Roberto Chavero grabó en Casa de la Música

El próximo 23 de mayo se cumplirán treinta años del fallecimiento de Atahualpa Yupanqui, uno de los máximos exponentes del folclore argentino, cuya obra sigue vigente tal cual la dejó, porque quedó en buenas manos. Su hijo Roberto "Kolla" Chavero se dedicó a resguardar y revalorizar lo que su padre creó y hasta la actualidad su trabajo está vinculado con el legado de Yupanqui.

Pero Roberto también se crió con una madre talentosa que compuso obras magníficas. De ellas también se ocupó Chavero, y de las 60 piezas que dejó Nenette Pepin Fitzpatrick, quince fueron grabadas en los estudios villamercedinos de Casa de la Música por Roberto. Lo hizo con su compañera de vida, la pianista Eloísa Di Giácomo, quien le puso una melodía diferente a lo creado entre guitarras pero acompañó de la mejor forma a las canciones.

La grabación estará completamente lista a mediados de año y será presentada en un futuro disco, que llevará el nombre de "Nenette flor del Cerro", en alusión a Cerro Colorado, lugar donde la familia Chavero transitó muchos años con total felicidad.

El cantor expresó su alegría al volver a Villa Mercedes, ciudad que habitó en el pasado antes de mudarse a Córdoba por trabajo. Los amigos, colegas y contactos que quedaron en la provincia lo trajeron nuevamente a la Casa de la Música, estudio predilecto del artista.

"Siempre regreso a esta hermosa tierra porque tengo amigos y conocidos que me esperan. También al estudio de grabación porque no encuentro otro lugar mejor para trabajar", expresó Roberto, quien cuenta con un vínculo muy estrecho con los villamercedinos.

Los comienzos como músico profesional de Roberto datan de 1998, pero contó que fue influenciado por Atahualpa y Nenette desde la niñez. El artista recordó que sus padres le brindaron la mejor educación y en su casa siempre se escuchó música. Era imposible no salir del mismo lado artístico.

Chavero creció entre las enseñanzas de un perfecto francés, como lengua materna, y un castellano criollo que aprendió de sus amigos paisanos, con quienes compartió largas tardes de esparcimiento.

Roberto, quien también es poeta y cantautor, se ha ocupado de preservar la obra de su padre a través de su labor al frente de la Fundación "Atahualpa Yupanqui", creada en mayo de 1987 y cuya sede es la propia casa paterna en Cerro Colorado, al norte de Córdoba.

"Más allá de honrar la memoria de mi padre, lo que más deseo es revalorizar su obra, dar a conocer su pensamiento y lo que quiso decir en sus canciones donde plasmó sus más sentidos ideales", expresó "Kolla", apodado así por Atahualpa porque al nacer tenía los ojos característicos del pueblo aborigen.