"Beer & sex night", de Cecilia Ce

A menudo, la utilización del sexo para hacer humor termina en la chabacanería. La intervención de una licenciada en Sexología en un espectáculo entrega las dosis de docencia, decencia y profesionalismo precisas para evitar caer en la tentación de usar una palabra de modo inadecuado o hacer un gesto que roce el mal gusto. En “Beer & sex night”, el stand up que Cecilia Ce brindó en San Luis, estuvieron todas esas precauciones combinadas con el aire jovial de la protagonista.

Con esos elementos, la humorista brindó un show muy disfrutable en el que no se privó de llamar a las cosas por su nombre y en el que el sentido del placer tomó relevancia no solo relacionada a los vínculos sexuales. El verdadero goce de la noche fue escuchar a la licenciada, reír tomado de la mano de la persona amada o hacer guiños complacientes en una mesa de amigas.

El fin último de la presencia de Cecilia en el escenario fue el de hacer reír a su público (conformado en su gran mayoría por mujeres), aunque la sexóloga no se privó de entregar algunos consejos para mejorar, estimular y acompañar las performances amatorias de quienes la escuchan.

Para eso, la humorista se valió de una pantalla en la que la interactividad provocó orgasmos de carcajadas entre los espectadores. Las certeras consignas que se mostraban a espaldas de la mujer (algunas preparadas, otras espontáneas, como debe ser el sexo) mientras hablaba ofrecieron un valor extra a un show que de por sí generaba curiosidad y expectativas.

Cecilia salió al ruedo el martes en Comuna —el domingo había estado con mucho éxito en Villa Mercedes— con un top blanco con la frase “froti froti”, una simpatía de profesional a punto de comenzar su primera sesión con un paciente y un par de ideas claras que comunicar respecto al sexo.

La primera parte del show la dedicó al sufrido y minoritario grupo de varones que estaban en el patio del espacio. Algunos con sus parejas (“Vinieron obligados”, los apuró la profesional), otros en grupos más bien callados, una de las conclusiones de ese segmento fue conocida: la reina del placer sexual masculino es la próstata.

Sin embargo, Cecilia aprovechó para brindar algunos datos coloridos como la cantidad de sangre que se necesita para generar una erección, la velocidad a la que viaja la eyaculación y las razones por las que ese género tiene orgasmos con más facilidad.

El paso siguiente estuvo dedicado a la mujeres y un sonoro gemido se desató en el público cuando se arribó a otra conclusión conocida: el rey del placer femenino es el clítoris. Ubicación, estimulación, raíces y otras características del aparato genital quedaron expuestas siempre con un tono de risueño coqueteo y picardía contenida.

Uno de los aciertos que la sexóloga consiguió en las redes sociales —donde acapara la mayor cantidad de seguidores— fue mencionar a los órganos sexuales con sus vocablos más usuales, una intención a la que sumó el rebautismo de algunas prácticas como el sexo oral en la vagina, denominado “clete”.

Cuando se dirigió a las mujeres, Cecilia —tan cómoda y desenfadada como cuando le habló al sexo opuesto— se animó a hacer un par de preguntas que encontraron algunas tímidas respuestas por parte de las chicas. “¿Qué buscan cuando tienen una relación sexual?” fue una, antecesora de la más punzante de la noche: “¿Para qué fingir un orgasmo?”.

Tras ese incómodo interrogante, la protagonista se corrió del centro y la pantalla retomó su importancia con la proyección de la icónica escena en la que Meg Ryan simula en un bar ante Billy Crystal en “Cuando Harry conoció a Sally”. Solo el recuerdo de ese momento valió el precio de la entrada.