14°SAN LUIS - Miércoles 24 de Abril de 2024

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Atracón televisivo: el ultraprocesado argentino

¿De dónde viene el deseo extremo a estar delgado y por qué es una patología que afecta a las mujeres en un 90 por ciento? Los mandatos sobre cómo debe lucir el cuerpo parecen estar implícitos en los productos culturales y siempre a la moda.

Por redacción
| 10 de julio de 2022

Mía Colucci se para frente a un espejo mientras hace ejercicio, toca su abdomen plano y, casi a los gritos, asegura que le salió un “rollo”. “¿Por qué esto me tiene que pasar a mí?”, lamenta porque lo peor que le puede pasar a una mujer es tener celulitis y grasa localizada. Tres años después, Floricienta se entera de que está embarazada, otra vez se pone delante del espejo que le muestra su cuerpo, pero con varias tallas más de la que realmente posee; está convencida de que el Conde, su pareja, no la va a amar más porque está “gorda”. Entre 2007 y 2010 Eugenia “La China” Suárez fue una de las protagonistas de “Casi Ángeles”, en una entrevista la joven contó que estaba comiendo un sándwich en la cafetería del canal cuando alguien de la producción se acercó a decirle que estaba excedida de peso. 

 

Delante de todas estas escenas televisadas había una niña o una preadolescente que aprendía canciones como “Flaca, flaca”, de “Jugate conmigo”, o que no había que ser como Felicitas (Rebelde Way) o Sofía (Floricienta), ambas interpretadas por Ángeles Balbiani. Los personajes eran prácticamente iguales: “la gordita” del grupo de la que nadie quería ser amigo, todos le hacían bullying y, eventualmente, cuando algún hombre o adolescente se enamoraba de ella lo mantenía en silencio, porque le daba vergüenza.

 

¿Qué tienen estas producciones en común? Siempre son las mujeres las gordas o quienes están preocupadas por su peso, nunca los hombres; y el espejo muestra, y define, cómo se las ve y, por asociación directa, cómo son como personas. El otro hilo conductor es Cris Morena, la productora del contenido que consumen los niños y niñas en Argentina desde 1991 y la misma mujer que le dijo a Jey Mammón, hace tan solo un año, que podría conducir el reboot de “Jugate conmigo” solo si bajaba un poco de peso. “Siempre tan esteta”, respondió el conductor y planteó una palabra clave para comprender los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA): la estética.

 

“Cuando hablamos de estereotipos corporales, nos referimos a repertorios culturales que se dan en el consumo de los medios masivos, las redes sociales y demás. Todo lo que circula ahí son discursos que lo que hacen es inscribirse en nuestro cuerpos como mandatos sobre cómo debemos ser físicamente para ser vistos de manera positiva. Las corporalidades que no son delgadas están marcadas como aquello que está mal, nos encontramos en una sociedad que claramente le va a poner un énfasis a la delgadez como criterio de éxito y los medios masivos refuerzan eso”, reflexionó Lux Moreno, activista gorda y escritora.

 

Según un informe realizado por la fundación La Casita, Argentina es el segundo país con mayor cantidad de casos de TCA en el mundo, después de Japón. Además, la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba) diagnosticó que entre un 10 y un 15 por ciento de los argentinos padece algún trastorno en su alimentación.

 

“Todo el mundo quiere ser delgado porque piensa que se va a ver mejor, que así le entrará más la ropa o que tendrá un mejor novio. Eso tiene que ponerse en cuestionamiento, no podemos exponer a una niña vulnerable a esos mensajes. En algunos casos se pueden evitar de esta manera los TCA, quitando a la delgadez como signo de belleza y triunfo”, reflexionó Rosa Labanca, médica nutricionista universitaria y miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (Saota).

 

Quienes padecen de TCA en un 90 por ciento son mujeres y hay dos causas o génesis: en el 40 por ciento de los casos se debe a una predisposición genética, mientras que el otro 60 por ciento es social, así lo informó a Tinta Violeta Mabel Bello, psiquiatra, consultora médica integrante de la Academia de Patología Alimentaria, con sede en Estados Unidos, miembro del Consejo Europeo de Patología Alimentaria y fundadora de Aluba.

 

Mientras que la anorexia nerviosa tiene que ver más con los factores predisponentes; aquellos síndromes restrictivos en los que la persona evita los alimentos están más relacionados a los ámbitos y la demanda social. Por otro lado, la bulimia nerviosa está asociada a la baja autoestima y la depresión y, finalmente, está el “cheat meal”, una patología del atracón asociada a la obesidad porque, a diferencia de otros TCA, no tiene conducta compensatoria por lo que lleva a la obesidad. La persona ingiere en un corto período de tiempo una gran cantidad de ingesta compuesta, principalmente, por alimentos ultraprocesados y con altos niveles calóricos.

 

“Estos pacientes requieren un tratamiento interdisciplinario, no es una simple obesidad o delgadez, sino que son patologías que necesitan ayuda psicológica, psiquiátrica y familiar”, explicó Labanca.

 

 

La historia de los cuerpos

 

Desde la prehistoria hasta el siglo XVII las mujeres consideradas “bellas” eran aquellas de cuerpo redondo con forma de pera y pechos grandes. Incluso las piezas artísticas mostraban modelos curvilíneas y voluptuosas, ya que se consideraba a este tipo de cuerpos como los más prósperos a la hora de la concepción. “Históricamente la mujer siempre se sacrificó en pos de la belleza, en cualquier cultura es sinónimo de lo hermoso y el hombre de la fuerza”, expresó Bello.

 

Hasta el siglo XX el uso del corsé era primordial en cualquier vestuario como una pieza clave para lograr una imagen de reloj de arena, que luego volvería a predominar en 2010 con las famosas fajas utilizadas por las hermanas Kardashian.

 

Para 1920 la concepción del cuerpo de las mujeres cambiaría rotundamente, luego de la Primera Guerra Mundial, y ante la gran hambruna y desnutrición generalizada que se amplió con la crisis del 29, apareció un nuevo estilo de vida de mujeres jóvenes y delgadas ya sin corsé y que usaban faldas cortas.

 

El estereotipo de cuerpo de contextura pequeña no hizo más que acrecentarse para el final de la Segunda Guerra Mundial con figuras como Coco Chanel y Christian Dior. En los 60 apareció la primera supermodelo, Lesley Lawson, más conocida como Twiggy. Era extremadamente delgada y andrógina. Con ella nacerá el concepto de “la eterna juventud” como ideal de moda.

 

En 1985 Bello fundó Aluba, fue el primer centro del país en tratar exclusivamente los TCA. Para ese momento la consultora médica trabajaba como jefa de psiquiatría en el Departamento de Gastroenterología de un hospital de Buenos Aires. “Les hacían un montón de análisis y no les encontraban nada; fue ahí cuando nos dimos cuenta de que no había tratamientos en el país, entonces creamos Aluba”, recordó.

 

En los 90 la OMS asoció la anorexia nerviosa con la tasa más alta de mortalidad entre todos los trastornos mentales. Para esa fecha Aluba llegó a atender hasta mil pacientes en un solo grupo, la mayoría mujeres. En los 2000 la delgadez era celebrada, alentada en todo el mundo y apoyada por la industria de la moda a la que le resultaba más económico y práctico presentar sus prendas en cuerpos rectos y planos.

 

Por fortuna, hacia 2010 llegaron las Kardashian y cinco años después se impusieron las modelos plus size. “En los últimos años aparecieron, a nivel mundial, modelos que ya no son extremadamente delgadas, si bien este último rasgo sigue predominando, eso ayuda mucho porque con el tiempo se va transmitiendo al aparato psíquico de las personas y fomenta una difusión saludable del normopeso”, resaltó Labanca.

 

Sin embargo, Aluba todavía recibe un gran número de pacientes diariamente y Argentina aún se encuentra en el podio de los países con más TCA; aunque según explicó Bello la adolescencia es una etapa en la que son frecuentes este tipo de trastornos en las mujeres, debido al desarrollo hormonal, que produce un aumento temporal de peso, la parte social y del medio ambiente sigue siendo un factor demasiado hostil para las jóvenes. El problema no es cuál cuerpo se considera ideal, sino que ninguno de ellos debería ser mejor o más bello que otro.

 

“Creo que ni siquiera podría decirse que es la adolescencia el problema, sino que la cultura celebra la delgadez y castiga la gordura desde el momento cero. Estamos todo el tiempo teniendo que cumplir con ciertos estándares corporales y los productos televisivos son parte de la construcción corporal en una cultura profundamente gordofóbica”, razonó Lux sobre la televisión, el verdadero alimento ultraprocesado que consumen las argentinas.

 

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