Detuvieron a dos personas que pasaron ocho horas atrincheradas

Las dos personas detenidas este jueves a la siesta mantuvieron en vilo a la Policía, a sus vecinos y a los cientos de espectadores que siguieron su historia policial por radios y redes. Esta mañana, cerca de las 7, personas que viven en calle Rivadavia extremo sur llamaron a la Policía luego de oír varios disparos al aire que provenían de un departamento arriba del comercio Casa Nicolai. El hombre que los habría efectuado, de 39 años, y un acompañante se negaron a salir de la vivienda cuando llegaron las autoridades, dando inicio a una situación de incertidumbre y negociación que se extendió por más de ocho horas.

Todo inició cerca de las 7:20 con un llamado al 911 que advertía sobre varias detonaciones que parecían disparos y que provenían de una vivienda en la planta alta de Rivadavia sur al 25. Hubo distintas versiones: algunos testigos refirieron entre 7 y 9 tiros, otros entre 9 y 11 y que comenzaron poco después de las cinco de la mañana.

Pero la tensión se generó cuando dos motoristas de la División de Respuesta Inmediata Motorizada (DRIM) que llegaron a la escena notaron que el sospechoso no contestaba a sus llamados, estaba en un estado de exaltación y aseguraba que iba a quedarse atrincherado.

“Hubo un intento de negociación y se agotó rápidamente, porque el ánimo de la persona no ayudó. Hay que esperar al tiempo. No podemos confirmar si está bajo el efecto de alguna sustancia”, comentó a media mañana el comisario general Hernán Soloa, jefe de la Unidad Regional I, al programa “Antes del Mediodía” de Lafinur FM Radio.

A medida que llegaban más efectivos las dudas se acrecentaban. La Policía no sabía qué clase de arma tenía el hombre, si tenía más de una, si aún tenía balas, cuáles eran sus intenciones y, sobre todo, no sabían si la persona que lo acompañaba estaba allí por propia decisión o contra su voluntad.

Y eso no es todo: el perfil psicológico que los investigadores elaboraban minuto a minuto sembraba más tensión. El implicado, miembro de la familia Nicolai, fue descripto por familiares y vecinos como una persona iracunda, inestable y con problemas de adicciones.

Valeria, por ejemplo, expareja del atrincherado y con quien tiene una hija de 7 años, sostuvo en declaraciones radiales que realizó 17 denuncias por violencia de género y que jamás la escucharon. “Él me quebró entera”, dijo en referencia a presuntas fracturas que sufrió en esas agresiones.

A los efectivos del DRIM, del Comando Radioeléctrico, de la Comisaría 1ª y al personal de bomberos luego se le sumaron policías del grupo especial COAR, que fueron los que finalmente entraron al departamento y redujeron a los sospechosos.

“Debemos decir que gracias a Dios no hay ninguna persona lesionada. Ellos están bien y los policías también”, comentó el jefe de la Policía de San Luis, comisario mayor Darío Neira, en una conferencia de prensa improvisada que dio pasadas las 15 en medio de la avenida Juan Gilberto Funes.

Una de las incógnitas que reveló Neira es que el acompañante del dueño de casa no estaba secuestrado. “No tenemos indicios de que estuviera retenido por el otro sujeto. La investigación se va a profundizar. Vamos a inspeccionar y verificar si hay armas de fuego u otro indicio de la denuncia inicial”, explicó.

Para sumarle al expediente que van a girarle al juez Correccional Juan Manuel Montiveros Chada, la Policía iba a revisar el interior del departamento, el local que está debajo, el patio y las propiedades colindantes en busca de armas o indicios de impacto de los presuntos disparos.

Neira se refirió al despliegue por el caso como “un gran trabajo en equipo” que llevaron adelante la plana mayor de la Policía en su conjunto, las unidades especiales, la Unidad Regional I y la Comisaría 1ª.

Sobre el estado de los detenidos, el jefe de Policía dijo que se entregaron sin resistencia, pero que igual iban a ser revisados por personal médico del Sempro para luego ser trasladados a una celda.