Para los jueces, el femicidio de Galdeano fue algo "previsto y querido" por Solalinde

Los jueces que hace dos semanas sentenciaron a prisión perpetua a Juan Carlos Solalinde por matar a tiros a su expareja Johana Galdeano comunicaron los fundamentos que sustentan su fallo. En una resolución de casi 280 páginas, los magistrados concluyeron que el exgremialista agredió, humilló y hasta acosó con un GPS a la víctima, a quien mantuvo sometida con violencia física, verbal y emocional.

Manifestaron que el acto de asesinarla el 26 de mayo de 2021 fue deliberado y ya lo tenía planeado, a tal punto que modificó la escena del crimen y "plantó" un cuchillo en la mano de la mujer, cuando ya estaba muerta, para simular que la agresora había sido ella.

En su resolución, los jueces Daniela Estrada, Mauro D'Agata Henríquez y Sebastián Cadelago Filippi sostuvieron que "ha quedado acreditado el excesivo poder y control que Solalinde ejercía sobre Galdeano, no solo con violencia física, sino también emocional y psicológica para mantenerla en una posición de subordinación y sumisión".

Refirieron que de las declaraciones de los testigos durante el juicio por femicidio surgió que el exsindicalista "había alejado a la víctima de sus amistades, la agredía física y psicológicamente, la insultaba, golpeaba a los hombres que la miraban o se acercaban, intimidaba con un arma de fuego". A eso se sumó -señalaron- el hecho de que el exsecretario de la Uocra (Unión Obrera de Construcción de la República Argentina) había instalado un sistema de GPS en el auto, Honda Civic, de la mujer, para "saber su ubicación exacta mediante un sistema de seguimiento".

Explicaron que el hombre quería conocer la ubicación precisa de la joven cuando no estaba con él, porque tenía "una necesidad extrema de controlar la vida de Galdeano".

En ese círculo vicioso se configuró un vínculo de desvalorización, sufrimiento, aislamiento y dominación de Solalinde hacia la madre de su hijo más pequeño. "Se patentizó una relación asimétrica entre ellos, donde Galdeano se encontraba subordinada a su voluntad y determinación bajo un manto de humillaciones, agresiones y sometimiento que no dejan lugar a dudas de que fue víctima de violencia de género", remarcaron.

"La conducta realizada por el acusado se condice con las acciones típicas tendientes a lograr un resultado, previsto y querido", afirmaron. En ese punto, el tribunal manifestó que la teoría de los abogados de Solalinde, sobre que él solo se defendió de un ataque de la mujer, no tiene sustento probatorio porque no existió una agresión legítima de parte de la víctima, dado que el cuchillo que le hallaron en la mano fue parte de una "escena montada" por el femicida.