Una caravana de motos, entre la diversión y los ruidos molestos
Mientras los motoqueros se divirtieron a su modo, los vecinos se quejaron porque no pudieron dormir y por la hora de la reunión.
La invasión de motoqueros que vivió San Luis durante el fin de semaana fue vivida con alegría por los fanáticos de la actividad, pero con sorpresa, enojo y desconcierto por aquellos ajenos a los motores, quienes se quejaron por los ruidos y las molestias.
Las altas horas en las que se produjeron la mayor cantidad de actividades fue el principal reclamo de vecinos del centro de San Luis, pero también de Juana Koslay. Las largas filas de motos desfilaron a las dos de la mañana y despertaron a algunos, sobresaltados.
Fueron dos días consecutivos en el que los motores y los vehículos, aparentemente de escapes libres, pasaron por la ciudad en la llamada Caravana de Halloween. Un vecino denunció que en la esquina de Pringles y San Martín, a los ruidos propios de la caravana le sumaron pirotecnia.
Lo que para los amantes de las motos fue una fiesta nocturna, pero para quienes no son tan apasionados de la ceremonia, el hecho de que hayan estado 40 minutos dando vueltas alrededor de la plaza, fue una causal de molestia.
Cuando llamaron a la Policía, les dijeron que era un evento programado que estaba debidamente informado.
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