Miriam y Alberto sellaron su amor después de 25 años de noviazgo

El primer día de abril no pasó desapercibido para Miriam Azcárate y Alberto Castillo porque decidieron sellar su amor y convertirse en marido y mujer luego de 25 años de noviazgo. Ella tiene 61 años, él ya va por los 63 y después de mucho tiempo cumplieron su sueño de casarse, tanto por civil como por iglesia.

Se conocieron en la casa de una tía de ella, donde inició una amistad y tras mateadas, cenas y eventos sociales decidieron comenzar un camino juntos. Miriam nunca se había casado, tiene dos hijos de una pareja anterior y dos nietos. Alberto se divorció de su primera esposa, con quien también tiene hijos. "Nos elegimos todos los días, es un gran deseo el que teníamos de casarnos, pasa que muchas veces hubo que postergarlo por distintas razones, por la economía, por la pandemia y así pasó el tiempo, pero lo logramos", contó el hombre.

El flamante matrimonio no tiene hijos en común, pero con los años de convivencia lograron ser una gran familia ensamblada. "Nuestros hijos y todos nuestros allegados siempre nos acompañaron en cada decisión que tomamos. Todos sabían que mi sueño era casarme con el hombre que amo y por eso comparten nuestra felicidad", aseguró la mujer.

El 15 de noviembre de este año cumplirán 26 años juntos, pero para no olvidarse de ningún detalle, la esposa escribe en un cuaderno las fechas y acontecimientos importantes. Y así van plasmando por escrito su gran historia de amor.

"Recuerdo que cuando la vi lo que más me atrajo de ella fue su corazón. Es una mujer íntegra, noble, de mucho carisma, es muy humana y eso me encanta", describió Castillo.

Ella asegura que lo que más le gustó de él fue su personalidad. "Es una excelente persona, es humilde, cariñoso, respetuoso, buen amigo, compañero, son muchas las cualidades que puedo destacar. Estoy convencida de que tengo a un gran hombre al lado", dijo Azcárate.

Ambos coincidieron en que no todo ha sido color de rosa durante este tiempo. "Hemos pasado por muchas adversidades, pero siempre apostamos a nuestros sentimientos y cada día lo reafirmamos al despertarnos y seguir eligiéndonos para caminar juntos este trayecto que nos queda. Siempre nos apoyamos en todo, hablamos mucho", contó Alberto.

Los novios sostuvieron que no creen que la relación cambie, pero que para ellos fue muy importante unirse legalmente y ante los ojos de Dios. A la noche tuvieron la ceremonia religiosa en la iglesia San Roque, en la zona Estación de la ciudad, y posteriormente festejaron junto a su entorno más cercano.

"No pensamos en una fiesta súper grande, pero sí en que estén todos los que nosotros amamos y los que nos acompañan desde el primer día. Ahora seguimos para adelante, como siempre, pero sabiendo que tenemos el acta y la bendición de nuestra relación", remarcó Miriam.

El casamiento civil fue en el salón azul "Eduardo Costanzo" de la Municipalidad, con la presencia de los testigos y familiares; y para cerrar la celebración en el interior lo hicieron con un choque de codos. Pero en la escalinata del edificio, mientras los invitados arrojaron el tradicional arroz y al grito de "¡Vivan los novios!", se besaron y se tomaron fotografías con los presentes. "Es un día que no vamos a olvidar jamás", aseguraron.