Como acompañar a nuestros hijos pequeños cuando tienen miedo
Los miedos y terrores nocturnos son esperables en la edad de 2 a 5 años, forman parte del desarrollo evolutivo. Por María Silvina Giandinotto.
Los miedos suceden porque el niño al ir armando su psiquismo se va dando cuenta que:
- no es lo mismo para él una cosa que otra
- empieza a enojarse y lo empiezan a retar
- va aprendiendo que quiere hacer o desea cosas que no están bien para los demás y empieza a sentir que probablemente sea malo
- su pensamiento corto, básico y lineal le hace creer que si hizo o pensó algo “malo” merece un castigo.
- Los ejecutores de esos castigos son, en su fantasía, los monstruos, brujas, supervillanos y zombies… cada niño arma su propio monstruo a partir de lo que ve y lo que imagina.
Los miedos a esta edad se caracterizan por ser muy voluminosos, con personajes con superpoderes, superhéroes y villanos, quienes pueden hacer cosas más sorprendentes que la misma realidad y de lo que pueden hacer sus propios padres.
Los niños expresan sus miedos rara vez a través de la palabra. Lo hacen más bien:
- Jugando
- Dibujando
- A través de su conducta
Si queremos saber cómo está realmente un niño miremos a qué juega, qué dibuja y cómo se comporta.
Si bien los miedos son esperables y son expresados de diversas maneras, cuando un niño tiene más miedo que el esperable para su edad puede:
- muy activos, estar atentos y en vigilia la mayor parte del tiempo, que les cueste dormir, sentarse a comer
- no quieren jugar o interactuar con otros,
- pegar, molestar
- enojados y de mal humor
Necesitan del adulto
- Que les digamos “Yo te entiendo”, sabiendo que los miedos van a pasar, en unos años si es pequeño, si los acompañamos.
- Acompañarlos
- No subestimar cómo se sienten diciendo cosas como “¿por eso te pones así?”, “ya va a pasar”, “tienes que ser valiente”.
- No decirles de manera taxativa que no existe eso a lo que ellos le tienen miedo. Así no podemos acompañarlos. También van a pensar que están equivocados. Podemos decirles que “sabemos que no existen, pero que entendemos que por su edad ellos creen que si”.
- Podemos ayudarlos a armar objetos que los hagan sentir más seguros como una super arma con cartón, un cartel en la habitación que diga “acá no entran monstruos”, un atrapa monstruos, un dibujo de superhéroe que va a combatir a los malos.
Es recomendable no hablar de los miedos ni de problemas en la noche. Se dejan esos temas para el otro día cuando la luz del sol nos acompaña y nos hace sentir más fuertes.
Si no los acompañamos, los miedos se van transformando, y se perpetúan toda la vida, o hasta que los podemos “mirar a la cara” y darnos cuenta que ya no nos asustan tanto. Pero para eso vamos a necesitar ayuda, preferentemente de un profesional, porque con los años es mayor el camino que hay que desandar.
El niño va tomando la fuerza desde afuera. En los primeros años no pueden autorregular y entonces el adulto le aporta confianza y seguridad con su presencia y con objetos que lo representan. Es algo inútil decirle a un niño pequeño que él va a poder porque es valiente o porque es inteligente ya que todavía no cuenta con la fortaleza interna necesaria. Su Yo todavía es muy frágil. De apoco va a ir haciendo propios los recursos que les damos y va a ir sintiendo que puede.
Los miedos no se pasan si el niño no puede expresarlo. Quedan guardados en nuestro interior para siempre, hasta que podamos hablar de ellos.
A veces esos miedos no resueltos de chicos se trasladan a otras cosas, por ejemplo, a los payasos, a salir a la calle, claustrofobia, globos, palomas, médicos, etc.
Maria Silvina Giandinotto
Lic. Psicología
Orientación a padres
Inst. Lic.mariasilvinagiandinotto


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