El Cirque XXI 360º despierta aplausos en San Luis

Planeado para ser visto desde todos los ángulos de la carpa, el Cirque XXI 360º llegó a San Luis con una propuesta que mezcla tradición y modernidad. Un escenario giratorio y trucos de diferentes disciplinas buscan dejar a los espectadores con la boca abierta y los hacen partícipes de sus ocurrencias sin despegarlos de sus butacas.

La carpa está ubicada sobre la Avenida del Fundador y brilla por donde se la mire, aunque los días estén nublados. Sus luces y colores radiantes, como el azul y el amarillo, llaman la atención hasta de quienes la observan de lejos.

La sorpresa invade al espectador desde los primeros minutos en que abre la boletería y encuentran dentro de la carpa una antesala que cuenta con espacio suficiente para plantar un minipatio gastronómico, además de un pequeño lugar preparado para las fotos.

Al pasar el segundo cortinado, el armazón comienza a comer la atención de quienes ingresan. ¿Cómo es posible que tantas butacas, cortinas, telones y el escenario giratorio que se encuentra en el medio del lugar quepan en los diferentes camiones que rodean la carpa? Un mundo nuevo se vivencia al entrar a la carpa del circo manejado por sus propios dueños, una familia que cuenta con más de tres generaciones de artistas y son felices con la vida que llevan.

La función tiene brillos gracias a los espectaculares trajes de las bailarinas, números clásicos del circo tradicional y la modernidad con juego de luces que encandilan hasta a quienes se sientan cerca del escenario.

El condimento infalible es el grupo de payasos que no deja de hacer monerías y juega con el público. El trío saca carcajadas con tropiezos, pelotas gigantes que ruedan por toda la carpa y muchos gritos que alborotan a los más pequeños.

También hay acróbatas que vuelan por los aires, una bailarina que bambolea sus caderas con más de diez hula-hulas en su cuerpo y un equilibrista que pone los nervios de punta a quienes sienten que en cualquier momento rueda por el piso con todas sus ocurrencias.

A la gran varieté circense también se le suman números de danza en los que el malambo y el flamenco encabezan la lista y otro de boleadoras que dispersa la atención de las infancias, quienes prefieren concentrarse en los juguetes que venden dentro de la carpa antes de ver a un bailarín vestido de gaucho moderno.

Como en todo circo, hay acrobacias en telas, antipodismo y pruebas riesgosas con cuchillos. Uno de los mejores números es el de magia en el que, seguramente, el espectador recalculará por un largo tiempo sobre lo que vio entre la partenaire y el ilusionista.

Pasan los años y el circo sigue siendo una de las propuestas más convocantes para las familias y no hace falta que sean vacaciones para que el público asista a las funciones. El escenario giratorio logra que todos vean las propuestas artísticas, algo que lo hace aún más novedoso y dinámico porque en ningún momento de la función, que dura alrededor de una hora con cuarenta minutos, los artistas dejan de prestarle atención a lo que la gente hace y viceversa.

Quienes deseen asistir al espectáculo podrán hacerlo de jueves a domingos, con funciones a las 18 y a las 21. Las entradas se consiguen en boletería o por Passline y van de los 2.000 a los 4.000 pesos.