La apuesta es a las lluvias de febrero para salvar la cosecha
A los efectos de la Niña se sumó un calor extremo, que agotó las reservas hídricas de los cultivos de verano, justo en la época de mayor demanda. Solo se va a revertir con agua.
El panorama en el agro es de preocupación, tanto en agricultura como en ganadería. El calor se siente y pega aún más debido a la sequía que la Niña había dejado en los suelos de algunas regiones productivas ya desde la campaña pasada. Por eso, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires le prende una vela a las lluvias pronosticadas, en principio para el mes de febrero: “Los resultados productivos dependerán en gran medida de su oportuno retorno”, dice el último informe de la entidad.
No se trata de una situación que le pegue únicamente al agro argentino, ya que lo mismo sucede en Brasil, Paraguay y también Bolivia. “La corriente cálida del Brasil avanzó vigorosamente hacia el sur, desalojando casi completamente a la corriente fría de Malvinas, y calentando a la mayor parte del Atlántico Sur hasta un nivel que resulta contraproducente, ya que concentra las precipitaciones sobre el área oceánica y no permite su entrada hacia el continente”, puntualizaron los especialistas de la bolsa porteña.
“Los vientos polares retrocedieron hacia el sur, siguiendo la marcha estacional del sol, pero conservando un vigor superior a lo normal, que provoca descensos térmicos tardíos, e impide una buena llegada de la humedad hacia el interior del área agrícola”, indicaron, para agregar que “una vez transitada su etapa crítica el sistema climático observará una gradual atenuación de los rasgos, dando paso a un escenario menor perturbado pero no totalmente exento de riesgos”
Lo que entienden es que se observará un “retorno parcial de las precipitaciones”, al mismo tiempo que se registrará un régimen térmico con grandes amplitudes, alternándose fuertes calores, y cortos, pero marcados descensos térmicos. “A causa de la sequía registrada a fines de primavera y comienzos del verano, los cultivos tendrán que atravesar el período seco que usualmente se produce durante enero con reservas hídricas escasas, por lo que sus resultados productivos dependerán en gran medida de un oportuno retorno de las lluvias en febrero”, adelantaron.
Por eso, un mayor caudal de lluvias durante el segundo mes del año sería lo que los productores aguardan para los cultivos, principalmente para el maíz y la soja. Pero se trata de una probabilidad: “Dado que se atraviesa un episodio doble de la Niña, el retorno de las lluvias podría demorarse hasta mediados de marzo, causando mermas de rendimiento significativas”.
Fondo de Emergencia
La semana pasada, el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación Julián Domínguez se reunió con el jefe de Gabinete Juan Manzur y solicitó formalmente en la Casa Rosada el incremento de los fondos destinados a las emergencias agropecuarias, actualmente fijado en $500.000.
El presupuesto data de épocas en las que el dólar cotizaba a $3,80. Sobre este punto, las entidades de productores le informaron a A24 Agro que la intención que el ministro les había comunicado era de dar con un presupuesto actualizado que no sea menor a los $10.000 millones.
Esa fue la promesa que llevó Domínguez hace siete días, cuando recorrió junto con los gobernadores de Entre Ríos y Santa Fe las zonas implantadas con maíz y soja que más sufrieron los efectos del calor extremo.
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