"Todavía la gente compra libros, pero no sé si los lee"

De nuevo en Merlo, el escritor y psicoanalista Edgardo Scott presenta “Imaginario”, su nuevo libro de cuentos en donde buscó la brevedad y recuperar su pulso literario, tras algunas temporadas en el ensayo.

Radicado en París, el autor nacido en Lanús encabezará la presentación del viernes en “Sacha librería”, ubicada en Avenida del Sol 46 de Merlo, y dirigida al público en general. Con entrada gratuita.

Antes, habló con El Diario de la República sobre los formatos de la literatura, cómo es imaginar el imaginario y el alcance de su obra en la escena nacional. 

-“Imaginario” se presenta como textos breves en donde todavía se puede contar algo, o todo. ¿Esa brevedad es una decisión artística o se acomoda a la idea de que el público no está dispuesto a leer algo extenso?

-Ser breve es uno de los modos de contar. No obstante, hay cuentos menos breves que otros, aunque todos persiguen la forma del cuento clásico. Quería de distintas maneras, a través de distintos tonos, argumentos y lenguajes, volver a la ficción breve, después de cierto tiempo en el que escribí bastante ensayo. Los que me conocen saben que tengo un adagio: nadie lee nada. Todavía la gente compra libros, eso es cierto, pero no sé si los lee. Incluso cuando los lee, en términos escolares, no sé si de veras leen o simplemente reproducen lo que ya viene indicado desde el marketing del libro y el autor.

-¿En qué basa la idea de un mundo imaginario sobre el que descansa el nuestro? ¿Cómo imaginó ese imaginario?

-Hay una idea muy actual de la imaginación ligada a los géneros. Como si imaginar fuera pensar en zombies, distopías o fenómenos sobrenaturales. Yo creo que imaginar también siempre es pensar qué hace el vecino de enfrente cuando entra a su casa y cierra la puerta. En ese sentido, creo que en una época de tanta exhibición de la intimidad, pareciera que la imaginación de la intimidad, de lo que literalmente, "no vemos", retrocede bastante. Se confunde imaginación con evasión. La literatura siempre se ocupó de imaginar. Y paradójicamente hoy la crónica u otros géneros documentales yo los veo muy novelados.

-¿Cuál es el análisis que hace de la repercusión que tuvo “Caminantes”, su anterior libro dedicado al ensayo? ¿Es correcto pensar que amplió el campo de lectores para que el había sido pensado?

-Es un libro menos mío que de la literatura, en el sentido de que la caminata es un tema infinito. Creo que la mayoría entra al libro por el tema y después se topan con el estilo. Pero también me dicen que el estilo en ese libro va bien con el tema. Y para mí fue mi primer ensayo, y de algún modo fue mi manera de aprender a escribir en ese género.

-¿Cómo ve la literatura argentina? ¿Cree que va hacia una dirección concreta?

-Veo lo mismo que más o menos ocurre en el resto de las literaturas, según el grado de industrialización que tengan. Me parece que se está escindiendo definitivamente una literatura profesionalizada y una literatura que siga respondiendo a un impulso artístico. El problema es que esa separación ocurre en un cambalache, o como decía Leónidas Lamborghini, en la mescolanza. Por eso es clave la lectura, es el único arma con el que contamos.

-Visita Merlo con frecuencia ¿Qué le parece la localidad? ¿Qué respuesta obtuvo de sus lectores?

-La visito desde hace 25 años. Tengo un gran amigo, un hermano de la vida y su familia que viven acá. La visito desde que solo existía el Casino de Dos venados. El lugar, la ciudad me encanta. Uno se levanta y ve esa sierra siempre cuidando o vigilando todo. Ese gran muro, también. Me hice amigo de una pareja de psicoanalistas, Daniel Blanco y Rocío Cabrera Fuchs, que a su vez trabajan con otros amigos psicoanalistas de Córdoba, todos muy lectores, muy capos. 

-¿Tiene decidido continuar radicado en París? ¿Cómo se vincula con Argentina? 

-Sí, tengo la vida de todos los días y el trabajo allá. Mi relación con Argentina supongo que es parecida a la de tantos emigrados, que es como el portal de la otra dimensión siempre abierto. 

-Falta poco para el inicios de los Juegos Olímpicos en París ¿Le llaman la atención?

-Me llaman la atención los juegos y la ciudad estaba preparándose como para una fiesta, pero es el único momento al año en que puedo venir a Argentina, por ahora.

-Publicó un ensayo que se llama “¿Por qué escuchamos a Stevie Wonder?” ¿Pudo responder esa pregunta?

-Jaja, ¿lo escuchamos todavía? Yo lo escucho, menos que antes, porque hice un libro y lo escuché mucho, pero lo escucho y sobre todo lo admiro. Debemos escucharlo porque sus canciones todavía están vivas, todavía nos seduce, nos emociona, nos hace cantar, bailar y pensar.