15°SAN LUIS - Sabado 27 de Abril de 2024

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El regreso de la Feria Industrial

Hace más de 20 años, un encuentro productivo y artístico cambió la forma de interacción entre los puntanos y las industrias que se instalaron en la provincia. Ahora regresan para demostrar que la pujanza todavía es posible, aunque con otras formas.

Por Miguel Garro
| 17 de abril de 2023
Los Auténticos Decadentes, en una de las noches más bailables de la última edición de la Feria Industrial, en septiembre de 2011. Fotos: Archivo El Diario

Cuando a mediados de febrero pasado el Gobierno de la Provincia anunció la vuelta de las ferias industriales, la sensación de ingresar al túnel del tiempo con salida sorpresiva embargó a miles de puntanos que recuerdan aquellas multitudinarias noches con una trama especial. Puede sonar improbable ahora que han pasado más de dos décadas desde que el último fuego artificial resonó en el cielo de Juana Koslay, pero también puede ser cierto que alguien haya dado su primer beso en medio de esa celebración. O que alguno de los recitales que se dieron hayan representado la única o última vez que se vio a determinado artista.

 

Sin necesidad de imprimirle un tono sentimental a una feria en donde lo central fue mostrar el progreso industrial de la provincia, es imposible no referir a aquellos años sin apelar a la nostalgia, un sentimiento, una sensación que puede llegar de varias formas. Para algunos será la añoranza de una fábrica que dejó de funcionar, para otros la rememoración de una melodía olvidada.

 

Las ferias industriales de la provincia fueron concebidas bajo la visualización de dos ejes claros: un paseo lleno de stands en donde las empresas que llegaron a San Luis bajo el manto protector de la Promoción Industrial mostraban sus productos y sus formas de trabajo; y -al cierre de la noche- una catarata de conciertos de primer nivel, con los artistas más populares del momento.

 

 Charly García.

 

 

El primer segmento sirvió para dimensionar la trascendencia de una política de desarrollo que serviría de apuntalamiento sobre el que se construyó una pujanza innegable y reconocida de manera unánime. Los puntanos pudieron comprender en el recorrido de los stands que en los parques industriales, instalados a pocos metros de sus casas, se hacían desde las galletitas que acompañaban las meriendas hasta los jeans de primera marca que se lucían en la feria. Desde los videocassettes que se alquilaban en los videoclubes (negocios de moda por aquel entonces) hasta los preservativos que se guardaban en los bolsillos traseros de los jeans.

 

Karina, Trueno y La Joaqui, entre las nuevas promesas de la renovada feria.

La megaexposición de todo el arco productivo provincial era, por supuesto, una demostración orgullosa de lo que representaba el sector industrial para todo el territorio nacional. Empujadas por las empresas, miles de familias de otras provincias se instalaron en San Luis e imprimieron otra mentalidad a la convivencia social y a la conciencia laboral.

 

Otro aspecto central de aquella política innovadora fue la generación de empleo para los puntanos, una realidad que todavía hoy se mantiene, con las modificaciones lógicas que trajeron el desarrollo, las crisis, el crecimiento, la demanda y todo el sube y baja que genera la economía nacional.

 

Las imágenes de aquellos tiempos disparan recuerdos de todo tipo. Desde los peinados batidos que usaban promotores hasta la irrecuperable juventud de quienes por entonces tenían 20 años y ahora rondan los 40. A tal punto llega esa añoranza que alguien creó un perfil de Facebook -activo desde 2010, pero con poca actividad actual- que se llama “Quiero que en San Luis vuelvan las fiestas industriales”. Tiene 38 seguidores.

 

 

Espectáculos históricos

 

La mayor expectativa de las ferias industriales estaba puesta en los recitales que se desarrollaban en la mayoría de los casos al aire libre y que eran protagonizados por cantantes de todos los géneros que dejaron algunos momentos memorables en la historia cultural de la provincia. Por aquellos años, la oferta de recitales organizados por agentes privados no era tan variada como ahora, por lo que las posibilidades de asistir a un show en vivo -si no era por la intervención estatal, como el caso de la feria- se circunscribía a la buena voluntad del artista. De allí la excelente convocatoria.

 

 Carlos "La Mona" Jiménez.

 

 

Acaso uno de los recitales más familiares, por cercanía, que ofreció el encuentro haya sido el momento en que a mediados de la década del 90 Alcides cantó “Violeta” ante un anfiteatro del Ave Fénix completamente desbordado de puntanos con camisas floreadas y puntanas con soleras flúo que convalidaron el éxito nacional del cantante al que habían escuchado cientos de jueves en el club Yapeyú, cuando todavía lideraba “Los Playeros”.

 

O la noche en que Soledad revoleó el poncho por primera vez en la provincia y trasladó su fenómeno folclórico, posiblemente sin la idea de que tantos años después la permanencia le iba a sonreír, aunque un tanto aggiornada, como demostró hace un par de semanas en la Fiesta Nacional de La Calle Angosta.

 

Las ediciones de la feria permitieron también ver a un Luis Alberto Spinetta en su etapa solista; a Teresa Parodi pidiendo por "Pedro Canoero"; a Horacio Guarany en su indomable lengua gauchesca; a los Enanitos Verdes dividiendo la muralla, a Los Auténticos Decadentes cuando despuntaban como la máquina de hits en la que se convertirían del brazo de “Vení Raquel” y otras canciones más cercanas a las bailantas, tan de moda por aquellos años; a Los Fabulosos Cadillacs y su promesa incumplida de morir tocando ska; a Los Nocheros y su atractivo vocal; a Ricky Maravilla y la eterna pregunta del petiso.

 

En la variedad que ofrecía la grilla armada año a año, también había espacio para otros artistas que todavía no despegaban del todo en sus carreras o que, por una razón estética, no encajaban del todo con el gusto masivo del público puntano. Una noche, por ejemplo, en la que un joven Antonio Birabent se arrastró por el escenario, antes de que tocara La Portuaria, no tuvo el público que hubiera tenido años después. La actuación de un Juan Carlos Baglietto solista de pelo largo, sandalias y blusa india, que seguía cantando sobre los tiempos difíciles, tampoco atrajo la atención de la gente de la provincia, más allá de su nicho de seguidores, evidentemente potenciados según se apreció el mes pasado en el cierre de la Feria Provincial del Libro cuando junto a Lito Vitale llenó el Cine Teatro San Luis. Algo parecido le pasó a Fabiana Cantilo, que en la noche inaugural de la edición de este año tendrá la oportunidad de desquitarse.

 

Es posible que el antecedente más desolado en cuanto al público lo tenga Roque Narvaja -autor de grandes hits de la protohistoria del rock argentino-, quien tocó en la inmensidad del Ave Fénix ante unas 30 personas que soportaron una lluvia feroz que obligó a achicar el recital a un puñado de canciones que el compositor tuvo la grandeza y la generosidad de interpretar pese a las adversidades.

 

Por una cuestión temporal, la memoria tiene más fresca la última edición de la Feria Industrial que se hizo -sin que se supiera que sería la última- en el 2001. Con el país cocinando una de las crisis económicas más grande de su historia con obvias repercusiones en el plano industrial, San Luis mostró en septiembre, apenas tres meses antes del estallido, una exposición con las fábricas que resistían los embates y una serie de artistas que hicieron que la calidad se mantuviera.

 

En esa ocasión, la gran estrella fue Charly García, quien dio un recital bajo una lluvia intensa que obligó a recortarlo en la transición entre “Sinfonía para adolescentes” -el disco con el que se ensayó una reunión moderna de Sui Generis- e “Influencia”. Aunque después de una prolongada ausencia en la provincia, el show decantó en un repaso por sus clásicos.

 

García actuó en la jornada inaugural con un gorro de lana, sus habituales movimientos sobre el piano y una banda en la que la recordada María Gabriela Epumer actuaba como ladera. El anuncio de su concierto fue hecho sobre la hora, ante la baja de Mercedes Sosa, quien era la artista que estaba en la grilla original y no pudo viajar por problemas de salud.

 

De una semana de duración, otro recital emotivo de esa edición fue el que brindaron Los Chalchaleros, que asentaron de ese modo en San Luis su extensa gira de despedida. Divididos, Los Auténticos Decadentes, Luciano Pereyra, Soledad y La "Mona" Jiménez -quien iba a estar en la edición de este año, pero finalmente reprogramó su presentación- fueron los cierres de aquellas noches. 


 

 Ricardo Mollo (Divididos)

 

 

Del pasado al presente

 

El sitio que está irremediablemente vinculado a las ferias es El Ave Fénix, el predio de Juana Koslay que en la primera edición de la exposición todavía se llamaba Cepes y que contaba con la disposición perfecta para dividir por un lado, bajo techo, las casillas en las que se mostraban los productos fabricados en la provincia -con muestras gratis, promotoras y souvenirs-, y por otro, al aire libre, en el anfiteatro, los conciertos.

 

Ante el éxito que generó la idea y la acumulación de industrias que aportaron a la época dorada, el Gobierno decidió construir un complejo que albergara no solo la feria, sino también cualquier otra manifestación que requiriera de una buena capacidad para contener al público. Así nació el Predio Industrial y de Convenciones, ubicado en la Avenida del Fundador, que albergó por unas pocas ediciones a la feria y luego se convirtió en la estación terminal de ómnibus de la ciudad.

 

La exposición, por su parte, volvió al Ave Fénix; y este año tendrá su primera experiencia en Villa Mercedes, con el Parque La Pedrera como sede y algunas modificaciones necesarias respecto a aquellos encuentros que hace 22 años marcaron la vida de los puntanos.

 

Los ejes para el regreso de la feria son la tecnología, el emprendedurismo, la agroindustria y, por supuesto, la supervivencia de las fábricas que, pese a los vaivenes de la historia económica nacional, siguen en pie.

 

Es una obviedad remarcar que la provincia de hace 22 años no es la misma que la actual, como también el movimiento industrial ha cambiado. El desafío de la organización de esta edición de la Feria Industrial es demostrar cómo la adaptación a los tiempos no disminuyó la productividad de una sociedad sanluiseña que desde la instauración de la democracia conoció más índices de crecimiento que deficitarios

 

Muchas de las industrias provinciales ya no tienen humo, algunas se fueron, otras se quedaron, los emprendimientos más chicos tienen una influencia notoria en la economía diaria y la llegada de nuevas maquinarias modificó de manera decisiva el mapa fabril y febril. Tampoco es el mismo el panorama nacional y mundial respecto a la actividad económica desde que la última feria lanzó su último fuego artificial sobre el cielo puntano.

 

Los únicos que parecen indemnes al inevitable paso del tiempo son -como lo decía el gran Enrique Pinti en la canción final de “Salsa criolla”- los artistas. Algunos de los cantantes que pasaron por la primera vida de la feria como Fabiana Cantilo, Diego Torres y La "Mona" Jiménez y que estarán en la edición 2023 (el cuartetero cordobés fue anunciado por la organización y luego reprogramado) son la muestra cabal de eso.

 

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