Un amigo le dio permiso para quedarse en su casa y él le robó la moto

Ceferino Páez se confió. Conocía a Maximiliano Puebla por un trabajo en común que hacían en Carpintería. Sabía que el joven no tenía donde pernoctar mientras estuviera allí, en la localidad vecina a Merlo. Por eso le permitió a su nuevo amigo quedarse en su casa mientras estuviera en Carpintería; y ese fue su error. El momento en que Puebla quedó solo en el domicilio de Páez se aprovechó, robó la moto de su amigo y se fue. Por fortuna, el rodado fue hallado al día siguiente, pero a más de 100 kilómetros de ahí, en San Gerónimo, donde se escondía el muchacho.

El hurto ocurrió la tarde del lunes. Según denunció, Páez había dejado a Puebla en su domicilio y él se había salido. Cuando regresó, cerca de las 17, ni su amigo ni su Zanella 150 estaban en la vivienda.

Si bien todas sus sospechas ya se direccionaban hacia el joven de 19 años, los comentarios de los vecinos no hicieron más que confirmar que estaba en lo cierto. Esos testigos le dijeron que vieron a un muchacho salir de su casa con su motocicleta.

Las características físicas de ese hombre coincidían con las de Puebla. Y además el hecho de que ni puertas ni ventanas hayan sido violentadas reforzaba la idea de que quien se había llevado la motocicleta no tuvo problemas para entrar ni salir porque tenía acceso a la vivienda.

El damnificado trató de comunicarse con su amigo, pero él no le respondía ni llamadas ni mensajes. Ante la falta de respuesta, decidió asentar la denuncia en la comisaría de Carpintería.

Los únicos datos que pudo aportar sobre el posible paradero del sospechoso era que vivía en San Luis y que tenía amigos en San Gerónimo.

Al día siguiente, con la alerta  policial transmitida también a la jurisdicción de San Gerónimo, alrededor de las 11, Puebla fue localizado en una casa a medio construir en un baldío de esa localidad.

El comisario Jorge Abrego y el subcomisario Carlos Quiroga, ambos jefes de la Comisaría de San Gerónimo, dieron con el sospechoso cuando patrullaban la calle Diagonal Zain y Los Paraísos. En ese instante, Pueblo asomó su cabeza desde la obra abandonada y eso llamó la atención de los policías, quienes en un pueblo tan chico captan de inmediato un nuevo rostro.

En la vivienda donde estaba, en una pequeña habitación destinada a ser un baño, estaba la Zanella robada.