"Lo que más me conmueve son los niños de mi barrio"
Sandra Gil sufrió violencia, vivió en la calle y hace 15 años fundó un merendero en Villa Mercedes.
Sandra Gil es una vecina muy querida y reconocida en el Eva Perón II por su solidaridad. Nació en San Luis, tuvo una infancia muy dura que la obligó a escapar de su casa cuando era adolescente. Le tocó vivir en la calle con sus hijas y, hace unos 15 años, llegó a Villa Mercedes tras un resguardo judicial por violencia de género. En su barrio fundó el comedor "Mi esperanza" para ayudar a los chicos y gente que más lo necesitan. Su mayor anhelo es poder continuar con su actividad, que se le ha complicado mucho por la crisis económica que atraviesa la provincia.
La mujer de 45 años afirma que sus ganas de ayudar nacieron por su deseo de que los más pequeños no tengan que atravesar las carencias que ella vivió en carne propia. "Yo acá conocí al papá de mi hijo Dylan, a quien le dicen 'Tato'; una excelente persona que me cambió la vida. Ahí recién empezamos a saber lo que era un asado o una Navidad, por ejemplo; siempre nos acostábamos temprano porque no teníamos nada", le contó a El Diario de la República.
Con el apoyo de sus otras hijas Brenda, Patricia, Jenni, Milagros, Dayana, y con 'Tato', comenzaron hace 15 años a ofrecerles torta fritas con mate cocido a los pequeñitos del Eva Perón II. "Ahí empezaron a venir todos los niños y el contacto con mis vecinos, quienes siempre fueron muy buenos conmigo. Yo tuve una infancia dolorosa y veo en la mirada de los chicos el hambre y el dolor que tienen, porque yo lo pasé y mis hijas también", dijo Sandra.
A lo largo de este tiempo la vecina ha hecho de todo: fiestas grandes para el Día del Niño en su barrio, ha regalado huevos de pascuas, ha repartido juguetes para Navidad, ha entregado leche, mercadería, ropa y abrigo para quienes lo necesitaban, y formó parte de la Brigada Solidaria con la que construyeron techos, casas y baños para la gente, entre otras actividades con el único propósito de ayudar a su comunidad, como elaborar pan y chocolate casero para que se lo llevaran durante la pandemia a sus domicilios.
La mujer ahora tiene tres nietos: Ciro, Bruno y Theo. Lo que más quiere es seguir colaborando y poder entregarles una merienda o un plato de comida a los chicos, pero, lamentablemente, con su pensión ya no le alcanza.
Hace unos meses tuvo una grave complicación con su diabetes emocional y estuvo nueve días en coma. Por la impotencia de no poder continuar sus actividades le agarro depresión, y con el apoyo de sus familiares, busca salir adelante.
"A mí me encantaría que hubiera algún supermercado o empresa que nos pudiera apadrinar. Todo lo que yo consiga siempre va a ser para los niños, yo no busco ningún beneficio propio, nunca lo hice. No recibo ninguna ayuda del Gobierno o del Municipio, todo siempre sale de la solidaridad de la gente", expresó la vecina.
El merendero está sobre Doctor Domínguez 1119, o pueden comunicarse al 2657607027 para ofrecer una colaboración.
"Yo respeto y nunca hice diferencias. Acá también hay chicos con problemas de adicciones que necesitan salir adelante y a mí me respetan. Quiero poder seguir con lo que a mí me hace bien, que es ver una sonrisa en los niños de mi barrio", afirmó Sandra.


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