12°SAN LUIS - Domingo 28 de Abril de 2024

12°SAN LUIS - Domingo 28 de Abril de 2024

EN VIVO

Hasta siempre, Ricardo

El humo del tabaco se escapaba sin rumbo por la ventana, en un movimiento lento y extinto. Unas cuantas lágrimas dibujaban mi rostro, en una caída inevitable. Mi habitación tenía el olor del abismo. Jamás pensé que la partida iba a ser tan pronta. La muerte de Ricardo Iorio acababa de marcar un antes y un después en mí (y en tantos otros). Tuve la sensación de que una parte mía se fue en ese viaje eterno.

 

Un mate lavado, tibio, cebado con el desgano descifrable del destino, me esperaba en el escritorio. Y a su lado, la computadora encendida. Un pecado irresistible para mi alma poeta. Un mecanismo de salida frente al escenario de dolor. Quise honrar a Iorio en estas líneas para rendirle mi mayor respeto, pero también dar una idea de cómo acompañó a toda una generación de seguidores que encontramos en sus letras el surco irrefutable de la integridad.

 

Tenía 12 años cuando me topé con “Sé vos”. Me voló la cabeza esa garganta grave que señalaba: “Digamos fue, si algo anda mal; cumple sus sueños quien resiste”. No existían las plataformas digitales. Conseguir los casetes y CD originales era un desafío dulcísimo.

 

A medida que me abandonaba al reposo de sus canciones, fueron cruciales algunas como “De un mañana bajo tierra”, en la que Ricardo esbozaba como un adelantado a los tiempos: “Una extremista obsesión martilla mi conciencia, mostrándome que el tiempo no dura más que la eternidad. Escribo mi canción, mi visión de un mañana bajo tierra, donde poder vivir libres del control satelital”.

 

Por estas horas resuena en mi interior “Del más allá”, pensando en que el alma del padre del metal pesado estará haciendo de las suyas del otro lado. Al mismo tiempo, no deja de retumbar en mi mente “Convide rutero”, cuando dice “sueños invaden mi descanso con su carga de convide rutero, atravesar los amplios llanos por llegar a ningún lugar, como hace el viento”.

 

En los peores momentos de mi adolescencia, sus melodías fueron un refugio. En mis instantes de gloria, fue la banda sonora de mi imaginación. En mis derrotas diarias, mi esperanza. No es exageración, alcanza con mirar con atención su camino y se advierte un filósofo en cada palabra. Aun en sus sombras, porque todos estamos hechos de luz y oscuridad.

 

Indiscutible luchador por la causa Malvinas y defensor de los valores patrióticos, curtió en mí el sentir nacional.

 

Miles de palabras, delineadas a lo largo de su carrera, se me vienen a la memoria. “Soy el barro que se subleva”, “la vida se goza cuando palpita”, “las cosas que se buscan sin intención de obtener se dan por añadidura”, “el que se humilla será exaltado y el que se exalta será humillado” (parafraseando a las Sagradas Escrituras), “el dueño de la luna soy yo que estuve 37 años sin dormir, escribiendo, y en mi desesperación abro la ventana y miro esa luna. La luna no es de los cumbia, que están hasta las 4 de la mañana bailando”, “hay mucha gente que quiere que Dios no exista para que exista el mal”, “no hay nada más lindo que acostarse con la persona que uno ama”.

 

Sin dudas, el paso de Iorio por este plano no fue en vano. Dicen las escrituras que tenemos que ser “sal de la tierra y luz del mundo”; indiscutiblemente Ricardo fue luz para muchos. Y lo seguirá siendo, porque la muerte es apenas un paso a la inmortalidad. Mientras tanto, acá en la tierra, seguiremos resistiendo —como enseña en toda su obra— hasta la hora final. La intuición será el nexo común donde aún pulsará su fuerza vital.

 

Que descanses en Paz, Iorio. Que brille para vos la luz que no tiene fin.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Temas de nota:

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo