Las tareas de cuidado fueron el eje del Tramar en la UPrO

La Universidad Provincial de Oficios (UPrO) recibió a la tercera edición del Tramar. Con la sala del teatro llena, el encuentro estuvo presidido por la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Ayelén Mazzina, y la representante de la cartera provincial, Tatiana Olguín. Hubo talleres y charlas sobre el trabajo doméstico y los cuidados que requieren las personas de diferentes edades y situaciones.

La iniciativa del Gobierno puntano contempla reunir a las mujeres, disidencias y comunidad en general para debatir sobre cuestiones que atraviesa la sociedad y sacar conclusiones que puedan generar un cambio.

"Las políticas que se han llevado a cabo en esta provincia son innovadoras y de renombre. En cualquier lugar de la Nación al que vamos siempre se dice algo de San Luis. Ese reconocimiento es gracias a ustedes, porque llegar a esos lugares forma parte de un trabajo colectivo que se ha hecho desde distintos sectores", dijo Mazzina en la apertura.

Los trabajos domésticos, el cuidado de las vejeces, de las infancias y de las personas con discapacidad son tareas que realizan las mujeres en un 91,6%, según datos preliminares de la última Encuesta Nacional del Uso del Tiempo. En una gran mayoría no implican remuneración, o la mínima, ni un reconocimiento dentro de la sociedad.

"Estos espacios son cruciales porque así es como construimos los feminismos, entre todas, de a muchas, de abajo para arriba. De los territorios a los escritorios, y no al revés. Yo creo que esta es la forma de diseñar la política pública de cuidados, que es importante y novedosa porque hasta ahora siempre se consideró una responsabilidad natural de las mujeres, y por eso no había que hacer nada al respecto", comentó Lucía Cirmi, la subsecretaria de Políticas de Igualdad de la Nación, quien además estuvo a cargo de una charla magistral sobre la importancia de redistribuir los cuidados para el reparto de la riqueza.

Estas tareas son las actividades que las personas realizan dentro de sus casas y de manera cotidiana, como lavar, planchar y cocinar. También llevar a sus hijos a las escuelas y a los mayores al médico. Además, otras cuestiones como abrir un centro comunitario y servir una olla de comida. Estas responsabilidades generalmente se les atribuyen a las mujeres, a quienes se les impone que deben hacerlas “por amor”, y deben sentir esas ganas de cuidar. Los talleres, charlas y debates giraron en torno a cambiar esa concepción.

“Esto es una reivindicación para las que estamos puertas adentro, porque es un trabajo invisibilizado el que hacemos los trescientos sesenta y cinco días del año. No tenemos un sueldo, ni vacaciones, ni aguinaldo. Estos eventos son importantes para gritar por nuestros derechos, para hacernos oír. Yo represento a aquellas que están luchando por obtener una jubilación o por un salario, porque lo que hacemos es un trabajo, no es amor”, aseguró María Stella, la secretaria general del Sindicato de Amas de Casa de la provincia.

Redacción / NTV