Eran casi mil máquinas: motoqueros tuvieron su fiesta en Merlo

Durante dos días, la Villa de Merlo se pobló lentamente de singulares personajes vestidos de negro, con cascos de las más diversas formas y estilos, montados en gigantescas motos que no pararon de bramar en las calles del tercer microclima del mundo.

Más de 900 motos se acreditaron para participar del encuentro al que llegaron de varios puntos del país para decirle sí a la convocatoria de los motoqueros merlinos. La cita fue para la inauguración del monumento al motociclista argentino enclavado en uno de los accesos a la Villa. Pero también para excursiones a El Filo y a Bajo de Véliz y una etapa del rally de autos antiguos.

Las actividades de la "Reunión del motociclista argentino" comenzaron a la mañana con la primera fecha del rally de regularidad de autos antiguos que largó frente a la plaza Sobremonte y finalizó frente al casino en la Avenida del Sol.

Autoridades municipales elogiaron la masiva presencia de turistas y motoqueros que permiten reactivar la región y dar un impulso económico.

Llegaron conductores de Entre Ríos, Buenos Aires, CABA, La Rioja, Mar del Plata, La Plata, San Luis (Los Correcaminos, Blue Motors y Pordioseros del Asfalto) Villa Mercedes, La Rioja, Rosario, Santa Fe, San Juan y Mendoza. Los recibieron los anfitriones de Merlo (Señores Moteros y Cráneos de Metal). Fueron cientos que recorrieron miles de kilómetros poniéndole el pecho a las inclemencias del tiempo para no perder una ceremonia que implícitamente le rendía un homenaje cargado de mística, historia y constancia a todos los motoqueros del país.

La idea nació en una oportunidad en la que encontraron tirada en la calle una vieja moto Gilera modelo 1950. Allí mismo empezaron a soñar y pergeñar el viejo plan de hacer un monumento a los moteros. Así sumaron a las cámaras de Comercio y Hotelería y también al Concejo Deliberante.

En la rotonda principal y en medio de mucha algarabía, bocinazos y aceleradas a fondo hubo palabras oficiales del secretario de Turismo y Deportes de la Municipalidad merlina. Inmediatamente después descubrieron el monumento, una obra de la diseñadora y escultora Andrea Amaya en la que aprovecharon la vieja moto Gilera modelo 1950. A ella le agregaron la figura de un motociclista saludando con su mano izquierda en alto. El monumento cuenta con un plaquetario para colocar recordatorios alusivos a la actividad.

En la tarde de homenajes, llegaron los reconocimientos y la entrega de medallas y pergaminos para todos quienes hicieron posible la organización. Fue muy marcada la labor de los grupos de motoqueros locales, situación que llegó a su momento cúlmine cuando muchos de ellos derramaron lágrimas al ser reconocidos y homenajeados por autoridades locales.

El lugar pareció explotar cuando se entonaron las estrofas del Himno Nacional interpretado por una destacada saxofonista lugareña. La alegría y el regocijo se hicieron espontáneos y miles de manos con pañuelos blancos se alzaron como sinónimo de agradecimiento al acto de quienes a cara limpia desafían el peligro y las distancias al subirse a una moto, cualquiera sea su potencia, y comenzar a desandar kilómetros y kilómetros, muchas veces en la más absoluta soledad.

Se realizó luego la excursión por el Filo (límite entre San Luis y Córdoba, a 2.200 metros de altura). Muchas de las motos de mayor cilindrada optaron por no subir a semejante altura donde aún quedaban vestigios de la última nevada.

El domingo hubo una excursión a Bajo de Véliz donde los motociclistas se interiorizaron de detalles arqueológicos.

Redacción/MGE