sobremesa y comían los últimos bocados, los chicos disfrutaban del lánguido arroyo.

Mientras esa escena sucedía, Franco Tous y sus amigos esperaban que se desocupara alguna parrilla para iniciar el tardío fuego. "Venimos a pasar el día porque en el centro el calor es insoportable. Acabamos de salir de trabajar y no dudamos en arrancar para el campo. Sobre todo lo hacemos para que los chicos puedan disfrutar un poco del agua", remarcó.

A medida que la tarde entraba, las pesadas nubes se fueron disipando y dejaron al descubierto un sol penetrante, que no hizo más que invitar al disfrute del agua y de la compañía entre amigos y familia.