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Sir Chaplin, en Chacabuco y Pringles: una esquina con historia

 Abrió sus puertas en 1985 y cerró en 1994. Deportistas, empresarios, comerciantes y estudiantes pasaron por el negocio. Carlos Menem lo eligió para un almuerzo con el Gobernador de San Luis.   

Por Johnny Díaz
| 25 de julio de 2021
Sir Chaplin. La esquina de Chacabuco y Pringles era el lugar elegido para comer unas pastas caseras y escuchar buena música en shows en vivo. Foto: Gentileza.

Sir Chaplin fue uno de los restaurantes más emblemáticos de la noche puntana en la mitad de la década del '80 y una buena parte de los '90. Estaba ubicado en la esquina de Pringles y Chacabuco de la capital sanluiseña y contaba con una excelente cocina, con una interesante variedad de platos que muchas veces sorprendía a sus comensales. Era el lugar elegido por muchos a la hora de pasar un buen momento.

 

Entre sus asiduos concurrentes hubo deportistas, comerciantes, empresarios, periodistas, políticos, educadores, estudiantes y hasta integrantes de la diócesis provincial, que se sentaron en sus mesas para degustar sus delicias.

 

Los fines de semana no faltaban los números artísticos en vivo,  como el grupo Ambada, integrado por el "Negro” Amaya, Jorge Báez y Miguel Dana (de las dos primeras sílabas de sus apellidos nacía el singular nombre). También actuaban Daniel Delgado y Julio Oros, el cantante y actor Nicolás Páez, musicalizado por Miguel Ángel Reynoso, y el ballet de Jorge Garraza. Reconocidos en el país como Los Cantores del Alba, Yaco Monti, Cuyum 4, con Darío Riccobelli, "Nodo" Díaz, Carlitos Escudero y "Coco" Alcaraz y el cómico Juan Verdaguer fueron parte de noches espectaculares.

 

 

Juan Carlos Godoy. "Fue una linda etapa de mi vida en un lugar de encuentros, donde se mezclaban la buena comida, la música, la cultura y el deporte". Foto: Carlos Braile.

 

 

Era, para propios y extraños, una esquina diferente, pintada e ilustrada para la ocasión. De sus paredes colgaban innumerables cuadros del cómico Charles Chaplin, famoso por sus actuaciones en el cine mudo.

 

Hoy Juan Carlos Godoy, el propietario del desaparecido restaurante, cuenta cómo nació y el porqué del cierre de sus puertas. “Abrí las puertas de Sir Chaplin a mediados de 1985. Un grupo de amigos y yo intentamos armar una sociedad que se desinfló antes de empezar, pero yo seguí porque así ameritaba el momento".

 

"Así nació el emblemático punto de encuentro. Al tener pocos conocimientos de gastronomía, apliqué la lógica, me conecté con gente del rubro que conocía mucho y así fuimos armando la cocina y la barra. Contratamos mozos con experiencia para una mejor atención y con su ayuda fuimos para adelante en un local en el que entraban 120 personas”.

 

“El salón era atendido por dos mozos, Antonio Gómez y Porporatto, a quienes asistía un grupo de señoritas. En la cocina estaban Laura y Pedro, un chaqueño que había estado en la Guerra de Malvinas, y dos ayudantes. Era un plantel de doce personas. Nuestras comidas eran las clásicas minutas al mediodía y a la noche le agregábamos comidas rápidas, entre ellas una pizza muy buena, de mucha aceptación: la Sir Chaplin. Además había algo muy importante, las pastas eran totalmente caseras”.

 

Godoy dice que sentía mucha pasión por lo que hacía, le ponía pilas y estaba hasta en los pequeños detalles. "La calidad de la comida y la higiene eran fundamentales. Hasta el cartel de la calle fue idea mía y lo plasmó un letrista y dibujante famoso en San Luis como Raúl Velazco”, cuenta.

 

 

Sponsor. Sir Chaplin apoyó a Federico "Feco" Schmid cuando corrió el Argentino de Rally. Foto: Gentileza.

 

 

El interior del local era muy particular, de sus paredes colgaban cuadros, pinturas y fotos, tarea que estaba a cargo del mismo personal. “Cuando iban personajes importantes o destacados, alguien tomaba un par de fotos y el resto era tarea nuestra”.

 

“Asistía mucha gente, era una esquina muy concurrida, pero Federico 'Feco' Schmid encabezaba la lista de los muchos pilotos que pasaron por Chaplin. Además, iban los jugadores de básquet de GEPU, que estaba en pleno apogeo en la Liga Nacional, se sumaban Edgar Merchant, el DT ‘Zeta’ Rodríguez, Owens, el 'Pichi’ Campana, Elnes Bolling, Carl Amos, Roland Houston, Rafael Costa, nunca dejaron de pasar por mi local”, recuerda el dueño.

 

“También figuras de la educación como los exrectores de la UNSL Augusto Puchmüller y el 'Chango' Arias, y de la política provincial y nacional. Un día, previo aviso, fueron a comer el presidente de la Nación, Carlos Menem, y Adolfo Rodríguez Saá con un grupo de funcionarios. El local estaba completo, hubo mucho diálogo y mucha humildad, era un mundo de gente, felizmente no hubo ni un solo problema”.

 

Una de las novedades que incorporó Sir Chaplin al mercado gastronómico de San Luis fueron los chopp. “No había en ningún lado, pero viajé a Córdoba donde me contacté con un señor de apellido Casaro para que me asesorara. Le compré la chopera y la cerveza, eran otros tiempos. Había que 'pinchar' el barril con una 'espada', hacerlo bien, para que la cerveza no perdiera el sabor y la consistencia. Era todo un ritual; elegir el vaso más frío y limpio para cuidar los sabores, servir con el vaso a 45° sin que toque el pico de la chopera, comprobar que tuviera dos dedos de espuma para conservar el sabor y servir a unos 2 o 3 grados, era un buen negocio, pero delicado”, recuerda.

 

Juan Carlos Godoy tiene mil anécdotas. Cuenta que se había hecho muy amigo de José “Cacho” Steinberg, dueño de unos campos en San Luis, quien visitaba la provincia acompañado por Carlos Monzón. El empresario concurría con frecuencia y pasaba largas noches con amigos en el Oba-Oba, uno de los pioneros de los pubs en San Luis, en calle Pringles frente a la plaza. “Ahí lo conocí y nació una hermosa amistad. Pasábamos largas horas juntos, incluso cuando yo viajaba a Buenos Aires, 'Cacho', al no tener oficinas en la ciudad, usaba mi restaurante para atender sus negocios, yo le había facilitado un juego de llaves. Un día me trajo cinco chivos y me dijo: ‘Hoy vengo a comer con un par de amigos, quiero unos chivos a las brasas con chanfaina'. Además, me entregó una lista con los vinos y el champagne que querían tomar, 'y no dudes en cobrar’, me dijo".

 

 

En casa. Santos "Falucho" Laciar también supo saborear las clásicas comidas de Sir Chaplin. Foto: Gentileza.

 

 

Godoy entendía que no podía cobrar un peso si él le llevaba todo, pero Steinberg insistió: "Somos amigos, los chivos son un regalo, no tiene nada que ver esta comida". "Así era ‘Cacho’, un personaje y un gran amigo”, asegura.

 

También alguna vez llegó a Sir Chaplin el santafesino Julio César “El Zurdo” Vásquez, campeón mundial de los medianos junior de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), a quien trajo Luis Lépori a San Luis. Llegaron además Héctor “Pajarito” Hernández, Julio García, destacado técnico de boxeo, el riocuartense Raúl Roque Bianco, pupilo de Ángel Olivieri, y Santos "Falucho" Laciar. Era un lugar de boxeo.

 

Los amigos artistas tocaban y cantaban sin pedir un peso, jamás cobraban un plus o entradas por las actuaciones. "Nosotros siempre les ofrecíamos el lugar que muchas veces no tenían. Miguel Ángel Reynoso, Gilberto Garro y Nicolás Páez, entre otros, dejaron su impronta", dice Godoy.

 

Y agrega: "Sir Chaplin no era una peña folclórica o un reducto tanguero, era un restaurante donde podías comer bien, escuchar buena música y donde muchas veces la gente esperaba en sus autos para poder ingresar”.

 

En una oportunidad hicieron una jornada de comida árabe y presentaron una movida con ocho odaliscas y tres músicos en vivo. "Fueron noches inolvidables no solo para nosotros, sino para los clientes, siempre se iban contentos. Eran momentos para pasarla bien y lo logramos, ese era nuestro cometido, saber que habíamos prometido y cumplido respetando siempre a nuestra clientela”, dice el exdueño. Y recuerda que también a "Cholo" Dip de Oba-Oba le trajeron un show musical cuando ya estaba sobre calle Junín. "Teníamos un productor amigo en ATC, de apellido Pedraza, fue un éxito para todos, las bailarinas no querían volver a Buenos Aires y acá estábamos todos contentos”, agrega Godoy.

 

Sir Chaplin era un restaurante exitoso, no había muchos en el centro. "Estaban Venecia, Los Venados o Sofía en Sociedad Española, El Arcón en España y Lafinur, y La Cantina de Cacho en calle San Martín, por nombrar a los más céntricos, los más tradicionales, con similares características", enumera Godoy.

 

Y admite que no cerraban nunca: "Había momentos en que un grupo de amigos ayudaba cuando yo descansaba, ellos se hacían cargo de todo, 'Feco’ Schmid, Alberto Chacur, ‘Tomacho’ Funes, ‘Catota’ Sosa y el doctor José Abdala nunca fallaban. Lo hermoso de todo esto era que después armábamos largas mesas donde todos nos divertíamos como una gran familia, nunca faltaron esas comidas, reuniones que jamás se repetirán, lamentablemente”.

 

 

Amigos. "Feco" Schmid, los ciclistas "Lecherito" Muñoz, Claudio Claveles y Ulises Ortega, junto a Godoy, Mario Ojeda y Sebastián, un amigo de la casa. Foto: Gentileza.

 

 

Juan Carlos Godoy estaba muy ligado al automovilismo nacional. Había sido copiloto en las 24 horas de Carlos Paz, en una Vuelta de San Luis y en otra oportunidad en la Vuelta de La Toma, de dos excelentes pilotos, "Feco" Schmid y Santiago Corbalán. El automovilismo era otra de sus pasiones.

 

“Nueve años estuve al frente de Sir Chaplin, decidí venderlo en 1994 a una gente amiga, me consumía mucho tiempo, había que estar pendiente de todo y prestarle mucha atención, no había celulares, cámaras ni computadoras, todo era manual y presencial. Tenía otras actividades que había descuidado y volví sobre ellas, por eso decidí cerrar, lo dejé en manos de otras personas y un tiempo después cerró definitivamente".

 

"Sir Chaplin había cumplido un ciclo muy importante en mi vida y en la noche puntana. Lo sentí mucho, obviamente porque viví muy lindos momentos, pero era una etapa que debía superar, viajaba mucho a Buenos Aires y no podía estar en todos lados y dije hasta acá llegamos y así fue”, admite Juan Carlos con nostalgia.

 

 

 

 

Redacción /  NTV

 

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