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Francisco Marquinez, un artesano que recicla con mirada de músico

Utiliza madera y otros elementos en desuso, y realiza instrumentos musicales y joyas de plata.

Por redacción
| 25 de abril de 2021
Maestro del reciclaje. Francisco Marquinez, frente al instrumento. Foto: Gentileza.

Como un chamán que juega constantemente con la naturaleza y sus recursos, Francisco Marquinez toma elementos como ramas, piedras y maderas para reciclar, y los transforma en arte. Todos estos elementos, sumados a sus habilidades como artesano y su buena energía, hacen que los instrumentos y la joyería que fabrica estén cargados de una vibra especial, directamente conectada con la tierra y sus elementos naturales. Así describe el artesano radicado en la Villa de Merlo a sus creaciones.

 

La curiosidad es la materia prima para todos los proyectos que encara Francisco; su segunda leitmotiv es "nada se desperdicia, todo se recicla". Fue así que de ser músico pasó a construir sus propios instrumentos, motivado por la necesidad de ser el creador de su propio arte desde el más mínimo detalle. Con el tiempo se dio cuenta que los elementos que le sobraban tenían una belleza única, así que los tomó y comenzó a hacer anillos, collares y pulseras de ellos. Más tarde sumaría la plata, la fusión de metales y las piedras a su joyería, atraído por los colores, los brillos naturales de la mica y el tornasolado de los materiales que estuvieron en contacto con el agua.

 

"Todo nació cuando tenía 18 años y estaba buscando hacer cosas que me hagan bien y feliz. Como ya hacía música, pensé en empezar a trabajarla con mis manos y desde la madera. Hice un taller en el que me enseñaron lo básico y ahí me largué a experimentar por mi cuenta, con la curiosidad como guía", explicó Francisco, o "Frano del Monte", como se hace llamar en Instagram, desde donde vende su arte.

 

Sin embargo, trabajar la madera y crear instrumentos desde cero no fue suficiente para el artesano y, motivado nuevamente por la curiosidad, dejó Buenos Aires, su provincia natal, y se mudó a la Villa de Merlo. "Siempre busqué la conexión con la naturaleza, necesito estar abrazado a árboles y plantas. Así que un día me vine a Merlo a pasear, conecté con el lugar, me quise quedar y todo lo demás fue saliendo", relató.

 

Ahora Francisco cultiva en su terreno calabazas, caña y bambú, que utiliza para confeccionar charangos, flautas y tambores, entre otros instrumentos. "Después, lo que más hago es juntar troncos de distintos árboles, cada uno tiene su color y su tiempo de secado. Toda esa labor repercute energéticamente en el instrumento, es mucho más limpio y sano para el ambiente y para nuestra música", fundamentó.

 

El mismo tratamiento que hace con sus artesanías lo tiene para con su música, a la que describe como espiritual y orgánica. Ya sea solo o con amigos, fusiona diversos géneros, como el reggae, el rock y la electrónica, con sus instrumentos hechos en casa. Por el momento no ha lanzado su material musical, sino que sube fragmentos de sus composiciones a las redes sociales.

 

Al igual que las maderas y los frutos que utiliza para sus creaciones, su música necesita aún su tiempo de maduración y un pequeño, o gran, impulso de curiosidad que motive a Francisco a sacarla a la luz.

 

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