Con valores estancados, el consumo encuentra equilibrio de precios
Luego de los fuertes desacoples registrados durante la transición de finales de 2023 y primeros meses de 2024, el precio de la carne comienza a encontrar un nuevo equilibrio en el que se puede vislumbrar una lenta recomposición del consumo.
Los datos que surgen del último relevamiento de precios minoristas realizado por el IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina) muestran que en mayo el promedio de los diferentes cortes de carne vacuna registraron subas del 3% mensual.
Los datos que surgen del último relevamiento de precios minoristas realizado por el IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina) muestran que en mayo el promedio de los diferentes cortes de carne vacuna registraron subas del 3% mensual.
Si bien el dato resulta inferior a la tasa de inflación resultante para dicho mes, que fue del 4,2%, en términos interanuales, vuelve a arrojar un registro ligeramente positivo, aunque sin grandes sobresaltos.
En enero de 2024, el precio promedio de la carne –según el IPCVA- reflejaba una suba interanual del 377% mientras que el promedio general de precios minoristas (IPC) informado por el INDEC arrojaba una tasa del 254% interanual.
De este modo, durante el primer mes del año la brecha entre ambos indicadores trepaba a 123 puntos porcentuales, movimiento que por ese entonces se observó en muchos otros bienes y servicios, rompiendo abruptamente el equilibrio de precios relativos.
Seguidamente, al igual que lo sucedido con otros productos, la retracción del consumo generó un ajuste abrupto en los valores de la carne que terminaron planchando el mercado, e incluso marcando ligeros retrasos respecto del aumento general de precios del resto de los bienes y servicios a los que accede el consumidor local.
Datos oficiales publicados por el Ministerio de Bioeconomía, dan cuenta de un consumo aparente de carne vacuna inferior a los 50 kg per cápita, tomando la media de los últimos 12 meses tal como lo muestran las estadísticas oficiales, pero que desciende a 45 kg per cápita si lo ajustamos al promedio de los últimos 6 meses, lo que representa una caída del 15% respecto de un año atrás.
Recién para mayo comienza a vislumbrarse cierto signo de estabilización del precio de la carne que va encontrando a un consumidor menos retraído en su nivel de consumo, aunque aún con serias dificultades para administrar su presupuesto mensual.
No obstante, la realidad es que la carne vacuna en el mercado local sigue estando muy barata respecto de otros alimentos que componen la dieta por lo que, a medida que la inflación ceda y los salarios recuperen paulatinamente su capacidad de compra, el consumo de carne debería recuperar parte del terreno perdido, especialmente en el último año.
Sin embargo, esta mejora aún es muy incipiente para traccionar el precio de la hacienda en pie que sigue literalmente planchado en términos nominales, arrastrando hasta el mes pasado importantes retrasos en términos reales.
Recién en mayo, la variación interanual del precio del novillito gordo logra equipararse con inflación mayorista. Sin embargo, tratándose de un registro aislado, no podría interpretarse per se como un signo de estabilización.
Sucede que la oferta de hacienda sigue siendo alta. Si bien, comparada con el año pasado se observa una importante reducción, la caída hasta el momento es menor a la esperada para un año en el que se proyectaba ver signos más marcados de retención.
Este nivel de oferta es lo que mantiene planchado el precio de la hacienda en pie. El valor del novillito gordo en Cañuelas fluctúa desde fines de marzo entre los $2.100 y $2.300 el kilo, prácticamente sin variación en los últimos dos meses y medio.
Los datos que surgen del último relevamiento de precios minoristas realizado por el IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina) muestran que en mayo el promedio de los diferentes cortes de carne vacuna registraron subas del 3% mensual.
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