Padres entrenadores

El deporte infantil tiene una gran importancia en el proceso educativo porque el deportista adquiere valores. El rol de los padres es fundamental en este contexto y en el proceso formativo, porque son los actores responsables de la educación de  sus hijos.

Sin embargo, hoy existen muchos padres que tienen el rol de entrenador y, por el contrario, no causa ningún beneficio su accionar cuando van a acompañarlo a los lugares de juego. Existen padres que suman en la formación, aportando en los valores educativos, respeto, humildad, disciplina y acompañan de una manera observadora y motivadora hacia el jugar, disfrutando de sus hijos; luego están los que restan, que son aquellos motivados por un interés económico en el crecimiento de una carrera deportiva, los que piensan que tienen en casa a una futura estrella incentivado a convertirse en eso sin olvidar la palabra “disfrutar”.

Es importante reconocer qué tipo de padre estoy siendo al acompañar a mi hijo en su competencia.

El deporte donde más padres entrenadores podemos encontrar es el fútbol.

Estos padres, el día de la competencia, inician saliendo de sus casas en una comunicación con sus hijos que consiste en emitir directivas de lo que tiene que hacer y de lo que no, recordando todo los errores que la última vez cometió y no debe volver a suceder; cuando llegan al lugar de juego son los que están detrás en las gradas a toda voz, dando las instrucciones a su hijo sin importar y sin respetar que los chicos ya tienen una persona que está cumpliendo su rol de entrenador, a la que todos debemos respetar en esos momentos, el valor del “respeto” en este momento parece carecer de importancia.

También, son los que dan el ejemplo con insultos a los árbitros cuando no están de acuerdo con lo que marcan y son los primeros en generar situaciones de violencia con los padres del equipo contrario. Este modelo en el fútbol es el que predomina, debemos trabajar para mejorarlo y construir un nuevo fútbol, con un ambiente mejor.

Los padres somos referentes de nuestros hijos, y es por este motivo que debemos tomar conciencia de qué valores queremos enseñarles.

Desde el coaching puedo decir que estas actitudes solo bloquean al pequeño deportista, porque no tiene la capacidad de controlar las emociones y se encuentra en una situación de presión en donde tiene que hacer lo que dice su entrenador y también quiere hacer lo que dice su papá, porque de alguna manera necesitan ver a un papá orgulloso de su hijo. Pero la mayoría de las veces las cosas no salen como ellos quieren, y la frustración y desmotivación es enorme.

Te invito a reflexionar con estas preguntas:

¿Qué tipo de papá estás siendo hoy?

¿Te has tomado el tiempo de preguntarle a tu hijo si escucha tus gritos dando las directivas? ¿Lo puede resolver? ¿Qué siente cuando no puede cumplir las mismas?

¿Le gusta tu actitud en la cancha? ¿Cómo le gustaría a él que fueras?

¿Cómo se siente cuando no puede hacer lo que le estás diciendo?

¿Cómo se siente cuando al finalizar el partido recibe tus comentarios donde le decís todo lo que hizo mal y no tiene que hacer?

¿Te has preguntado qué hacen los chicos con todas esas emociones? ¿Cómo las resuelven?

Y ahora que escuchaste a tu hijo, ¿qué tipo de papá vas a ser ahora?