Leonardo Pennini expone en el templo Santo Domingo

Para Leonardo Pennini, los animales como los toros y los peces son seres sagrados que merecen su veneración. Si a eso se le suma su fascinación por la magia, lo fantástico, el erotismo y lo irreal, el artista puede crear obras maravillosas como las que montó en "Una historia de ballenas, musas y caminantes", su nueva exposición en el templo Santo Domingo, que se puede visitar hasta el próximo martes.

La serie de siete obras que tiene a las ballenas como protagonistas fue gestada el año pasado. La primera fue tallada en madera especialmente para sus hijos. "Utilicé madera de laurel y jarilla como material, porque sentí que era el indicado", contó el artista. También están hechas de hierro y metal, y quienes quieran comprarlas podrán hacerlo, porque están a la venta.

Pero Leonardo no solo realizó cetáceos: también hay mujeres a quienes consideró parte de su inspiración.

"Las mujeres son una impronta muy fuerte en mi hacer creativo. En mi vida son muy importantes y las considero brillantes guerreras poderosas, mágicas y señoras de la noche eterna. Me molesta mucho su cosificación, porque las veo libres y aguerridas luchadoras de la vida, y merecen todo mi respeto", agregó Pennini.

En cuanto a las ballenas, el escultor contó que le inquieta pensar en esas criaturas que surcan océanos. "Me fascina saber que de su vida solo sabemos lo que nos dejan ver cuando ellas así lo desean. Esos cantos misteriosos nos trasladan a paisajes imaginarios".

Pasaron 15 años desde que Leonardo no exponía. Por motivos personales y de salud, decidió postergar, pero fueron su familia y amigos quienes lo impulsaron a regresar.

"Me siento muy feliz con la nueva etapa, con las devoluciones y el proceso de realización, que fue rápido. En dos meses hice las obras y me quedaron más para terminar, que seguramente en una próxima muestra estarán presentes", adelantó.

En la pandemia, una de las disciplinas que retomó Leonardo fue el dibujo, un arte que lo tenía como secundario, pero se tornó importante y muy presente. Actualmente, trabaja en una nueva serie de tintas para un libro de artista que es un proyecto personal que posiblemente en algún momento lo mostrará al público.

Su interés por el arte nació cuando era pequeño. A Pennini le gustaba modelar con plastilina y de grande descubrió la cantidad de otros materiales que había para la misma técnica.

"Mi maestro fue Carlos Cornejos. En un viaje a Mendoza, en la casa de otro gran artista, me encontré con lo que necesitaba realizar para transitar por la escultura. Me enamoré del material y su textura", contó el escultor, a quien le gusta mucho la magia, lo fantástico, el poder femenino, el eros y lo onírico.