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La notificación temprana de la rabia paresiante es clave

Indican que denunciarla inmediatamente le permite al Senasa implementar medidas sanitarias para contener la situación y achicar al mínimo su impacto.

Por redacción
| 09 de mayo de 2021
Aseguran que San Luis es una de las provincias en las que se produce esta variante antigénica III de la rabia paresiante. Foto: Senasa.

La notificación o denuncia inmediata de cualquier sospecha de rabia paresiante por parte de productores, veterinarios y población en general es fundamental para que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) adopte las medidas de control necesarias para reducir su impacto y evitar su dispersión.

 

La rabia es una zoonosis (se transmite de los animales a las personas) de origen viral, que afecta al sistema nervioso central de todos los mamíferos, inclusive a las personas, y su desenlace es siempre fatal. San Luis la ha sufrido en varios campos del norte en los últimos dos años, aunque reaccionó rápido y redujo el impacto en los rodeos bovinos.

 

La enfermedad es de distribución mundial y el virus que la produce, es poco resistente en el ambiente y sensible a la mayoría de los antisépticos. Tanto en animales como en humanos, se trata de una enfermedad inmunoprevenible (mediante vacunación) y es precisamente esta acción, junto con las medidas de vigilancia, control y diagnóstico temprano, la principal herramienta de control.

 

En Argentina y en América solo se encuentra presente el virus rábico clásico, en sus diferentes variantes antigénicas, según el mamífero que actúe como reservorio para alojarlo. Si bien existen diferentes variantes, las más popularmente difundidas son las variantes l y ll, que principalmente afectan a cánidos terrestres (perros, zorros, lobos, entre otros) y poseen un ciclo de transmisión urbano y rural; la variante IV, que se presenta en murciélagos insectívoros, y la variante lll, que afecta al murciélago hematófago (se alimenta de sangre) o vampiro común Desmodus rotundus. Posee un ciclo de transmisión aéreo rural y cuando muerde al ganado produce la enfermedad conocida como rabia paresiante, por su efecto paralizante.

 

En Argentina, la presentación de la variante antigénica III se ve ligada a la distribución en el territorio de Desmodus rotundus, especie que actúa como vector del virus, es decir, puede alojarlo y transmitirlo a otros mamíferos.

 

Las provincias donde el virus que produce la rabia paresiante está presente de manera endémica son Misiones, Chaco, Formosa, Corrientes, Santiago del Estero y parte de las provincias de Entre Ríos, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y Tucumán.

 

Si bien el ganado no trasmite el virus rábico directamente a las personas, estas pueden contraer la enfermedad al realizar prácticas sobre animales infectados, actuando de esta manera como huéspedes accidentales. Los primeros signos clínicos que se observan en animales infectados con rabia paresiante consisten en: inquietud, falta de apetito, tendencia a aislarse y frecuentes vocalizaciones con un tono de voz diferente al habitual. Luego se observa depresión, deshidratación, dificultad postural y ambulatoria.

 

La rabia paresiante es una enfermedad de denuncia obligatoria, por lo que, tanto veterinarios oficiales como privados, productores y particulares, deben dar aviso inmediato al Senasa.

 

 

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