Para producir más carne, hay que faenar animales más pesados

El stock vacuno, según estadísticas del Senasa, cayó en unos 100.000 animales al cierre de 2021. Fue el tercer año consecutivo de baja, aunque claramente la magnitud del retroceso resultó mucho más moderada si se la compara con los dos años previos, cuando la retracción fue de 550 mil y 950 mil animales en 2019 y 2020, respectivamente.

La variación anual se da por la cantidad de ingresos menos los egresos. En el caso del stock ganadero, los ingresos son los terneros nacidos, mientras que en los egresos suman la mortandad natural y sobre todo la faena.

Es importante remarcar que el nivel de faena se contrajo en un millón de cabezas en 2021, por lo tanto la variación neta del stock —sin considerar el efecto de la menor faena— resulta en una caída de más de 1,1 millón de animales, la mayor que se haya registrado desde la liquidación del período 2008-2010.

La tasa de extracción el año pasado fue del 24,2%, es decir que se faenaron 12,96 millones de cabezas de un stock inicial de 53,52 millones, generando una mínima variación. Esto marca que la tasa de extracción de equilibrio —bajo el actual perfil productivo— se ubica en torno al 24%, por lo que este año la faena debería ser de unas 13 millones de cabezas. En términos de oferta total de carne, una faena inferior a los 13 millones de animales implica una producción anual de menos de 3 millones de toneladas equivalente res con hueso.

El peso promedio nacional de la res en 2021 fue de 230 kilos. Si bien se registró un incremento de 4 kilos con respecto a 2020, el peso medio no ha variado significativamente en los últimos diez años. En efecto, en los dos únicos períodos donde alcanzó los 230 kilos, se observó una caída significativa en la proporción de hembras en la faena, por lo que el incremento de este indicador se debió más a una cuestión de composición por categoría que a un mayor peso de terminación de los animales en engorde, que es algo que lograron los principales países productores de carne vacuna.

Por tanto, convivir con la actual tasa de extracción de corte a fin de evitar la erosión del stock requiere de un crecimiento sostenible en la producción vía aumento de peso de faena por mayor cantidad de kilos logrados por animal en engorde. Un aumento de 10 kilos en el peso medio de la res —manteniendo sin cambios la faena— aportaría unas 130 mil toneladas de carne adicionales, lo que permitiría al menos recuperar el nivel de producción de 2019/2020.

Pero un aumento significativo en el peso medio a faena se logra de dos maneras: intensificando los procesos de engorde o con mayores plazos. La mayor intensificación vía alimentación a grano hoy se encuentra limitada por el alto costo del maíz. Los encierres cada vez son más cortos y reservados para la etapa final de terminación. Y seguirá siendo así en los próximos años, porque el precio de los granos no va a ceder.

Por tanto, un engorde con mayor participación de pasto requerirá procesos más largos, lo que genera baches de oferta durante la fase de crecimiento.

En conclusión, se debe trabajar paralelamente en dos ejes. Por un lado, en aumentar la producción de carne por animal enviado a faena, pero también en incrementar la producción de terneros para elevar la tasa de extracción de equilibrio, que hoy limita la faena a unos 13 millones de animales.

Se requiere no solo aumentar la cantidad de vientres en stock, también elevar la eficiencia reproductiva de esos vientres. Es clave el trabajo a largo plazo y un contexto de menor intervención y más previsibilidad.

Redacción/Bolsa de Comercio de Rosario