Ensayan con la aplicación de bioestimulantes en arándanos

El arándano es una fruta muy demandada a nivel mundial, no solo por sus propiedades nutricionales y terapéuticas, sino también por su alto contenido de antioxidantes, su capacidad antiinflamatoria y además, es muy rica. Investigadores del INTA Concordia, en Entre Ríos, acompañan a los productores y buscan mejorar la calidad de la fruta. Por eso, evalúan productos a base de extractos de algas y de proteína de pescado, que fueron aplicados en forma foliar y por fertirriego en el cultivo de arándano. Algunas de las respuestas observadas fueron mayor crecimiento vegetativo, una mejor firmeza y aumento del contenido de nutrientes.

“Un bioestimulante es cualquier sustancia o microorganismo que se aplica a las plantas con el objetivo de mejorar la eficiencia nutricional y la tolerancia a estrés abiótico”, definió María Fernanda Rivadeneira, investigadora en ecofisiología de frutales de la institución, quien agregó que “es importante destacar que no forman parte del grupo de pesticidas ni de los fertilizantes”.

La producción argentina de arándanos se desarrolla en 2.750 hectáreas, y gran parte se destina a la exportación como fruta fresca y congelada. En los últimos años, el ingreso de nuevos países proveedores y la caída de precio impulsaron la necesidad de contar con tecnologías de manejo, logística y transporte para obtener una fruta de mayor calidad y que sea competitiva.

“En este sentido, el foco de la producción nacional está puesto en diferenciarse a través de la calidad, aspectos que incluyen tamaño, firmeza y sabor, cualidades valoradas en muchos mercados”, señaló Rivadeneira.

Si bien el mercado de arándanos se encuentra en crecimiento año tras año, hay una tendencia creciente a que el consumidor busque alimentos que provengan de producciones sustentables.

“En el país se implementan y certifican normas que aseguran la calidad de la fruta de exportación, pero también cobra relevancia, y es cada vez más importante, tener en cuenta que la producción sea sustentable y es por ello que el sector está atento a estos nuevos desafíos que se van presentando en un mundo cada vez más competitivo”, explicó la investigadora.

Para esto, el equipo de investigación, junto con productores de quintas comerciales llevaron adelante ensayos que contemplaron momentos de aplicación diferentes, en función del producto, cultivo y objetivo definido. Los ensayos se realizaron sobre las variedades Emerald y Snowchaser, en inicio de floración, crecimiento de fruto y luego de la cosecha. Se utilizaron plantas que se encontraban en buen estado.

“La fruta, una vez cosechada, fue llevada al laboratorio donde se realizaron distintas evaluaciones”, indicó Rivadeneira, y explicó que entre los resultados que se obtuvieron, observaron un mayor crecimiento vegetativo y una notoria firmeza de la fruta en las plantas. También mejoró el contenido de nutrientes en las hojas y los niveles de nitrógeno, potasio y magnesio en el follaje de la variedad Snowchaser.

Rivadeneira aseveró que “si bien los resultados son recientes, es fundamental poder contar con estas alternativas de manejo para el productor, ya que evaluar los productos disponibles en el mercado permite generar información adaptada y validada para la región”.

Hoy se realizan ensayos para evaluar el comportamiento de nuevas variedades inscriptas de arándanos, la respuesta de la especie bajo distintos sistemas, como al aire libre, bajo cobertura con malla antigranizo, plástico y manta, y la aplicación de biorreguladores y la interacción con los metabolitos y la aplicación foliar de fertilizantes.

Fuente: INTA Informe.