Vinos, música y otros placeres mundanos

Reformulado tras la pandemia, el Winerock que se hacía en una bodega mendocina pasó de convocar multitudes a reducirse a un formato más íntimo, con una cantidad reducida de asistentes pero con la misma idea de que la música y el vino se mezclaran para dejar en los paladares y los oídos las sensaciones únicas que dejan los placeres. El próximo paso fue trasladar esa idea a San Luis, donde ya se cuentan dos ediciones del encuentro.

Marcelo Pelleriti, un enólogo mendocino de primer nivel que cruza esa pasión con su gusto por el rock, fue el creador de la propuesta que el sábado tuvo en La caja de los trebejos de Potrero de los Funes una nueva función, con Fernando Ruiz Díaz, fundador de “Catupecu Machu”, como invitado especial.

Si bien la convocatoria estipulaba que el show musical que se brinda es parte de una velada completa que abarca la degustación de una serie de vinos, buena parte del público que fue al coqueto salón de la localidad turística tuvo la intención de escuchar al cantante, quien hacía un largo tiempo no actuaba en la provincia. Con la compañía de Pelleriti en el escenario, Fernando hizo canciones de su nueva banda, “Vanthra”; recorrió composiciones ajenas (“Mañana en el abasto”, “Viernes 3 AM”, “Hurts”, “El rock del pedazo”)  y revisitó algunos clásicos de su banda emblemática, los más coreados de la noche. Se escucharon en la velada “Magia veneno”, “En tus sueños”, “Entero o a pedazos”, “Cuadro dentro de cuadros” y “A veces vuelvo”.

 

 

 

Luca Pelleriti, covers en la noche de los vinos.

 

 

Además de la amistad que une a Ruiz Díaz con Marcelo, se notó una hermandad en cuanto a gustos musicales y vitivinícolas. De hecho, otras de las razones por las que el cantante llegó a “Winerock San Luis” fue presentar su propio vino, curado por Pelleriti, que lleva el nombre su banda actual.

Es curioso, pero el compositor que se negó históricamente a explicar las razones por las que bautizó a su primera banda con el particular nombre, se lanzó en un relato sin que nadie se lo pidiera para contar por qué su nueva agrupación y su vino se llaman como se llaman. “Es como el mantra, pero con la V, que por su forma es una punta de lanza que abre nuevos caminos, y con la h, que es una letra de mucha fuerza, después de la t”, dijo. 

A pocos metros del escenario, una barra muy bien equipada llenaba las copas con singular rapidez. Entre las opciones estaban los vinos de “Monteviejo”, la bodega de Pelleriti; “Vanthra”, la vedette de la noche; “Corral de palos”, un producto puntano alabado con firmeza por los dos músicos, y un Gin tonic muy cargado que no tardó en hacer efecto en muchos de los degustadores. Para comer, cada tanto, los mozos acercaron empandas, canapés y sandwichs.

Otro de los momentos de la noche –en realidad, la gente empezó a llegar poco después de las 19- fue la presentación de Luca Pelleriti, hijo de Marcelo, quien repartió su momento musical entre covers en inglés y en castellano. Una vez que el vino se acabó en La Caja de los Trebejos, la reunión se alargó en “All right”, donde el joven hizo otro recital, más extenso y con más amigos, entre ellos su padre.