El Cristo de la Quebrada y el Señor de Renca: dos devociones que unen a los sanluiseños

Monseñor Gabriel Bernardo Barba (Obispo de San Luis)

Desde mi llegada a San Luis como obispo, he podido reconocer los lugares principales donde se encuentra la fe más profunda del pueblo de San Luis

Y lo puedo expresar con facilidad nombrando al Cristo de la Quebrada y al Señor de Renca. Por supuesto, y las devociones Marianas, particularmente a Nuestra Señora del Rosario del Trono.

Quien se acerca a estas devociones podrá encontrarse con la esencia del pueblo y la historia de San Luis.

Y junto al pueblo llegar a Dios.

Gente sencilla, gente de campo, peregrinos que vienen de lejos —siguiendo las tradiciones de sus padres y abuelos— transmiten de generación en generación la fe a sus hijos y nietos. Posiblemente sin grandilocuentes palabras, pero con la grandeza del que ha encontrado un gran tesoro y no se lo guarda. Lo comparte.

Miles de peregrinos caminando, en bicicleta o en cualquier otro medio van llegando con sus alegrías y tristezas. Con sus cargas y esperanzas, para volver a sus pagos con el alma renovada y muchas veces también con el perdón sacramental. Tanto en Villa de la Quebrada como en Renca podrán encontrarse con su amigo y Señor Jesús. Allí alimentan su alma para volver con fuerzas renovadas a su realidad cotidiana.

Dos lugares distintos, con una misma intensidad compartida: el amor a su Jesús. El amor a su Cristo que escucha sus ruegos, los anima y consuela.

Yo tendré la gracia y el privilegio de estar en cada Santuario y en nombre de cada uno de los fieles y de sus familias estaré poniendo a sus pies sus oraciones y pedidos. Roguemos este año por todos los que sufren esta pandemia: por enfermedad o por sus consecuencias en pérdidas y hasta por la falta de trabajo. Cristo es nuestra fuerza. ¡Dios los bendiga! Que el Santo Cristo nos proteja por siempre.

● Cristo de la Quebrada

Según la tradición oral, Tomás Alcaraz llevó el crucifijo a su casa pero al poco tiempo desapareció.

Unos días después lo encontraron en el mismo sitio en el que había sido hallado y la gente interpretó que el Cristo quería quedarse allí. Esto habría ocurrido entre los años 1850 y 1860.

La veneración al Santo Cristo comenzó en la casa de los Alcaraz y luego la familia levantó una capilla en donde la gente del lugar y pobladores de parajes vecinos comenzaron a venerarlo a cambio de los milagros y favores recibidos.

- Calvario

Enclavado sobre el cerro Tinaja, hace 70 años fue el lugar elegido por quien era el obispo, monseñor Emilio Di Pascuo, para albergar el imponente calvario de 14 estaciones con estatuas de tamaño natural.

Las imágenes fueron esculpidas en mármol de Carrara en Italia por Nicolás Arrighini, entre 1949 y 1951.

Llegaron a la provincia a partir de 1950, pero recién el 3 de mayo de 1951 el Calvario fue inaugurado en coincidencia con el día que se celebra la festividad del Santo Cristo.

- Caminata nocturna

Tradicionalmente, un gran número de promesantes transitan caminando desde San Luis hasta la Villa la noche del 30 de abril y llegan por la mañana o a la madrugada del 1º de mayo.

 - Procesión

A partir de 1868 comenzó la existencia de la Villa de la Quebrada y cada 3 de mayo se realiza la multitudinaria procesión en la que el Cristo recorre determinadas calles de la Villa ante la presencia del obispo y autoridades municipales y provinciales. Es uno de los momentos más emocionantes de la jornada religiosa, ya que el pueblo entero venera la figura del Cristo de la Quebrada en su única salida anual del templo.

● Historia del Cristo de Renca

Durante el año 1636, según refiere el padre jesuita Alonso de Ovalle en su “Histórica relación del reino de Chile”, se halló un árbol en el Valle de Limache (Santiago de Chile) que fue cortado, entre otros, por un indio para hacer su choza.

El árbol formaba una perfecta cruz que incluía la imagen del crucifijo del tamaño de un hombre real.  Luego de conocida la noticia una mujer noble se lo llevó a su estancia y edificó una iglesia.

Posteriormente, se lo trasladó al pueblo de Renca, en las cercanías de Santiago de Chile, hasta que en 1729 un incendio destruyó su capilla, consumió el árbol, pero se salvó un trozo del Cristo.

Un grupo de hermanos jesuitas cargó la imagen hecha con los restos del árbol quemado y lo llevó hasta el pueblo del mismo nombre en las serranías puntanas, hacia 1732 cuando se construyó la primera capilla.

Para 1832 la capilla sufrió el ataque de los indios Ranqueles y la imagen fue trasladada a distintas capillas del norte provincial.

Procesión

El 1º de julio de 1857, Manuel Paz realizó un nuevo crucifijo en madera del cristo del espinillo por mandato del párroco Ángel Pacífico Bolla, que es la imagen que hoy se venera.

En 1874 se construyó el edificio del nuevo santuario donde actualmente está la veneración religiosa. La Iglesia de San Luis decretó el día 3 de mayo como el día para la celebración de la fiesta patronal.

MENSAJE DE LOS PÁRROCOS

● (Pbro. Federico Kunz y Pbro. Cristian Córdoba)

Queridos fieles devotos del Santo Cristo de la Quebrada y del Divino Señor de Renca:

Este año nos toca nuevamente, como el año pasado, vivir las respectivas fiestas patronales desde nuestros hogares, con la tristeza de no poder estar presentes y cercanos.

Sabemos que muchos tenían la esperanza de retornar a los santuarios después de haber vivido las fiestas a la distancia el año pasado.

Lamentablemente, este año no podremos estar presencialmente al lado de nuestros Santos Patronos a los que tanta devoción les tenemos. Pero estamos seguros de que nuestros corazones estarán en cada uno de estos lugares santos para poner a los pies del Cristo de Renca y del Cristo de la Quebrada nuestras intenciones, nuestros pedidos, nuestras angustias y problemas. Y sobre todo nuestra confianza en que en esta oportunidad es Cristo el que se acerca a nosotros, a nuestros hogares.

Por eso como párrocos de los Santuarios del Divino Señor de Renca y del Santo Cristo de la Quebrada queremos invitarlos a vivir estos días de novena y el día de la fiesta de cada uno de los patronos con una fe intensa en la cercanía de Dios, con una esperanza firme en que el Señor escuchará nuestras súplicas y con un auténtico amor a Dios y a los hermanos.

Esta situación nos tiene que ayudar a renovar nuestra fe y nuestra confianza en Dios, que sabe sacar de males bienes y seguramente esto nos fortalecerá.

Nos encomendamos especialmente a nuestra Madre María Santísima para que ella guíe nuestros pasos y nos sostenga en estos momentos, y especialmente a San José, a quien ha querido el Papa Francisco dedicarle este año en su honor.

Cristo de la Quebrada, ten piedad de nosotros.

Divino Señor de Renca, ten piedad de nosotros.