Cierres de fin de año: se despide el ciclo "Debut y despedida"

Los juegos de coincidencias a los que suele aferrarse el destino (y hace dos años la pandemia de COVID) le jugaron una broma de mal gusto a Alejandro Moretti, ideólogo y realizador del ocurrente ciclo "Debut y despedida". El resultado positivo del test le impidió al cantante y compositor estar justo en la fecha final de la seguidilla de conciertos.

Hace un mes, el músico materializó una idea que tenía como génesis las canciones y el humor, dos condimentos que marcaron su carrera. La presentación de grupos vocales —con mínima instrumentación— que debutaban la misma noche en que se despedían prometía una dosis de buenas canciones con la inusual propuesta del coro como estandarte.

Para cada banda, Moretti eligió un nombre con algo de chispa (Pánico Mecánico, Nervio Asiático, Domingos y Feriados), compuso jingles que quedarán en la memoria que genera el olvido y convocó a cantantes que le dieron su color a lo efímero de cada agrupación. Durante todos los jueves de diciembre, los grupos se presentaron con el agridulce sabor de la primera y la última vez.

En una continuidad de la extensa broma, la función final —de esta semana— se adelantó al miércoles para hacerla coincidir con el claro sentimiento del Día de los Inocentes. La banda que animó la despedida definitiva fue Matar a Pastochi, y ante la ausencia de su líder, director y arreglador —quien siguió las instancias del show por una videollamada—, el resto de los integrantes alternaron la comunicación con el público.

En rigor, durante el ciclo hubo formaciones que repitieron componentes (Romina Alias, Diego González, Emiliano Leyac, Luz Tobares fueron de los más asistentes) y algunas canciones que se escucharon todas las noches.

El repertorio sirvió como una declaración de principios sobre los gustos estéticos de los miembros de las bandas. Con mucha participación de la música popular uruguaya (Fernando Cabrera fue traído con su imprescindible "El tiempo está después" y Alejandro Balbis con "El lugar"), por momentos, las formaciones sonaron lo más parecido a una murga montevideana que se puede escuchar en San Luis.

También, durante todo el ciclo hubo versiones de himnos continentales como "Amapola", de Juan Luis Guerra, y "Caraluna", de "Bacilos"; homenajes a solistas nacionales como el inolvidable Gabo Ferro con "Soy todo lo que recuerdo"; el ascendente Lisandro Aristimuño con "Canción de amor" y "No voy a ser yo", de Kevin Johansen.

Para completar el panorama argentino, los próceres se fueron incorporando a medida que avanzaron los jueves y León Gieco fue puesto en las voces puntanas con "Pensar en nada" y Fito Páez en tonos femeninos con "Fue amor".

Entre las rarezas que le dieron una tónica especial a las jornadas se sumaron "Siento", de Sin Bandera, una conjunción de "Twist y gritos" y "La bamba"; "Cortocircuito", de "Mr. Kilombo" y "Perfecta", de Miranda!, más "Universo paralelo", el momento en que se empieza a producir el desmadre, según el anuncio de los propios integrantes.

La buena calidad de los espectáculos, el intenso trabajo de voces y, una vez más, la elección del repertorio, fueron algunos elementos que hicieron que quienes asistieron a una o a varias o a todas las fechas del ciclo se lamenten por el espíritu mismo de la iniciativa: la imposibilidad de escucharlos de nuevo.